El Pais (Uruguay)

“No lo odio ni me arrepiento”, confesó el asesino del Pelado

Matador dijo que aceptó a Roldán en la celda y que éste insultó a su madre

- EDUARDO BARRENECHE

Yo le di cabida (en la celda) a Roldán y él insultó a mi madre durante varios días; por eso lo maté”, dijo a El País el asesino de Marcelo “Pelado” Roldán, Víctor Hugo Pereyra da Silva.

En ningún momento el homicida explicó a los operadores judiciales tanta saña: mató, decapitó, cortó trozos del cadáver, los fritó y luego los comió.

Al finalizar la audiencia en el Juzgado de Libertad y cuando subía al vehículo policial que lo devolvería al penal homónimo, Pereyra da Silva gritó: “Te amo, mamá”. Y agregó a los periodista­s: “No estoy arrepentid­o de lo que hice ni odiaba a Roldán”.

INSULTOS. Hacía tres meses que Pereyra da Silva y Roldán compartían la Celda N° 8, ubicada en el Sector D del edificio viejo del Penal de Libertad conocido como “La Piedra”.

La convivenci­a era correcta hasta dos días atrás cuando comenzaron las fricciones entre los dos presos.

Acompañado por un guardia del Penal de Libertad, el matador del “Pelado” Roldán relató a El País los momentos previos al asesinato de Roldán.

Dijo que su madre vive en un villa rural de Canelones y está enferma de cáncer desde hace 20 años. A mediados de 2011, Pereyra da Silva mató a su joven pareja y la decapitó. Desde entonces, no la ve porque ella no puede visitarlo a la cárcel por problemas de salud.

“Él venía insultando a mi madre desde hacía un buen rato. La llamaba de puta. Yo no le decía nada. Roldán continuaba hablando. Entonces le pregunté: ¿Usted está seguro de lo que está diciendo? Él siguió y lo ataqué”.

Según Pereyra da Silva, cada día que pasa, “mi madre se muere un poquito y yo no puedo verla. No iba aceptar que él la insultara”.

El preso es un hombre de pocas palabras. No integra ninguna banda en el Penal de Libertad. “Su vida está dentro de los muros de la cárcel. Lleva muchos años en prisión”, dijo un operador penitencia­rio a El País.

Durante la pelea con Roldán, Pereyra da Silva tomó un “corte” carcelario (cuchillo artesanal). Roldán, en cambio, estaba desarmado.

A los pocos minutos de lucha, Roldán yacía en el suelo herido de muerte. Tenía múltiples puñaladas en el tórax que afectaron su sistema circulator­io, según la autopsia.

Tiene antecedent­es por hurtos, drogas, rapiñas, 2 crímenes y extorsión.

El homicida vivió su infancia y adolescenc­ia en la zona rural de Canelones. Está acostumbra­do a faenar animales.

Tomó el cuerpo de Roldán y lo arrastró hasta el baño. Ató una sábana a uno de los pies y colgó el cuerpo del techo. Posteriorm­ente tomó el cuchillo artesanal y lo decapitó.

También realizó un corte en forma de “L” en el lado izquierdo del tórax con el propósito de extirparle el corazón. Como no pudo concretar su objetivo, cortó varios trozos del tórax de Roldán, los fritó y los comió, según dijo la fiscal penal de la ciudad de Libertad, Nidia Morosini en la audiencia de formalizac­ión de la investigac­ión.

Ni a la fiscal ni a su abogada defensora, Claudia Balliero, el acusado dijo por qué hizo eso.

Posteriorm­ente, Pereyra da Silva lavó el piso de la celda. Se bañó y se afeitó. Se vistió con unos pantalones vaqueros, camisa cuadrillé y championes “New Balance” de color gris.

Se sentó en una butaca a esperar a la guardia de la mañana. El cuerpo sin vida de Roldán colgaba del techo.

A las 7:00 horas del jueves 8, el guardia llegó a la celda para realizar el recuento. “¿Dónde se encuentra su compañero?”, preguntó desde la mirilla de la puerta.

Pereyra se levantó y se acercó. Mostró un balde. “Acá está la cabeza. El resto en el baño”, respondió Pereyra da Silvia al guardia.

A las 10:00 de la mañana de ese día, la fiscal Morosini y la defensora Balliero llegaron a “La Piedra”. Afuera de la celda, en la “planchada” (pasillo), un pequeño charco de agua con jabón, de color rojizo, era una señal de lo que había ocurrido.

Morosini y Balliero, acompañada­s por guardias, ingresaron a la celda. La escena las impactó pese a sus experienci­as en otros crímenes.

Pereyra da Silva explicó a la fiscal con respeto: “Doctora, yo lavé la celda pero no para borrar evidencias. Soy el único que está acá”.

PRONTUARIO. A las 17:00 horas de ayer, la pequeña sala del Juzgado de Libertad estaba colmada con la mera presencia de la jueza María Gabriella Alanis, los fiscales Morosini, Raúl Iglesias y Ana Buffa y los defensores Balliero y Stella Caggiano.

Pereyra da Silva ingresó y saludó a todos con respeto. Luego se sentó inmutable. Durante la media hora que duró la audiencia, mantuvo su mirada en un punto indefinido de una pared.

Lucía prolijo. Vaqueros, championes, una camisa estampada y un buzo de cuello a la base de color crema con la inscripció­n “Mornall” en el pecho.

“Sé perfectame­nte por que hechos estoy siendo indagado. Estoy conforme con la defensa”, dijo a la jueza Alanis.

El matador de Roldán tiene 40 años, escuela completa, es soltero y un largo prontuario. Además de matar a su expareja, fue encarcelad­o por los delitos de hurto, tráfico de drogas, otro homicidio, extorsión, rapiña con privación de libertad y robo en grado de tentativa. Es decir, la muerte de Roldán es su tercer asesinato.

En otro tramo de la audiencia, relató que tampoco se podía quejar del trato policial que recibió luego del crimen. “Me trataron como una persona normal”, dijo.

Después de relatar los hechos confesados por Pereyra da Silva, la fiscal Morosini solicitó a la jueza Alanis la formalizac­ión del proceso penal contra el acusado por un delito de homicidio especialme­nte agravado con un delito de vilipendio de cadáveres.

Morosini pidió una pericia psiquiátri­ca para Pereyra da Silva y una medida cautelar de prisión por 120 días.

Al finalizar la formalizac­ión, Pereyra da Silvia pidió a la jueza Alanis que, si lo cambian de celda, le entreguen la “resistenci­a” (calentador eléctrico) y la olla para tomar mate.

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 ??  ?? ANUNCIO. Víctor Hugo Pereyra da Silva aprovechó las cámaras para enviar un saludo a su madre que está muy enferma.
ANUNCIO. Víctor Hugo Pereyra da Silva aprovechó las cámaras para enviar un saludo a su madre que está muy enferma.

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