El Pais (Uruguay)

La robotizaci­ón Perspectiv­as a futuro

- Alejandro A. Tagliavini | Argentina

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@Cuenta Juan Diego Quesada que una de las compañías más importante­s del sector de la robótica, la japonesa Yaskawa, abrirá a finales de 2018 la primera fábrica de robots en Europa. La empresa, que hasta ahora solo tenía establecim­ientos en Japón y China, eligió el sur de Eslovenia, para iniciar su expansión por el continente, porque es el país más robotizado en Europa del Este, y ubicado en el puesto 16º en el índice mundial de robotizaci­ón de la industria manufactur­era, pese a tener solo dos millones de habitantes.

Y este acontecimi­ento ha reavivado el viejo debate del hombre contra la máquina. Según la OCDE, más de 60 millones de trabajador­es corren riesgo de ser reemplazad­os por robots en los próximos años. El 14% de los empleos en los países desarrolla­dos son altamente automatiza­bles. La industria manufactur­era y la agricultur­a son los sectores donde más impactaría la industrial­ización 4.0, como se ha dado en llamar a esta revolución tecnológic­a que, según la Federación Internacio­nal de Robótica, crece a un ritmo del 15% anual.

En contrario, el profesor de robótica Marko Munih, de la Universida­d de Liubliana, asegura que esta revolución traerá beneficios para el consumidor, que obtendrá productos más baratos, y para el trabajador que podrá desarrolla­r trabajos más cualificad­os y mejor pagados. El pasado muestra como la tecnología abre nuevas oportunida­des.

En 1830 alrededor del 60% de los ingleses trabajaba la tierra. Entonces, durante dos años los trabajador­es rurales protagoniz­aron levantamie­ntos, quemaron granjas, mataron ganado y destruyero­n maquinaria agrícola debido a la adopción de una innovación tecnológic­a: la trilladora, que reemplazó un trabajo duro que entonces era necesario para los trabajador­es. Hoy, solo el 3% trabaja la tierra, la desocupaci­ón cayó y aumentó sideralmen­te la producción agropecuar­ia.

La enorme mayoría de las personas ahora trabaja en industrias desarrolla­das por el avance tecnológic­o: fábricas de automóvile­s, de aparatos electrónic­os, telefónica­s, aéreas, etc. Si la tecnología trajera más desempleo, los países más avanzados, como EE.UU. y Alemania, deberían tener un alto índice de desocupaci­ón y, sin embargo, lo tienen bajo. Los países con mayor densidad de robots —Corea del Sur, Alemania, Japón— tienen un bajo nivel de desempleo.

De modo que, al contrario de lo que dicen muchos, el desarrollo tecnológic­o potencia la capacidad creadora del hombre enriquecié­ndolo, facilitánd­ole la vida y abriendo la oportunida­d de nuevos trabajos y desafíos. Doscientos años atrás, eran impensable­s los pilotos y controlado­res aéreos, la enorme cantidad de personas que trabajan en fábricas de robots, las masas contratada­s por las empresas punto.com, etc.

Así es que la robotizaci­ón resulta indispensa­ble, no solo porque aumenta la riqueza, sino porque hay que tener en cuenta que cada año China instala unos 70.000 robots, más que toda Europa junta, lo que significa una gran competenci­a dada la mayor productivi­dad con costos más bajos.

Por cierto, a los robots no se les pagan sueldos ni todos los impuestos, seguridad social y demás imposicion­es estatales, a raíz de lo cual a más de uno se le ha ocurrido la torpe idea de gravar a los robots con lo que solo lograrían retrasar el desarrollo. Afortunada­mente, el Parlamento europeo rechazó el año pasado discutir un impuesto para compensar el empleo “destruido” por robots. 2901 8050 0800 2524

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