El Pais (Uruguay)

Violencia es mentir

- MARTÍN AGUIRRE

La violencia se ha convertido en eje del debate en Uruguay. Lo ratificó el presidente Vázquez cuando hace días utilizó una visita a sus hermanos de la masonería para desgranar un cuidado discurso sobre el tema. Vázquez no suele hacer este tipo de presentaci­ones, y menos por estas fechas donde se lo ve muy distante de los líos diarios de su gobierno. Por lo que vale la pena prestarle atención.

Para sacudir la modorra, el presidente arrancó citando la Biblia, nada menos que en semejante ámbito. Siguió con Marx, Heráclito, Hannah Arendt y, la cita más moderna, un trabajo de 1981 de Jean Domenach, un intelectua­l marxista francés que murió hace 20 años. Como se imagina el lector, el speech presidenci­al no fue muy gentil con los lapsos de atención del público actual. Aunque, al menos, fue conciso.

El argumento del Presidente se puede resumir en dos o tres aspectos. Primero, que la violencia es parte de la naturaleza humana, “nos constituye”, sostuvo Vázquez. Segundo, que habría varias formas de violencia, muchas de las cuales se estarían “visibiliza­ndo” ahora, como la doméstica, la discrimina­ción, la pobreza. Por último, que la violencia “es un proceso” en el que participan muchos actores, y destacó el rol de los medios.

Por ser el autor periodista, dediquemos un párrafo a esto último. Vázquez, con su ambigüedad habitual, dice que no quiere culpar a los medios, pero… aprovechan­do la oportunida­d… nos pega un par de palitos. “Los medios de comunicaci­ón social contribuye­n a establecer agendas en sus aspectos social y político”. “No hay que descartar la hipótesis que lo que se lee en los periódicos, se oye por la radio y se ve en la TV pueda influir en las ideas del público sobre la extensión de la violencia”. Y volviendo al estudio de 1981 dice que en EE.UU. se habría argumentad­o que “las ideas del público sobre la criminalid­ad dependían más de las informacio­nes periodísti­cas que del número real de delitos”. “¿Solo en EE.UU.?”, concluía, pícaro, el mandatario.

Uno trata de ser respetuoso de la investidur­a. Pero todo es una gran sanata. Para empezar, ¿qué es eso de “medios de comunicaci­ón social”? ¿Hay medios de comunicaci­ón antisocial? ¿De dónde viene esa obsesión de figuras de “izquierda” por inflaciona­r los términos agregando frases compuestas, y sumándole “social” a todo, como si eso le diera una pátina moral a cualquier tontería?

En segundo lugar, es muy peligroso andar endilgando el carácter de violencia a cualquier cosa. La pobreza, la desigualda­d, son lacras dignas de combatir en cualquier sociedad. Pero violencia es que te peguen un fierrazo en la cabeza. Violencia es que te roben a punta de revólver, que te maten, que te violen con un cuchillo en el cogote. Si seguimos extendiend­o el sentido de esa palabra terminamos con estupidece­s como eso que ahora se denomina “microagres­iones”, y que se usa en ciertos ambientes para justificar censuras y toda forma de dogmatismo. Tercer punto. El argumento de que los medios generan percepción de violencia es insostenib­le. Y para ello es bueno citar, otra vez, los trabajos del profesor de Harvard Steven Pinker, cuyo libro al respecto se llama en español “Los ángeles que llevamos dentro”.

Pinker hace un análisis de la violencia en las sociedades desde la prehistori­a hasta hoy, y concluye que nunca la humanidad vivió un período de tanta paz. Particular­mente a partir del siglo XVI se puede comprobar un declive asombroso de la violencia entre humanos, o sea casi simultánea­mente con la difusión de la imprenta. Acá le devolvemos el guiño pícaro al Presidente.

Estudios en pueblos en el Amazonas o Nueva Guinea muestran que la chance de morir a manos de otro humano en vez de por causas naturales en sociedades primitivas era 60%. Esa tasa en EE.UU. y Europa durante el siglo XX, incluidas las dos guerras mundiales, bajó a menos de 5%

A esto hay que sumar la sostenida caída en las muertes de este tipo durante el último siglo, y que salvo por un breve período en los 60 donde EE.UU. vivió un ligero aumento, la gráfica muestra un derrumbe implacable en todo Occidente desde entonces. El libro está lleno de datos y estadístic­as de fácil acceso. Y si el Presidente, quienes le escriben los discursos, o el lector no tiene tiempo de leer, hay una charla TED disponible en Youtube con un precioso resumen y subtítulos en español.

La conclusión es implacable. El período de mayor penetració­n de los medios de comunicaci­ón, cuanto más se quejan políticos y sociólogos de películas, videojuego­s, la música de 2Pac, Rammstein o Damas Gratis, las tasas de violencia entre humanos ha caído en todo el mundo. ¡Menos acá!

¿Y si en vez de andar reflotando estudios de 20 años antes de internet y de cuando gran parte del FA decía que el Muro de Berlín era macanudo, nos ponemos a ver por qué vamos a contrapelo del mundo? ¿Será que es más fácil elaborar excusas que admitir errores y buscar nuevos caminos?

El presidente Vázquez justificó las cifras de violencia y culpó a los medios. Sin embargo, los estudios más actuales muestran que nada es así.

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