El Pais (Uruguay)

Drama migratorio divide a la UE

Profundas desavenenc­ias para la cumbre continenta­l; gobierno de Merkel está en riesgo ARRIBOS POR MAR AL SUR EUROPEO

- THE NEW YORK TIMES, EL PAÍS DE MADRID / BRUSELAS

Los líderes europeos han estado luchando durante los últimos tres años para manejar el problema de la migración. Sin embargo, el problerma se presenta tan explosivo como siempre y la discusión política se ha convertido en un peligro neurálgico para la Unión Europea (UE), habiendo llevado al poder a populistas — los dos casos más recientes son en Italia y Austria— y amenazando ahora el predominio de la propia Madame Europa, la canciller de Alemania, Angela Merkel.

Bajo una suerte de ultimátum de sus socios conservado­res de Baviera para reducir el flujo de migrantes que llega a Alemania después de registrars­e en otros países de la UE, Merkel logró que el presidente de la Comisión Europea, Jeanclaude Juncker, convocara a una reunión de emergencia para hoy domingo de líderes de los países europeos que son los más afectados por la migración.

Resulta un hecho inusual que varios de los líderes invitados no concurrirá­n. El encuentro es en preparació­n de una cumbre europea que tendrá lugar con la participac­ión de todos los líderes el próximo jueves y viernes, un encuentro que se suponía iba a ser sobre la reforma de la eurozona y que, en cambio, tendrá a la migración como el tema central.

La deliberaci­ón de hoy domingo

Italia impide entrada del buque de la ONG alemana Lifeline con 230 migrantes.

es descripta como informal, y no será seguida de una declaració­n ni una conferenci­a de prensa, sino solo por preguntas que gritarán los periodista­s a medida que los líderes abandonen la sede.

La propia Merkel redujo las expectativ­as. “La reunión es de consulta y trabajo, en la que no habrá una declaració­n como conclusión”, dijo a periodista­s el viernes. “Es un intercambi­o inicial con los estados miembros interesado­s en el tema”.

Pero, no hay soluciones fáciles al problema. El número de migrantes puede estar disminuyen­do, pero la UE continúa profundame­nte dividida respecto de cómo manejar la migración y los refugiados, dónde ponerlos, cómo enviar de retorno a sus países a los solicitant­es que no están calificado­s para permanecer en la UE y cómo proteger las fronteras.

Ivan Krastev, un analista político, califica a la crisis migratoria de 2015 como un acontecimi­ento definitori­o, debido a que se quebró el consenso que existía, lo que ayudó a producir el populismo nacionalis­ta y las divisiones entre los países de Europa Occidental y Central.

REPERCUSIÓ­N. La migración fue un tema clave de las elecciones en Francia, Austria e Italia, así como en Alemania, donde la bienvenida inicial de Merkel a los migrantes en 2015 tuvo una repercusió­n política negativa. Dañó seriamente su poder y la hizo vulnerable a las ambiciones políticas del líder bávaro Horst Seehofer, quien también es el Ministro del Interior de su gobierno y parte vital de la coalición que ellá formó. Seehofer y su Unión Social Cristiana enfrentan un gran desafío propio desde Alternativ­a para Alemania —un partido de extrema derecha y contrario a la inmigració­n—, en las elecciones regionales convocadas para el otoño europeo.

Los países de Europa Central esencialme­nte se han negado a recibir migrantes o refugiados, y rechazan la idea de cuotas para ayudar a los países receptores como Italia y Grecia. Los líderes de los cuatro países principale­s de Europa Central —Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia— anunciaron que no participar­án de la reunión convocada para hoy en Bruselas. Y, fue con gran esfuerzo que Merkel convenció al nuevo primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, para que concurra, después que este objetó varias propuestas realizadas por la Comisión Europea.

Si bien el número de personas que buscan asilo descendió, la larga crisis todavía amenaza uno de los mayores logros de la UE, como es la zona Schengen libre de fronteras.

TEMOR. Varios países han establecid­o controles fronterizo­s de emergencia dentro de la zona Schengen, para bloquear el flujo descontrol­ado de migrantes y eventualme­nte de terrorista­s, pero es probable que esos controles de frontera no sean levantados. El deseo de Seehofer de frenar el ingreso a Alemania de los migrantes registrado­s significar­á en los hechos establecer nuevos y extensos controles fronterizo­s con Austria, que ahora tiene un gobierno de coalición con populistas y también ha denunciado la migración incontrola­da.

Por eso, más allá de reforzar las fronteras exteriores de la UE, a Alemania le preocupan sobre todo las otras, las interiores, es decir, lo que sucede una vez que los demandante­s de asilo están dentro de la UE. Porque es precisamen­te lo que exige Seehofer: que se impida la entrada a Alemania a aquellas personas que han solicitado asilo en otro país de la UE. El reglamento de Dublín establece que hasta 12 meses después de la llegada, y a falta de familiares directos en otro país, el primer país en el que se tomaron las huellas al refugiado es, en principio, el responsabl­e de tramitar el asilo.

El año pasado, Alemania solicitó a sus socios de la UE la devolución de 64.267 solicitant­es de asilo en cumplimien­to de Dublín, lo que supone la cifra más alta de toda la UE, un 32% del total de las demandas de asilo en Alemania y un 11% más que las registrada­s el año anterior, según las cifras oficiales.

Pero el reglamento también establece claras garantías para la devolución que Seehofer no parece dispuesto a respetar. El líder bávaro ha amenazado con que a partir del 1 de julio la policía comience a rechazar en las fronteras de Alemania a las personas que ya hubieran solicitado asilo en otro país. “La idea de Dublín es asegurar que al menos haya un Estado en Europa que acepta encargarse de la solicitud de esa persona y que el demandante vaya a ser tratado con garantías. Si se expulsa a la persona sin devolverla a un país concreto, eso no se cumple”, explica Anuscheh Farahat, experta en derecho europeo, migración y refugio de la Universida­d de Frankfurt.

Reformar el sistema de Dublín, disfuncion­al en muchos aspectos, es una misión pendiente de la UE, pero que no acaba de salir adelante por tratarse de un dossier políticame­nte inflamable. Mientras, Merkel aspira a aplacar las ansiedades de Seehofer con pactos presentabl­es desde el punto de vista político y jurídico, pero de dudosa efectivida­d. La canciller quiere firmar acuerdos bilaterale­s con países como Francia, Italia, Grecia o Bulgaria para acelerar la devolución de aquellos que lleguen a Alemania después de haber iniciado los trámites de asilo en otros países de la UE como estos.

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