En familia por el globo
Hace más de 10 meses Lucía, Leandro y sus tres hijas recorren el mundo; antes de regresar a Uruguay tienen decidido ir por más destinos
Lucía Scandroglio junto a su marido Leandro Deambrosi y sus hijas Gaia (10), Sol (3) y Fran (1) partieron de Uruguay hace 10 meses y pronto estarán de regreso, aunque solo por poco tiempo porque son una familia itinerante.
“Mi familia se formó viajando”, contó Lucía desde Japón (hoy están en Indonesia). “Cuando esperábamos a nuestra primera hija iniciamos la primera travesía en motorhome: tres meses por Argentina y Chile. Teníamos ganas de iniciar un viaje más largo pero no se habían dado las condiciones aún. El año pasado, cuando nació nuestra tercera hija, pensamos que si no lo hacíamos ahora luego iba a ser cada vez más difícil, con las niñas más grandes. Además se dio que la situación económica nos lo permitía”, explicó.
El viaje de esta familia no es el típico: eligen los lugares y los conocen a fondo: “Viajamos muy lento y nuestra intención es conocer bien un lugar, su cultura, su organización social, la forma de vida. Las diferencias y las similitudes con nosotros. Por ese motivo a los destinos como Fiji y Japón, les dedicamos tres meses, porque toma su tiempo entender y asimilar las distintas maneras de ver el mundo”, dijo quien ya visitó Chile, Nueva Zelanda, Fiji, Vanuatu, Nueva Caledonia, Japón y ahora Indonesia.
PREPARAR LA AVENTURA. Salir de Uruguay hacia el mundo les tomó seis meses de preparación. “No fue nada fácil”, comentó. Ella y su pareja no estaban de acuerdo en el desprendimiento, pero al final encontraron el equilibrio: “Alquilamos nuestra casa, vendimos muchas cosas (como el motorhome) y regalamos otras, algunas las dejamos al cuidado de amigos y familia. Tratamos de cargar lo menos posible. Compramos algunos libros para que Gaia estudie y sacamos el seguro internacional de salud”, sostuvo.
Otro de los desafíos del viaje fue la escolarización de Gaia, su hija mayor que está en cuarto año de primaria: “Nos juntamos con el colegio de Uruguay que nos apoyó, nos proporcionó el programa escolar y qué se espera que aprenda una niña de su edad. Con eso, algunos libros de matemáticas, inglés y geografía además de la página web kahnacademy.com conformamos su estudio diario. Inlcuso en algunos destinos ha ido a escuelas”, dijo.
Por otro lado, destacó que “al tener tiempo”, la niña puede investigar acerca de sus intereses, como sucedió cuando aprendió a bucear. “Le regalamos un libro de criaturas marinas y aprendió muchísimo acerca del mundo submarino”, dijo su madre.
Respecto a las dificultades de salud en un viaje de esta índole, Lucía expresó que sacaron un seguro familiar especial, aunque algunas cosas las resuelven con los medicamentos que llevan y además cuentan con la ayuda de médicos vía Whatsapp desde Uruguay: “A Fran le dimos las vacunas del año en Fiji. Y en ese lugar cuando a Gaia la mordió un camarón mantis en el pie, la llevamos al doctor local que fue barato y la atendió perfecto”, contó.
LAS SORPRESAS. Lucía y Leandro tenían un motorhome desde que esperaban a su primera hija, pero nunca habían hecho un viaje tan largo y diferente en muchos sentidos: “En una casa rodante te movés con todas tus cosas, siempre tenés la seguridad de saber a dónde vas a dormir, pero también quedas más dentro del nido, no te relacionás tanto con el exterior. De la manera que viajamos ahora, albergues, hostels, hoteles, casas (airbnb o couchsurfing) o cabinas, constantemente vivís cosas distintas de forma diferente. Hay lugares en los que apenas entramos, otros que nos sobra lugar, camas en el piso o cuchetas, solos o con otros viajeros o gente en su propia casa. Estas mucho más en contacto con tu entorno”, explicó.
Asimismo, agregó que “a veces terminamos en lugares inesperados, solo porque nos divirtió la casa y su anfitrión. Y de ahí surgen experiencias increíbles”.
“Si hubiéramos estado en un motorhome en Japón quizás nunca hubiéramos dormido en un piso de tatami, ni conocido la familia de Hiroto, ni dormido arriba de un baño público (termas), ni aprendido a hacer origamis con Nao, el recepcionista del Ryokan, ni enterado que el inodoro se abría automáticamente cuando entrábamos al baño”, enumeró para relatar aspectos fantásticos de esta aventura.
Sobre las nuevas experiencias remarcó que lo que más le sorprendió fue la capacidad de asombro de sus hijas y su manera de adaptarse, además de “lo poco” que necesitan y lo “bunas y amables” que son las personas.
El lugar que más la deslumbró es Nueva Zelanda: “Tiene la combinación perfecta entre ciudad y naturaleza, una población sumamente educada, abierta y feliz y además es muy seguro. Creo que es un lindo ejemplo para Uruguay”, destacó.
También la sorprendió la comida de Japón, los parques y la seguridad, así como “la exuberante naturaleza de Nueva Zelanda, la organización en villas en Fiji y Vanuatu, el cariño que nos dieron Manu y Flo, familia que nos alojó por coach surfing en Nueva Caledonia”.
Desde el punto de vista familiar ver crecer y adentrarse en la educación de sus hijas es parte de un enriquecimiento que les enseñó a descubrir “qué es importante y qué no para la familia”. “Arriesgarnos a probar nuestras propias ideas y visiones”, dijo.
EL FUTURO. Están en Indonesia, volverán a Uruguay y zarparán hacia nuevos destinos: Marruecos, África. La familia planea viajar al menos un año más y luego seguir buscando aventuras pero con base en Uruguay.