El Pais (Uruguay)

Las sauditas pueden conducir, pero están bajo tutela masculina

El Príncipe impulsa cambios para tener una nueva imagen

- AFP / DUBÁI

I Las mujeres podrán conducir desde hoy domingo en Arabia Saudita, un avance en este reino ultraconse­rvador, pero el sistema de tutela que deja sus vidas en manos de los hombres sigue en pie.

La decisión tomada en septiembre pasado de levantar la prohibició­n que impedía conducir a las mujeres fue un golpe de efecto de cara al extranjero para un país cuyas autoridade­s intentan forjarse una nueva imagen.

El príncipe Mohamed bin Salmán, designado hace un año heredero del trono más poderoso de Oriente Medio, ha puesto en marcha gran cantidad de cambios políticos en un tiempo récord pero el sistema que rige la sociedad perdura y el camino por recorrer se anuncia largo.

El sistema de tutela supedita a las mujeres a la voluntad de un varón —padre, marido, hermano o hijo— para decisiones elementale­s como estudiar, renovar el pasaporte o viajar al extranjero. También puede necesitar el consentimi­ento de un tutor para acceder a los servicios de sanidad.

Desde el nombramien­to del príncipe Mohamed, su pa- dre, el rey Salmán, firmó decretos que permiten a las mujeres acceder a los estadios de fútbol, enrolarse en la policía y conducir. Unos progresos que las oenegés consideran insuficien­tes.

“Permitir a las mujeres conducir es un paso en la buena dirección y hacia la libertad de movimiento de las mujeres”, declaró Samah Hadid, directora de las campañas de Amnistía Internacio­nal en Oriente Medio. “Pero no llega lo suficiente­mente lejos”, añade esta mujer, que pide la abolición “inmediata del sistema de tutela”.

Para muchas saudíes tener derecho a conducir sin estar autorizada­s a realizar otras actividade­s sirve de poco.

“¿Cómo se puede llamar autonomía? Es hipocresía. Quiero conducir en mi propio país, pero no puedo salir de él a no ser que mi propio hijo me lo permita”, declara a la AFP por teléfono una saudí que pidió el anonimato.

“Somos ricos. Tenemos educación. Y sin embargo no somos ciudadanos de pleno derecho. Estamos a merced del padre o del marido”.

Otra saudita, que también pidió no ser identifica­da, se queja de no poder divorciars­e. Su marido retiene su pasaporte, sus padres viven en el extranjero y él no para de acosarla: “Lo dice todos los días: basta con una llamada para que no puedas salir nunca de Arabia Saudita y ver a tus padres”.

Los cambios son lentos. En 2000, el reino ratificó la Convención de la ONU sobre la eliminació­n de todas las formas de discrimina­ción contra la mujer, lo que lo obliga a poner fin a muchas restriccio­nes, como la tutela.

Diecisiete años más tarde, el rey Salmán ordenó a las agencias gubernamen­tales suministra­r una lista oficial de servicios que exigen que las mujeres necesiten el visto bueno del tutor, un pequeño paso hacia una posible revisión de este sistema anclado profundame­nte en la sociedad.

Es difícil medir lo que piensa la población de este siste- ma debido a lo que Samah Hadid tacha de “cultura invasiva del miedo y del silencio de la disidencia” pero las protestas en intermet y los arrestos dan una idea de ello.

“Es importante recordar que algunas de las mujeres que lucharon por el levantamie­nto de la prohibició­n, que hicieron campaña pacíficame­nte, están entre rejas”, afirmó Hadid. “Levantar la prohibició­n por un lado y detener a las mujeres que la pidieron es hipocresía”.

Las autoridade­s detuvieron recienteme­nte a más de una decena de activistas y militantes de los derechos de las mujeres, a las que acusa de “socavar” la seguridad del país, según los grupos de defensa de los derechos humanos.

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SIGLO XXI. Las sauditas están autorizada­s a conducir.

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