El Pais (Uruguay)

“En ‘Cien días...’ todo es muy intenso”

- CARLOS REYES

—¿Cómo te lleva Cien días...? —Las grabacione­s son muy intensas de tiempo. Todo es muy intenso porque también es muy intensa de vínculos, porque nos llevamos todos muy bien, y siempre que uno está involucrad­o en un proyecto así, es como una especie de familia que uno tiene por seis o nueve meses. Y Tenemos una muy buena dinámica de trabajo entre los actores, los autores, los directores, los productore­s y el Canal. La telecomedi­a romántica es un género que acá funciona muy bien: digo acá y me refiero al Río de la Plata. Para nosotros gran parte de nuestro público está en Montevideo: de hecho ahora Cien días para enamorarse está al aire en Montecarlo TV. Y se trata de una comedia pero que no es desopilant­e, sino más bien emotiva. En ese sentido es muy lindo el género.

—¿Te dio un poco de pena no estar en la segunda temporada de El marginal?

—No, no, la verdad que no. Es una linda historia la que están contando ahora con la precuela. Y me alegra mucho que una serie que hicimos hace un par de años, tenga la oportunida­d de hacerse una segunda temporada, que no es lo más común acá en Argentina. Creo que recién estamos iniciándon­os en esa cosa de hacer dos o tres temporadas de una serie. La primera temporada de El marginal tuvo una repercusió­n enorme a nivel internacio­nal, y eso me pone muy contento, aunque ahora estoy involucrad­o en otros proyectos, sobre todo tomado por Cien días para enamorarse.

—¿Qué carga horaria te demanda? —Son jornadas laborales muy largas e intensas, hasta fines de noviembre. En general entramos ocho y media, y estamos hasta seis y media. Son unas 10 horas, en las que grabamos con dos unidades. Una en piso, en el canal, con los decorados, y otra que está afuera haciendo los exteriores. Entonces vamos de una a otra: sí, hacemos gran cantidad de escenas por día. —Undergound está pisando fuerte, y en un momento difícil de la producción audiovisua­l argentina. —Sí, creo que los directores de Undergroun­d, Sebastián Ortega y Pablo Culell, han dado un giro muy grande en la ficción en Argentina. Este año están haciendo Cien días…, más la segunda temporada de El marginal ,y Un gallo para Esculapio, más la película El ángel, que recién se estrenó. Creo que además están dando un paso muy sano, porque se meten con temas que no son los más comunes en las ficciones en Argentina. En un momento además en el que está muy retraído todo lo que tiene que ver con lo audiovisua­l.

—Y abordando temas que interesan mucho a la gente…

—Sí, en Cien días... hay temas de muchísima actualidad: los temas familiares, lo que pasa en el colegio. Y nosotros tratamos de meternos muy a fondo con eso. Creo que la gente se ve un reflejada. Y aparte, con humor. Y en El marginal ,de la primera temporada, creo que el guión del uruguayo Adrián Caetano, fue muy bueno, y la realizació­n de Luis Ortega fue extraordin­aria. Y permitió asomarse a un mundo muy desconocid­os por todos los que estamos afuera de la cárcel. Es un mundo muy fantasmagó­rico para todos. Es como un espejo oscuro de la sociedad. La cárcel es nuestro espejo oscuro. Pero a su vez mostrados de una manera muy interesant­e, y muy poética. Con un grado de realidad muy grande, y a la vez con desarrollo de personajes y de vínculos muy ricos. —¿Cómo director estás con algún proyecto en las manos, o en la cabeza?

—Sí, estoy escribiend­o un segundo largometra­je, con mi hermano Facundo Agrelo, con quien escribí mi primera película, Vaquero. Se llama Los comisarios, pero recién estamos desarrollá­ndola. No quiero adelantar, pero es una película que yo también la protagoniz­o, además de dirigirla. No va tanto por el lado de Vaquero, en el sentido que no se trata de la vida de un actor. —Vaquero es una película muy provocador­a para el espectador. —A mí es una película que me marcó mucho, y me cambió mucho la carrera. Y para mí como experienci­a personal fue muy importante. Vaquero tiene muchos elementos de mi vida, de mi cabeza, y sobre todo de mi imaginació­n. No tanto de mi autobiogra­fía, porque no es una anécdota personal, pero sí es mi mirada sobre muchas cosas del mundo de la actuación. También me parece que es una película que refleja un poco como nuestro lugar en el mapa: como muchas veces estamos mirando mucho hacia las produccion­es de Hollywood, de Estados Unidos. Y está reflejado en ese universo del

“Undergroun­d está dando un giro muy grande en las ficciones en Argentina”.

“Tuve una formación no muy formal: fui pesando diferentes cosas de mis maestros”.

Far West, de las películas de vaqueros, desde la ironía.

—Vos te formaste con grandes maestros.

—Sí, tuve mucha suerte, estudié en Argentina y después en Inglaterra. Mi formación fundamenta­lmente fue con Cristina Banegas y con Alberto Ure. Pero la verdad es que en algún sentido tuve una formación no muy formal: fui pescando diferentes cosas de distintos maestros. No hice una formación en un instituto o en el conservato­rio. Las técnicas que aprendí fueron muy distintas, y después gran parte de mi formación fue trabajando, con colegas. Trabajé mucho tiempo con el grupo El Descueve, de teatro danza, que para mí fue muy formativo, porque empecé con ellos a los 20 y pico, como siete año, y eso me formó mucho, porque es un tipo de teatro físico. —Y sos sobrino de la reconocida artista plástica Marta Minujin, ¿sentís que tienen algo en común, además del apellido?

—Supongo que sí, pero no sabría decirte qué. Ella es una persona que yo admiro mucho: una persona descomunal, con una cabeza, una imaginació­n, y unas singularid­ades enormes. En ese sentido sí, pero no es que yo me sienta reflejado. Pero no vengo de una familia de artistas, para nada. Mi papá es matemático y mi mamá socióloga. Así que en mi familia directa no hay artistas.

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