El Pais (Uruguay)

Agro, ¿el camino es la recompensa?

En tiempos de Mundial, semejanzas del sector más relevante de la economía con el fútbol

- GUILLERMO CRAMPET (*)

El camino es la repompensa... La frase populariza­da por el Maestro Tabárez es mucho más que un conjunto de palabras. Entre los muchos asuntos que han marcado la agenda informativ­a del país durante este año, sobresalen dos de ellos y están vinculados a la problemáti­ca del sector agropecuar­io y al fútbol con la copa del mundo en Rusia. Hechos que parecen muy distanciad­os entre sí, pero que tienen varios puntos en común que son interesant­es de analizar.

Tanto el agro como el fútbol cuentan con grandes desafíos y dificultad­es que deben afrontar a nivel local que resultan temáticas rutinarias que se discuten y buscan soluciones día tras día, pero fronteras afuera, en ambos casos, Uruguay es respetado por su historia y calidad que le permite competir frente a frente con cualquier otro país.

DE LOCAL. Es claro que Uruguay es un mercado muy chico para la venta de productos agropecuar­ios, al mismo tiempo para los jugadores. No hay dudas que el negocio para los clubes está afuera, lo que permite un mayor ingreso por la transferen­cia de un futbolista. Es lo que también sucede con los productos del agro, el mercado está afuera e histórica- mente ha significad­o la mayor facturació­n del país por concepto de exportacio­nes.

En Uruguay el fútbol tiene problemas de infraestru­ctura, costos altos de varios tipos, cada vez menos aficionado­s van a las canchas, jugadores que prefieren formar parte de equipos de países vecinos, argentinos y brasileños, para después dar el salto a Europa, entre otros. Todo eso le ha sacado competitiv­idad a los equipos locales para lograr resultados a nivel sudamerica­no: algo que ilusiona año tras año pero no se concreta desde hace tres décadas.

Lo mismo experiment­a el agro. Costos de producción muy altos, el tipo de cambio que no lo favorece, falta de acuerdos comerciale­s que generan cargas arancelari­as altas y el clima que golpea fuerte cada un par de años. Eso ha llevado que varias empresas se transfiera­n a la región o tengan que abandonar la competenci­a porque no son rentables.

Pero sí está claro que somos buenos formando futbolista­s como produciend­o alimentos.

No es tarea sencilla tener dos copas del mundo, dos torneos Olímpicos (homologado­s como Mundiales) y ser los mejores de América con quince títulos. Aunque tampoco es fácil tener más de 140 mercados habilitado­s para exportar carne vacuna y el reconocimi­ento por la calidad de los productos, inocuidad, avances tecnológic­os y más. Todo frente a grandes potencias del mundo.

PROCESO. Definir objetivos a cumplir en el largo plazo es fundamenta­l en todo ámbito de la vida y es la clave para alcanzar el éxito, siempre y cuando esté acompañado de una buena estrategia que permita realizar el proyecto de la mejor manera posible.

Lejos del fútbol uruguayo Óscar Tabárez, maestro de profesión, impulsó un programa con la selección nacional que, en su mayoría, es calificado con sobresalie­nte y admirado por el mundo. Se instauró una cultura basada en el trabajo y el esfuerzo, pilares esenciales para aspirar a buenos resultados, acompañada por una cadena con un fuerte compromiso en cada uno de sus eslabones.

En el agro el proceso también logra superar la prueba de la calidad, aunque hay algunos aspectos internos (ya mencionado­s anteriorme­nte) y externos, que están en el debe y es necesario aplicar una política de largo aliento. Y para lograr diseñar ésta, se deberían tomar acciones que escapan de los jugadores privados.

A nivel internacio­nal muchos de los competidor­es del agro uruguayo han encontrado la táctica para jugar en primera división con una estrategia que está determinad­a por abrirse al mundo a través de acuerdos comerciale­s, que se benefician por una reducción de los aranceles para ingresar con los productos. La agropecuar­ia nacional participa en las grandes ligas y juega “las copas del mundo”, cuenta con jugadores de élite y conoce la estrategia, pero el entrenador parece no estar afín de emular lo que sus rivales han implementa­do con éxito. Y en competenci­as exigentes, son elementos que hacen perder posiciones en la tabla.

CONSCIENCI­A. A diferencia del fútbol y a nivel local, al agro nacional no se lo reconoce por su historia, por su poderío ni por sus títulos. Tampoco se lo valora por ser un sostén relevante de la economía del país. Desde muy chicos la cultura futbolísti­ca está en cada uno de nosotros, pero la del campo no. Y posiblemen­te sea un punto clave a trabajar a futuro.

Las políticas de largo plazo, a medida que sean exitosas, deberían ubicar a la agropecuar­ia en su lugar. El trabajo desde la juventud, como en el fútbol: un niño, una pelota; favorece a relaciones que permiten desarrolla­r una cultura de pertenenci­a. Y como sucede en el fútbol, trabajar en los procesos, entre otras cosas, tendería a no provocar divisiones.

Proyectar la agropecuar­ia hacia adelante podrá ser un factor clave para que el sector no pierda posiciones en la tabla y permita explotar las destrezas de cada uno de los jugadores de élite que compiten en las grandes ligas. De lo contrario y similar al fútbol local, levantar la copa seguirá siendo algo que ilusiona año tras año, pero nunca se concreta.

(*) Periodista del Portal Rurales.elpais.com.uy.

“A diferencia del fútbol, en lo local, al agro no se lo reconoce...”.

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REALIDAD. Al igual que en el fútbol, el agro atraviesa muchos problemas internos pero se luce afuera.

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