Diferencias en gobiernos del FA Gestiones y resultados
Los tres gobiernos que hasta ahora ha conducido el Frente Amplio (FA) muestran gestiones y resultados muy diferentes. Esto lo podemos comprobar tanto a partir de un grupo de indicadores macro económicos seleccionados, como por medio de la revisión de lo más relevante que sucedió en cada uno de ellos. Pero también tienen un denominador común de asignaturas pendientes.
Veamos primero los indicadores, incluidos en el cuadro que ilustra esta nota. El actual período se completa con datos de las encuestas de expectativas o, alternativamente, se indica el último dato conocido del indicador (ver nota al pie del cuadro).
INDICADORES. El PIB creció alrededor de 30% en cada uno de los dos primeros gobiernos y crecerá 8% en el actual. Consistentemente, el salario real creció respectivamente 27,0% y 19,3% y crecerá sólo 5,1%. El muy buen desempeño de los dos primeros períodos también dio lugar a sendos crecimientos en la tasa de empleo, que en cambio cae con firmeza a lo largo del presente período. La inversión privada, en niveles mínimos en 2004, crece considerablemente durante los primeros dos quinquenios y, en cambio, retrocede en el tercero.
En el frente fiscal nos encontramos con un creciente deterioro: de un déficit promedio de 0,9% del PIB en el primer período, se pasó a uno de 2,0% en el segundo y ahora apunta a promediar 3,7% del producto. En ese contexto es coherente que la deuda pública neta se haya desplomado como porcentaje del PIB en el primer gobierno, que haya seguido cayendo en el segundo y que haya crecido en el tercero (empieza a crecer en 2014).
Mientras tanto, el gasto público crece en los tres períodos, pasando de un deprimido 24,1% del PIB en 2014 a un 30,8% del PIB según el último dato disponible, a septiembre, que será superado en lo que resta del quinquenio.
Finalmente, para la inflación existió un “rango meta” a lo largo de todo el período considerado, pero se lo habrá cumplido en apenas un quinto de su extensión.
AGENDA Y GESTIÓN. El ímpetu inicial y su desvanecimiento posterior, que se ven en los indicadores, quedan en evidencia al momento de revisar la agenda y la gestión durante los tres períodos considerados.
El primer gobierno de Tabaré Vázquez fue muy bueno. Aprovechó la excelente salida de la crisis diseñada por su predecesor y el viento de cola que ya había comenzado a soplar antes de asumir. Se abocó a la reconstrucción post crisis y a saldar la “deuda social” que se generó a partir de 1999. Mostró una agenda de reformas relevante (no abro juicio sobre ellas): en el ámbito tributario y en la salud, además del Plan Ceibal.
Rápidamente pudo cancelar toda la deuda con el FMI y aprovechó inteligentemente las condiciones que le dieron los mercados de capitales para desdolarizar la deuda.
Asimismo, preservó marcos institucionales adecuados para la inversión privada y las exportaciones. Todo esto último, muy relevante en un gobierno de un partido que llegaba por primera vez y que había tenido un discurso equívoco sobre esos temas. En este período también hubo retrocesos serios, legales y reglamentarios, en materia previsional, que se empezaron a sentir desde 2015.
El segundo gobierno, encabezado por José Mujica, fue caótico. Aprovechó el impulso del primer gobierno, pero no supo cambiar el paso cuando los vientos comenzaron a volverse menos amigables. Si bien algunos de sus protagonistas lo niegan, hubo “equipos económicos paralelos” o, al menos, muy contradictorios entre sí y casi con murallas chinas que los distanciaban, en temas clave (supervisión de las empresas estatales y de sus inversiones, por ejemplo).
En 2012 se recupera el “grado de inversión” de nuestra deuda cuando desde hace rato el mercado lo había reconocido implícitamente en sus precios, a partir del éxito de la gestión de la deuda iniciada en el primer período.
Por último, el tercer período del FA y segundo de Vázquez ha sido pobre en ideas y resultados, como suele pasar con las segundas presidencias de un mismo gobernante. Basta con observar que desde el gobierno se ha señalado a la “inclusión financiera” como el summum de la agenda del período...
Ha sido un gobierno en “piloto automático”, sin creatividad ni ideas, resignado a transcurrir. Se han reconocido problemas, pero no se los ha enfrentado, como los de la seguridad social referidos en el primer período. Incluso se agravó ese panorama con la ley de los “cincuentones”. Al igual que sucedió en 1999 tras la devaluación en Brasil, ahora, tras la de Argentina, casi no ha habido reacción. Como entonces, son tiempos preelectorales, de patear la pelota para adelante.
LUCRO CESANTE. Pero también hay asignaturas pendientes comunes a los tres gobiernos: estas se ubican en infraestructura, enseñanza pública, inserción internacional, seguridad social y en materia de legislación laboral.