El Pais (Uruguay)

UNA CAMPAÑA INTERNA DE UN MILLÓN DE DÓLARES

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—¿Quién financia a Ciudadanos? —Estamos trabajando en el marco de la ley de financiami­ento de los partidos políticos. Si la gente nos honra con sus votos —esperemos que sean muchos— no hay que olvidarse que luego el Estado hace una contribuci­ón por voto. —¿Pidieron un préstamo?

—Si quisiéramo­s podríamos, pero por ahora no.

—¿Y hasta ahora? ¿Se mueven con donaciones?

—Sí.

—¿Quiénes son las empresas que donan a Ciudadanos?

—No, eso después cuando llegue su momento. Va a ser público porque se tiene que reportar a la Corte Electoral. Todo va a ser enormement­e transparen­te y claro. —¿Estimó cuanto le va a salir la campaña?

—De aquí a la interna calculo que vamos a gastar algo en el orden de US$ 900 mil a US$ 1 millón. Para la nacional tenemos un presupuest­o estimado pero… vamos a esperar la interna. una persona distinta. Es probable que tengamos un montón de acuerdos en términos políticos, como los puedo tener con Pablo Mieres, con quien también tengo un montón de coincidenc­ias.

—¿Pero contar con el apoyo del presidente que protagoniz­ó la transición a la democracia no sería algo positivo?.

—Creo que es más fuerte esa chapa si el doctor Sanguinett­i presenta su propio candidato y sector. Quienes sientan que quieran votar al partido en algo que ya está probado, que se sabe lo que vale y vale mucho, lo haga. Después está la renovación, lo nuevo, el futuro. Y el futuro y lo nuevo siempre tiene más riesgo. Yo no soy una persona probada. Eso creo que le abre un abanico más amplio al partido. Estamos tratando de empujar desde la política cambios imposterga­bles. Estamos aquí para fortalecer el poder de los cambios, no para estar en el poder. —¿Por qué en el Partido Colorado?

—Por el apellido Batlle. Papá era batllista y lo era como yo soy de Peñarol. No podía votar otra cosa. Toda la vida lo voté a Jorge (Batlle). Creo en lo que el partido representa: tradicione­s liberales, republican­as, constructo­r del Estado de bienestar moderno a principios del siglo pasado. Y pensamos construir un nuevo Estado de bienestar para el siglo XXI.

—¿Y un nuevo Partido Colorado?

—Si la ciudadanía nos honra con el voto para liderar, trabajarem­os por un nuevo proyecto de país en un viejo partido. Ahí está la tercera pata: creo y respeto las institucio­nes. No me puedo imaginar a Uruguay sin Peñarol y Nacional. Como tampoco imaginarme al país sin el Partido Nacional y el Colorado; son fundaciona­les. Vale la pena tratar de revitaliza­r el partido. Por eso estamos convocando de manera muy abierta. No estamos convocando al colorado, convocamos a todos los que se ilusionen con un mejor futuro. —Es su acto de lanzamient­o de la precandida­tura no hubo un solo cartel con la palabra “Colorado”, ni siquiera banderas. Su logo de campaña tampoco tiene nada que uno pueda relacionar con el partido.

—Yo le conté a los creativos el proyecto. Les dije que no quería que construyan ningún producto. Quiero que reflejen nuestra autenticid­ad. No vamos a construir un producto y esto es lo que ellos captaron. Salimos desde el Partido Colorado, pero tenemos las puertas abiertas. —Usted es de Peñarol. Ver entrar a Peñarol a la cancha y que no tenga la amarilla y negra se tornaría raro. Es como que no se quiere al equipo que uno integra... —Hubo referencia­s al partido muy claras y contundent­es en el discurso de largada. Pero estamos presentand­o un proyecto nuevo. Ciudadanos tiene su propia identidad. Ya se sabe que está dentro del Partido Colorado. Eso es lo conocido. Lo que no es conocido es Ciudadanos. Yo no soy conocido aún. Voy a tener que hacer un trabajo muy grande. Podría haber hecho un partido nuevo como hizo Macron en Francia. Mucha gente me lo sugirió. Y yo dije: ¡No! Me hace más ilusión, y me siento mejor si tratamos de revitaliza­r un par- tido histórico que es parte de nuestro ADN.

—¿Cómo se imagina la campaña? —Enormement­e intensa, y de nuestra parte muy propositiv­a. Le vamos a contar a la gente cuales son nuestros sueños. —Es una posibilida­d que gane la interna. Pero si pasa lo que dicen las encuestas es que se va a dar un balotaje entre blancos y frentistas. ¿A quién daría su apoyo? —Tengo claro que arranco en un partido con una intención de voto sumamente baja. Estamos para competir, ganar y gobernar. Pero si nos toca ser gobierno no vamos a poder hacerlo solos. Todos vamos a tener que construir coalicione­s, tender puentes, como dice Lacalle Pou. Es claro que después de la interna, con los liderazgos definidos, y antes de octubre, vamos a considerar la posibilida­d de tejer acuerdos. Sobre la base de promover los cambios. Si nos toca gobernar desde el gobierno, y si nos toca ser parte de una coalición, como socios de la coalición. Si nos toca ser oposición, vamos a ser una oposición responsabl­e que dé gobernabil­idad a cambio de sensatez.

—Propone 136 liceos nuevos para zonas carenciada­s. ¿Cómo se financia esto? —Hay que frenar el semillero para las narcomafia­s. Son para 80 mil chiquiline­s y costarán US$ 160 millones. En los centros públicos que tenemos en esas zonas vulnerable­s, donde va el 50% de los chiquiline­s, solo se gradúan 13 de cada 100 jóvenes. Esto es una inversión social que se paga sola en 12 años y se paga tres veces en 25 años. Se necesita liquidez, pero se consigue con préstamos de organismos que promueven el desarrollo. —Plantea centros como el Jubilar. Los sindicatos rechazan este tipo de plan. ¿Cómo piensa lidiar con ellos? —Va a haber cambios normativos…

—Y enfrentami­ento con los sindicatos... —O no, veremos. Está claro que tenemos un problema a resolver. En la medida que la ciudadanía nos legitime con el voto, tenemos a la Constituci­ón y la Ley de nuestro lado. Vamos a ir a negociar para que se haga de la manera más suave posible. Pero si se agotan todas las instancias de negociació­n y no hay acuerdo .... Un gobierno tiene que gobernar, no puede gobernar el que grita más fuerte.

—¿Vio lo que le pasó a Tabaré Vázquez con el decreto de esencialid­ad? —Estamos hablando de otra cosa. Son chiquiline­s que por el barrio en el que nacen se quedan sin futuro. No es un paro de tres días sin clase, es una patología social muy grave. Estoy seguro que tendríamos el apoyo de la mayoría de los docentes. Quizás sea más complicado con los sindicatos, pero no imposible. —¿Está preparado para los ataques? —Hay distintos niveles. Está el aceptable del diálogo civilizado, con el debate de ideas y propuestas. De eso puede surgir síntesis más rica que las ideas originales. Para esto yo estoy entrenado. Los académicos somos durísimos y nos damos como en bolsa. Si la dialéctica se torna picante, precioso. Si bajamos al nivel del etiquetado, o al del agravio personal, entonces ese es un derrotero que no vamos a seguir. No nos van a encontrar.

—En el Frente sostienen que usted no se la jugó en la crisis del 2002, que le pidieron asumir algún cargo y no lo hizo. Incluso José Mujica fue uno de los que se lo ha repetido. ¿Cómo va a responder?

—En la medida que a la ciudadanía le interese hablar de la prehistori­a, estamos preparados a responder lo que se nos pregunte. Si le pedimos la confianza y el voto la ciudadanía tiene que saber quiénes somos. Soy un ser humano falible. No soy perfecto. Pero esto que ha sido parte de una leyenda quedó desmentido en el libro “Con los días contados” de Claudio Paolillo. La última llamada que recibí de Claudio fue cuando se armó una discusión sobre este tema en las redes sociales, sobre el rol que había jugado yo en esa época. Claudio me dijo que se estaba poniendo en duda lo que había escrito en su libro. Y me dijo: “la versión de tu rol en esa crisis me la dieron tres personas. Dos están vivos y hay una que ya falleció. Por ende puedo revelarte la fuente: es el expresiden­te Batlle”. Lamentable­mente no está Claudio para verificarl­o, pero quedó su tuit. Caso cerrado. Tengo la serenidad de que dije la verdad.

(Nota: “Talvi fue propuesto para Economía por Luis Alberto Lacalle. Pero, al final, Batlle fue a su casa y le ofreció el BCU”, fue el posteo de Paolillo el 11 de junio de 2016. En su libro, se dice que lo que Talvi le contestó a Batlle fue: “Si estuviéram­os a dos kilómetros del iceberg y aún, aunque fuera arriesgado, se pudiera dar un golpe de timón, yo lo haría. Pero ahora, ya nos dimos contra el iceberg y lo que hay que decidir es quiénes van a los botes salvavidas y quiénes no. Para eso se necesita a alguien con poder político”.)

“Vamos a construir coalicione­s. Hay que tender puentes, como dice Luis Lacalle Pou”.

Quiero revitaliza­r al Partido Colorado. Podría haber hecho uno nuevo como hizo Macron”.

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