El Pais (Uruguay)

Memorias del viejo San Rafael

Remataron pertenenci­as del histórico hotel, que tiene que quedar vacío en veinte días

- MARCELO GALLARDO

Fue el acontecimi­ento del fin de semana pasado en el Este del departamen­to de Maldonado. Unos fueron con la esperanza de encontrar algún cenicero empleado por Ernesto “Che” Guevara para apagar uno de los tantos puros que fumó en el complejo, esperando reunirse con el enviado de John Kennedy. Otros pasaron para llevarse algo que recordara la presencia del entonces presidente Lyndon Baines Johnson cuando participó de la cumbre de presidente­s de marzo de 1967.

Fue una jornada cargada de misterios. Una suerte de la Noche de la Nostalgia de los remates. Una subasta “vintage”, tal como lo pensaron sus organizado­res, de cosas viejas que toman un valor inesperado tanto por su origen como por el deseo de los potenciale­s clientes que concurren en busca de útiles de cocina o mobiliario de un legendario hotel de Punta del Este. Un verdadero botín para los coleccioni­stas de cualquier tipo de objetos, más si estos lucen la emblemátic­a marca del hotel San Rafael.

El remate comenzó en el mediodía y se prolongó durante más de diez horas, hasta casi la medianoche, en medio de bebidas espirituos­as y música de jazz de fondo. “Estuvo muy concurrido. El local desbordó de gente. Habíamos previsto algo de esto, pero el resultado final nos sorprendió”, dijo el rematador Rubén Lomiento.

Decenas de personas llegaron hasta el local ubicado en la esquina de Camino Eguzquiza y la calle Julio Sosa del balneario de La Barra. Punto de paso obligado para quienes van o llegan desde los balnearios ubicados al Este del arroyo Maldonado.

Los visitantes, que estacionar­on sus vehículos como pudieron, fueron recibidos en el mediodía del sábado por una paella que desprendía su rico olor por todo el lugar.

En las semanas previas, los organizado­res del remate recorriero­n la zona buscando elementos “vintage” para realizar una presentaci­ón distinta, que llamara la atención de potenciale­s clientes.

Una parada en el ex hotel San Rafael les permitió acceder a más de tresciento­s objetos que formaron parte del complejo ahora comprado por el empresario italiano Giuseppe Cipriani. El acuerdo alcanzado con la todavía propietari­a del hotel, la legendaria empresaria Yolanda Manoukian de Merlo, prevé que el complejo quede vacío antes del próximo 1º de diciembre.

El remate del sábado fue, entonces, la posibilida­d de comenzar a sacar elementos del inventario del hotel que no serán empleados por los nuevos compradore­s. Los lotes estaban compuestos de varios objetos pero fueron abiertos de forma tal que todos pudieran llevarse algún recuerdo del San Rafael.

LA VIEJA BOITE. Un cartel de hierro forjado con la palabra “Le Carrousel” era la joya de la corona en el remate. Tenía una base de 10 mil pesos. Pero no hubo ofertas. “No se vendió”, dijo Lomiento. “Antes de ofertarlo le pedí a Carlos Dautress, un estrecho colaborado­r de Yolanda Manoukian, que explicara a los presentes lo que significó esa boite”, relató. “Lo saqué en

No hubo interesado­s para el mobiliario de la habitación de los reyes de España.

El cartel de la vieja boite “Le Carrusel” tampoco despertó interés en el público.

un precio muy razonable. Si hay un segundo remate seguro va a tener una mejor suerte”, añadió.

“Le Carrousel”, fue la mítica discoteca por donde pasaron los cantantes y conjuntos musicales más famosos de fines de los cuarenta y de los cincuenta. En los sesenta fue el lugar elegido por Vinicius de Moraes para sus presentaci­ones en Punta del Este. Por ese local pasaron los Lecuona Cuban Boys, Xavier Cugat, entre otros artistas. Las papeleras con el logo del hotel fueron colocadas en dos mil pesos cada una. “Se pagaron muy bien”, dijo Lomiento. “Fueron apenas tres. Esperamos que en el próximo remate haya más porque muchísima gente mostró su interés en comprarlas”, dijo Lomiento.

También fue ofertado un juego de living Luis XVI comprado para alhajar la suite real que albergó entonces a los reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía. “Ese lote tampoco se vendió”, dijo. Diez butacas francesas fueron vendidas en 8 mil pesos cada una.

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