Los propietarios dicen que no les sirve cobrar indemnización
▃ Nicolás Maggi tiene desde 2002 un campo de 705 hectáreas entre las localidades de Chamberlain y Peralta (Tacuarembó) y calcula que la expropiación le restaría 100 hectáreas. “Por el mal manejo del lago se generaron inundaciones y cuando se retira el agua quedan pasturas de menor calidad. Han usado como han querido el nivel del agua. La viabilidad del sistema ganadero está en función del tamaño. Y los costos fijos altos que hay se pueden diluir más en los establecimientos grandes. Yo no quiero una indemnización. Mantengo la esperanza de que por alguna vía esto se detenga, porque me va a afectar la productividad”, dijo a El País. Por dos veces impidió este año el ingreso de agrimensores a su establecimiento pero luego debió permitirlo a instancias de una alguacil. Y ya le colocaron mojones en su campo indicando hasta donde llegaría el agua.
Patricio Olivera (en la foto) dice que las inundaciones por el manejo del lago dañan el monte nativo que es sombra y abrigo del ganado y agravan la erosión de la tierra.
También está preocupado Benito Van Lomel que tiene un establecimiento de 139 hectáreas, unos 12 kilómetros al noreste de Paso de los Toros, sobre el embalse. Allí tiene unas 130 cabezas de ganado. “Vinieron a medir y no los dejé entrar. Me tenían que mostrar un papel. Me pareció poco serio, no puede ser así, de “boca”. Van Lomel tiene 64 años y llegó al lugar en 1959. Vive allí con su esposa, Sus hijos se fueron de la zona.