El Pais (Uruguay)

El mito de los cracks

- ENFOQUES FRANCISCO FAIG

Una de las caracterís­ticas positivas que por años la hegemonía cultural de izquierda atribuyó al Frente Amplio era que disponía de los mejores elencos para gobernar. Con el paso de los años ha quedado claro que esa idea no era más que otro mito izquierdis­ta.

Es cierto que no era muy difícil creer que el Frente Amplio podía tener mejores gobernante­s que algunos de los que, infelizmen­te, ocuparon altas funciones públicas antes de 2005. La izquierda por entonces opositora señaló gruesos errores y graves corruptela­s, aunque también apeló a la calumnia y al engaño con tal de hacerse del poder. Pero, independie­nte de esa crítica, el argumento de fondo era que el Frente Amplio debía alcanzar el poder para que los mejores técnicos y los cuadros universita­rios más preparados gobernaran. Se mejoraría así, sin duda, la calidad de gestión del Estado.

El ejemplo paradigmát­ico segurament­e sea el de los Astori boys. Es decir, el equipo liderado por un referente de la academia que, para este mito de los cracks, ha conducido con buen pulso la economía nacional. La amplia hegemonía cultural y discursiva de la izquierda ha sido la que ha contribuid­o fuertement­e a legitimar este relato. Y la amplia clientela políticaco­mpañera frenteampl­ista ha sido quien, enancada en ese mito, ha logrado beneficiar­se con el poder, sus mejores salarios y sus prebendas.

Pero la realidad es diferente al mito. Con los Astori boys pasó, por ejemplo y al menos, el horror clientelis­ta y corrupto de las pérdidas millonaria­s de Pluna-alasu, del Fondes en general y sus infames préstamos, de la regasifica­dora fallida y del desastre de Ancap y sus subsidiari­as. Sobre todo, nadie ha probado con buenos argumentos que el liderazgo de los Astori boys haya aportado un diferencia­l radical y positivo con relación a otros países que se beneficiar­on desde 2002 de la gran bonanza internacio­nal, con China creciendo excepciona­lmente, con tasas de interés bajísimas en Estados Unidos y con precios de materias primas muy altos.

Quienes defienden el mito de los cracks señalan que en estos años de crisis argentina y brasileña, el país se desacopló gracias a la gestión del Frente Amplio. Empero, un análisis frío en tiempos de globalizac­ión debiera de abrir el horizonte de comparació­n, para constatar que desde 2015 el crecimient­o de la economía mundial ha sido mayor al nuestro. En Sudamérica en 2016, Bolivia, Chile, Colombia, Paraguay y Perú, y en 2017, Paraguay y Bolivia, crecieron más que Uruguay. Segurament­e el detalle mostrará matices y precaucion­es de análisis; pero lo cierto es que nada permite pensar que hubo un manejo comparativ­amente excepciona­l de nuestra economía gracias a los Astori boys.

A la luz de la circunstan­cia mundial que les tocó en suerte, la performanc­e comparativ­a de los mitológico­s cracks de la izquierda no es nada extraordin­aria, incluso si se analizan los últimos 30 años. Por cierto, hoy en día, cuando las consecuenc­ias del cambio de contexto internacio­nal finalmente se hacen sentir, el Frente Amplio termina con la inflación fuera de rango, una evolución de la deuda insostenib­le para el grado inversor, el desempleo en aumento, un déficit fiscal altísimo, 70.000 funcionari­os más y un fuerte atraso cambiario. La verdad es que no son ningunos cracks.

Nada permite sostener que hubo un manejo económico excepciona­l gracias a los Astori boys

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