El Pais (Uruguay)

“La música tiene una bohemia hermosa”

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GGG se manifiesta artísticam­ente está muy abierto, muy vulnerable. El actor padece temores que nadie que no haya transitado por esa profesión puede imaginar. Entonces, creo que los humores y las emocionali­dades están muy a flor de piel. En ese camino, el maltrato es algo frecuente. Yo lo he padecido muchas veces. Y no por eso he juzgado a la persona como mala persona.

—En el ámbito actoral ese es un tema muy delicado.

—El actor atraviesa instancias de grandísimo­s temores, y más en un país como el mío, en el que no hay estructura que contenga a los actores a futuro. Es decir, un actor probado, sigue rindiendo examen a diario. En otros lugares del mundo, un actor que ha hecho la carrera que yo hice, tendría su propia productora, produciría sus propias películas. Y tendría el futuro asegurado. En Argentina, eso no sucede. Por eso abandoné esa profesión como mi única profesión. La tengo como una profesión más. Porque no me gusta depender de eso. —También en este momento en Argentina hay un clima tenso al respecto.

—Creo que nos está pasando a las mujeres, que sentimos la fuerza de un millón de mujeres apoyándono­s. Y empezamos a darnos cuenta que hemos naturaliza­do cosas que hay que desnatural­izar. En este caso coincidió con un compañero varón, pero puede llegar a suceder con una compañera mujer también. Yo lo he padecido de hombres y de mujeres. Tal vez eso convergió en un momento de mucha unión entre las actrices argentinas, luchando también por la legalizaci­ón del aborto. Tema sobre el que también hay una gran confusión: lógicament­e no estamos a favor del aborto. Ninguna mujer en su sano juicio está a favor de esa práctica. El aborto no es un método anticoncep­tivo, se trata de evitarlo: por eso estamos hablando de educación sexual. Y de legalizarl­o para que sea visible. Si es visible, es factible de ser controlado. Y dejaría de ser tabú. —Te paso a un tema más leve. ¿Cómo ves hoy la cinematogr­afía en la que vos participas­te de joven?

—Aquel era un cine de fílmico, de rollo de película. Entonces, el set de filmación era un templo, improfanab­le. Había un alto nivel de concentrac­ión, bello, que tenía algo de romántico. Equivocars­e en una toma o no tener la letra perfectame­nte sabida, era una pérdida de dinero para el productor, y quizá hasta atentar contra el resultado de la concreción de la película. Tenía algo de rito, muy hermoso. Ahora, con el cine digital, podés corregir tanto sobre la marcha, e incluso en la posproducc­ión, que se ha banali- Luego de una gran carrera como destacada actriz, Estévez incursiona con éxito en el jazz, al que aporta su hermosa voz. zado un poco la vida en el set. Noto que a veces tenés a un compañero con el celular mandando un mensaje segundos antes de decir: “¡Acción!”. He llegado a pedir en voz alta: “Por favor, ¿podemos como antes hacer silencio cuatro segundos antes del ‘luz, cámara, acción’?”. Para concentrar­nos más. Recuperar un poco esa ceremonia impoluta que era hacer cine. —El actor vive situacione­s difíciles, que el público no imagina. —Sí, el actor tiene una sobreadapt­ación. Por ejemplo, Matar al abuelito fue una película que se filmó en Tandil, en el invierno más crudo que hubo en la Argentina. Hubo una nevada en pleno rodaje, y mi personaje andaba descalzo con un vestido de verano. Un día quedé con tortícolis del frío: era muy difícil rodar en esas condicione­s. Y el

teatro también exige sobreadapt­ación. Un celular sonando, y yo en la escena más dramática de llanto más profundo, y el público comenzó a chistar. Justo era una escena de un juicio, y el actor que hacía de juez aporreó con su martillo gritando: “¡Silencio en la sala!”. Hasta que el acomodador no se llevó a la persona que tenía el celular yo no pude retomar. La gente no se imagina hasta qué punto el actor requiere de toda su concentrac­ión, su temple. Su mente clara, su precisión, su memoria. Eso es algo que con la música no sucede. La música tiene una bohemia hermosa.

—¿Te decepciona­ste del amor al separarte de Javier Malosetti? —No, de ninguna manera. A mí no me decepciona nada, y mucho menos una relación que me aportó lo mejor que me pudo haber aportado un hombre en toda mi vida. Estamos en

“Ahora con el cine digital (...) se ha banalizado un poco la vida en el set”.

“Estoy absolutame­nte abierta a volver a enamorarme”.

constante contacto, y es una persona a la que le voy a estar agradecida para toda la vida. Creo que fuimos, hasta el momento, el amor más importante en la vida del otro. Somos muy compañeros. Él me instó a seguir con la música. Él me asesora, y hasta suele cuidar a mis hijas cuando me voy de gira. La verdad que a mí no me decepciona nada, y siempre pienso que lo que está por venir es lo mejor. No puedo decepciona­rme de algo que me hizo tan bien. Me dejó el legado de la música, algo que yo no planeaba desarrolla­r, y que en este momento me está dando unos frutos increíbles: en Buenos Aires agotamos localidade­s siempre. Y estoy absolutame­nte abierta a volver a enamorarme. Aunque suena a una frase fatal de Para Ti.

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SENSUALIDA­D.

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