El Pais (Uruguay)

“Soy de soñar muchas cosas y poder cumplir con esos sueños”

- CARLOS REYES

—¿Qué tipo de hombres te gustan? —No sé, no tengo un tipo de hombre que me guste. Sí me gusta el hombre estético, pero no tengo un prototipo de hombre que me guste, que tenga que tener ojos de tal color. No, no, no. Me gusta más conocer a la persona y sentir que somos compatible­s. Que tenemos una comunión en distintas cosas. Eso me atrapa mucho más: me atrapa más la cabeza que la parte física, aunque me gusta el hombre estético, obvio. —¿Tuviste una adolescenc­ia de muchos novios?

—Sí, sí, sí. Los adolescent­es siempre están en la búsqueda. Y yo me río porque ahora mi hija está en lo mismo. Y llora, porque un chico salió con otra chica, y a ella le gustaba. Y yo digo, ‘Dios mío, la historia se repite’. Aunque pasen las épocas, aunque hoy todo sea diferente. Esas cosas son ley.

—¿Y fuiste una niña romántica?

—Soy, no niña, pero soy muy romántica. Y de niña también. Cuando uno es niño siempre es romántico, sobre todo la mujer. Y no perdí nunca ese romanticis­mo. En mi vida cotidiana, yo me acuerdo las fechas. Como por ejemplo, con mi marido, la fecha que nos conocimos, y hacemos un intercambi­o de regalos. Nada, algo chico. Me parece interesant­e, es como regar la plantita todos los días. Soy muy romántica desde siempre, y creo que eso no se pierde.

—Vos sos de Capricorni­o, ¿son tozudos los capricorni­anos?

—Sí, nos proponemos algo y hasta que no lo logramos no paramos. Yo soy así, de soñar muchas cosas y de poder cumplir esos sueños. Y hasta que no lo consigo, le pongo todo el empeño, aunque no aplasto cabezas. A veces no me sale, pero la mayoría confío mucho en soñar fuerte y poner todo de uno para que eso se haga realidad. —¿Hiciste terapia alguna vez?

—Sí, muchas. Hice todas las terapias que te puedas imaginar: individual, grupo, diván. Hasta que un día dije que no hacía más. Porque había llegado un día en que dependía más del sicólogo que de mí misma. Y me propuse empezar a solucionar yo. No solucioné mucho, igual, pero por lo menos no dependo de tener que contarle todo a otra persona. Ahora se lo cuento a una amiga. Hice mucho análisis, y no digo que no lo necesite. Soy pro sicólogo. Pero me pasó un hecho, no sé si contarlo. Salí con un sicólogo, y no era lo que yo pensaba. Y me dije, ‘no es como te la cuentan’. Fue una cosa de locos. Una relación muy loca. Y ahí decidí no ir más al sicólogo. Después te lo cuento fuera de la entrevista.

—Contame de tu guardarrop­as. —Gigante no es. Yo soy muy casual para vestirme, siempre estoy con mi pelo suelto, mucho jean. Y hace muy poquito abrí mi línea de ropa, que es Extraña Dama Oficial, que es ropa bastante atrevida. Odio los dictámenes de la moda. Odio los uniformes. Hice ropa que me gusta a mí, que yo usaría, y hay mucha gente que se enganchó. Pero para el escenario, me gusta brillar, impactar. Creo que allí un porcentaje muy alto es visual. Cuando estás en vivo, en la ropa hay una parte importante de la atracción para el público. —¿En qué sos consumista?

—No soy tan consumista. Tampoco soy amarreta. Pero no soy de tener algo en lo que me guste gastar. Prefiero gastar en mis hijos. Darles educación, bienestar. Ahí no me mido para nada. Si tengo la posibilida­d de hacerlo, y ellos necesitan, estoy ahí con ellos. Me gusta ayudarlos: en Argentina está muy difícil la situación. Yo tengo la suerte de estar entre quienes trabajan muy bien. Y no soy de amarrocar para tener. —Contame de tu casa.

—Vivo en San Isidro, zona Norte de Buenos Aires, hace muchísimo, 30 años. Vivo con mi marido y con mi hija más chica, que está terminando el Secundario, es una adolescent­e. Mis otros hijos ya son grandes ya viven con sus mujeres. Y tengo una casa muy linda, muy amplia, pero no aparatosa. Tengo jardín, huerta, y uso muchos alimentos de mi huerta. Me gusta comer sano y entre mi marido y yo somos muy de tener esos alimentos caseros, sin pesticida. Y tengo tres perros divinos, que adoro.

—Supongo que recibís muchos regalos. —Un montón, todo el tiempo. Tengo dos fans que todos los años, para mi cumpleaños, me compran un celular nuevo. Pero me han regalado de todo: Biblias, libros, zapatos, discos, budas. También quesos y salames. A mí me gustan mucho los fiambres, las nueces, y como lo saben, me regalan eso. Hay una mujer que tiene una granja y me regala huevos caseros. Hay un marinero, que es cocinero de un barco pesquero, que me trae mandíbulas de tiburón, encuadrada­s. Y mates, acá en Uruguay, siempre. Y yo soy matera, tomo todas las mañanas. Me regalan tantos mates que cuando llegaba a casa mi marido me decía, ‘¡otro mate!’. Mis fans son increíbles, por ejemplo, me han seguido en un viaje a Japón. Para mí los mejores regalos son las flores y los chocolates, más los chocolates que las flores.

“Me atrapa más la cabeza que la parte física, aunque me gusta el hombre estético, obvio”.

“Hice todas las terapias que te puedas imaginar, hasta que un día dije que no hacía más”.

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