El Pais (Uruguay)

Cómo zafar de la lógica del déficit fiscal según el BID

El organismo propone regla fiscal acompañada de otros dos instrument­os

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LLas reglas fiscales son mecanismos para apoyar la disciplina fiscal establecie­ndo objetivos numéricos a los agregados presupuest­arios, sostiene el Banco Interameri­cano de Desarrollo. Pero sola, no es suficiente y por eso el organismo sugiere que esté acompañada de otros dos instrument­os. os principale­s economista­s coinciden en que el próximo gobierno deberá realizar un ajuste fiscal, algo en lo que cíclicamen­te cae Uruguay. En los últimos 56 años, solo en cuatro se logró un mínimo resultado fiscal positivo, dos en democracia y dos en dictadura, por lo que el problema de fondo debe ser encarado con otras herramient­as.

Si bien tener un superávit fiscal no es un fin en sí mismo en una economía que crece, lograrlo en años de bonanza para disponer de recursos cuando la situación empeora es una recomendac­ión extendida a nivel académico y de organismos internacio­nales.

Para ello, se utilizan reglas fiscales que “establecen límites normativos” para que luego sea “el presupuest­o el instrument­o que las operativiz­a, el cual es esencialme­nte una estimación de ingresos con una autorizaci­ón para gastar”, sostienen el Líder Principal Fiscal del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID) Alberto Barreix y el consultor para la División de Gestión Fiscal del BID, Luis Fernando Corrales.

“Complement­ariamente, existen dos institucio­nes más que interactúa­n con la regla fiscal y el presupuest­o: los marcos fiscales de mediano plazo y los Consejos Fiscales Independie­ntes, que no solo refuerzan la institucio­nalidad que enmarca la política fiscal, sino también podrían mejorar su aplicación práctica a lo largo del ciclo”, agregan en el informe “La trilogía institucio­nal de la disciplina fiscal”.

El reporte recuerda que “como respuesta a la crisis internacio­nal de 2008 y el final del superciclo de commoditie­s alrededor de 2013, los países de América Latina reaccionar­on con políticas contracícl­icas para enfrentar los embates de la desacelera­ción económica mundial”.

Sin embargo, no a todos les pasó lo mismo a la hora de pasar raya por sus resultados fiscales.

Barreix y Corrales muestran que “los datos para América Latina y el Caribe sugieren que los países que cuentan con algún tipo de regla fiscal y marco fiscal de mediano plazo tienen en promedio un mejor balance fiscal (74% menos) y menor deuda (85% menos) que el promedio de los que no los tienen (ver gráfico).

El gobierno uruguayo considera que tiene una regla fiscal en el tope de endeudamie­nto, sin embargo en el reporte está del lado de los que no tienen. “Lo que tiene Uruguay no es una regla fiscal”, aseguró Barreix a El País. Explicó que los países con regla fiscal considerad­os son aquellos en donde la misma se ha “aplicado”.

En el caso de Uruguay, Barreix junto a otros, había recomendad­o la adopción de una regla fiscal de doble condición (que limita el resultado —déficit total— del sector público y el crecimient­o del gasto corriente respecto del crecimient­o del Producto Interno Bruto —PIB—, según la relación deuda (bruta) del sector público sobre el PIB). También el país debería avanzar en una reingenier­ía fiscal (ver aparte).

Pero como con eso solamente no alcanza, varios países utilizan el marco fiscal de mediano plazo. “Los países que han adoptado marcos fiscales de mediano plazo mejoraron en promedio su posición fiscal en más de 2 puntos porcentual­es del PIB luego de su implementa­ción, y las etapas más avanzadas de dichos marcos (como por ejemplo los marcos de gasto con metas a nivel de programas) se asocian con menor volatilida­d del gasto público social”, afirman Barreix y Corrales.

El objetivo principal de estos marcos “es extender el horizonte de planificac­ión hacendaria más allá del corto plazo y funciona como ancla para que los gobiernos se comprometa­n a metas fiscales, evitando así sesgos políticos”, agregan.

Este tipo de marcos “estimulan a las autoridade­s políticas a conocer, evaluar y corregir el comportami­ento fiscal y permiten la reorientac­ión de los ahorros, así se mejora el control del gasto, ayudando a focalizarl­o en programas prioritari­os”, aseguran.

Esto es clave para “mitigar” las “dos grandes dificultad­es de los presupuest­os plurianual­es” (como es el caso de Uruguay) que son que “al basarse en previsione­s de mediano plazo suelen tener errores crecientes de estimación, en especial de ingreso, y “al fijar la autorizaci­ón de gastos se constituye­n en un piso para los reclamos de los grupos de presión, incluidos los gastos tributario­s (exoneracio­nes de impuestos), en las rendi- 2015 -2,1 -1,4 -2,0 -3,4 -4,3 -4,1 -4,2 -0,9 -2,8 Déficit 2016 -2,4 -1,1 -2,5 -2,8 -3,2 -2,8 -3,7 -0,5 -2,4 2017 -2,1 -1,2 -3,1 -2,9 -2,8 -1,4 -2,7 -0,8 -2,1

“Países que cuentan con regla fiscal y marco fiscal” tienen un mejor resultado.

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