El Pais (Uruguay)

NACE UNA ESTRELLA Historia eterna de amor eterno

Se estrenó la nueva versión de unos de los grandes clásicos de Hollywood

- FERNÁN CISNERO

Estados Unidos, 2018. Bradley Cooper. Eric Roth, Cooper, Will Fetters basado en el guion de Moss Hart y y en el guion de 1976 de John Gregory Dunne, Joan Didion y Frank Pierson, sobre una historia de William A. Wellman y Robert Carson. Matthew Libatique Jay Cassidy. Diseño de producción: Karen Murphy. Con: Bradley Cooper, Lady Gaga, Sam Elliot, Andrew Dice Clay. 136 minutos. 18 de octubre

E2222 ] sta anécdota anda en la vuelta de Hollywood desde 1932. Camuflada, aquella vez como El precio de la fama, una película de George Cukor, inauguró una línea argumental que luego conocería tres versiones, ya como Nace una estrella, y se establecer­ía como un recurso al que Hollywood tiende a apelar.

La primera versión es de 1937 y la dirigió William A. Wellman, un director correcto con chispazos de talento. Contaba la historia de un actor alcohólico que en plena bajada de su carrera se cruza con una aspirante actriz de talento y carisma inmensos que viene en el repecho del éxito. Es una historia de amor bien dramática.

Los papeles principale­s eran para Fredric March y Janet Gaynor, dos nombres que se han perdido en la memoria, pero que fueron, en su época, gente muy cotizadas. La versión se ve algo rústica para públicos actuales pero tiene su encanto.

El propio Cukor, el involuntar­io iniciador de la franquicia, estrenó su versión en 1954 con James Mason y Judy Garland, quien interpreta­ba, en un cambio de rubro, a una cantante rumbo a la fama. Garland y Cukor están detrás de la permanenci­a de esta versión que, hasta ahora, es la mejor.

Kris Kristoffer­son y Barbra Streisand ocuparon los protagónic­os en la remake que en 1976 dirigió Frank Pierson, con guion de Joan Didion y John Gregory Dunne. El resultado es un poco kitsch aunque Streisand es, como en todas las películas de sus años mozos, un encanto, Pierson es un director menor y las canciones han quedado pasadas de moda.

Aunque en los créditos deja constancia de todos esos antecedent­es, esta nueva Nace una estrella —que se estrenó ayer en Uruguay y ya se menciona como una de las candidatas al Oscar— es una remake de la de Streisand y Kristofers­on. La dirige y protagoniz­a Bradley Cooper aunque se la roba, su coprotagon­ista Lady Gaga. Su presencia y su voz deberían ser reconocida­s.

Gaga interpreta a Ally (en las otras siempre se la conoció por el menos pop apelativo de “Esther”), una empleado de hotel y cantante de gran talento que revela en bares divertidos pero de poco potencial para su carrera. Allí va a dar Jackson Maine (Cooper), una megaestrel­la a quien acabamos de ver en escena ante una concurrenc­ia importante, pero ahora anda como alma en pena buscando un trago. Así va a dar a un drag bar en el que Ally justo está dando una histriónic­a versión de “La vie en rose”.

Ella es un talento natural y de eso se da cuenta enseguida Jackson aun ahogado en alcohol y pastillas. Se vuelve su mentor, se enamoran y permanecen así a pesar de que él tiene un problema con los excesos y las formalidad­es y ella va en un disciplina­do camino hacia el estrellato pop para el que esa clase de cosas suelen ser un lastre. Es un melodrama con canciones.

El guion está firmado por Cooper, Will Fetters y Eric Roth, quien escribió el de Forrest Gump y se ganó un Oscar por eso. Se limita a contar la historia principal y hacer algunos apuntes sobre la familia (el vínculo de Jack con su hermano), las clases sociales (el padre de ella es remisero), la nueva popularida­d de las selfies y, principalm­ente, la construcci­ón de una estrella y el sacrificio y las concesione­s que un artista debe hacer sobre su arte.

Todo (sus pretension­es, su forma, su género) es un poco pasado de moda y un poco sensiblero de más. Pero funciona.

Porque lo acá importante son la historia de amor y las canciones. Para manejar un material clásico, Cooper es un director correcto que va por una puesta de escena, valga la redundanci­a, clásica. El uso de los colores (esos rojos del mundo de Jack) y el recurso de la cámara en mano casi documental en las escenas de los shows (que estaba en la versión de Pierson, para ser justos) parece ser su mayor aporte. Es una película que se ve muy bien.

Y están muy bien las canciones (firmadas por Lujas Nelson, hijo de Willie Nelson), una colección que pasa por country, al rock sureño y el pop. Gaga es una gran cantante y está justa para el papel. Cooper, un actor ductil y acá de varonil voz profunda, no desentona.

Pero todo pasa por Gaga,. Es un papel atrevido sobre una mujer abnegada en el amor a su marido. Canta, además, con una voz que da al papel esa cosa poderosa que seduce al pobre Jack y al público, por lo visto, desde hace un montonazo de años.

Esta nueva versión está cerca de ser una remake mejorada de la de 1976.

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DIRECTOR. Bradley Cooper haciendo su trabajo detrás de cámaras

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