Bolsonaro y el Mercosur
Mi primer comentario sobre la elección de Bolsonaro en lo que hace a la política económica, es que huele a gatopardismo: “hay que cambiar todo para que nada cambie”.
En efecto, un artículo de El País de Montevideo da cuenta de su intención de subir los impuestos y reformar el Mercosur. Pero al contrario de lo que esperábamos los liberales uruguayos y argentinos, no quiere reformar el Mercosur desmontando el cartel proteccionista industrial que nos mantiene esclavos de una industria equipada en los años 60, no competitiva y carísima para nuestros ya desplumados consumidores (desplumados por los impuestos, además del costo de pertenecer al Mercosur). Lo que propone Bolsonaro es nada menos que... ¡aumentar el proteccionismo agrícola!
O sea que la leche uruguaya y argentina, que de cualquier modo siempre ha estado obstaculizada por toda clase de escollos para entrar en Brasil, ahora podría tener un arancel de protección intra Mercosur en forma permanente, totalmente contrario a la esencia de un mercado común, para defender a los increíblemente ineficientes tamberos brasileños. Yo estoy empezando a pensar que si Macri no estuviera tan asediado y si el Uruguay ya hubiera pasado sus elecciones presidenciales, deberíamos ser nosotros los que tomáramos la iniciativa de cortar con los brasileños y dedicarnos, como Chile, a liberar realmente el intercambio. Creo que necesitamos nuestro propio Brexit.
Y hablando de Chile, resulta que Piñera acaba de firmar un TLC con Brasil (con Temer) en solo 6 meses, a pesar de las habituales dificultades para hacer acuerdos bilaterales dentro del marco del Mercosur, restricción que fue establecida a instancia de los propios brasileños, como le consta muy bien al Uruguay, que ha luchado siempre por eliminar esa limitación (TLC con USA un ejemplo).
La agenda brasileña jamás ha sido la nuestra y la etapa que se inicia ahora no parece tener nada de nuevo, sino que es llevar —más que antes todavía— la política de la FIESP y de los ruralistas brasileños, al campo del acuerdo regional.
Demasiado se habla del Mercosur de la boca para afuera. Los únicos que se benefician en el caso argentino, son muchos de los señores que aparecen mencionados en los “cuadernos”, porque están acostumbrados a trabajar en forma cartelizada, tanto en el mercado nacional como en el regional. Para los legos, cuando digo cartelizada, significa que los precios vigentes en los mercados internos se fijan arbitrariamente, cada trimestre, a nivel Mercosur para ser rentables cubriendo los elevadísimos costos internos, sin ninguna referencia a los precios internacionales. El Arancel Externo Común defiende a los industriales ineficientes en forma virtualmente inexpugnable. Aun así, estos últimos están asustados por China. Y mucho. Y con razón, porque este esperpento que han construido y les ha durado varias décadas, debe ser desmantelado, tarde o temprano, en contra del atraso y en favor de los consumidores de nuestros países, especialmente los más rezagados. Después de haber trabajado mucho tiempo en los tres países, Argentina, Brasil y Uruguay, cuando huelo que hay una nueva celada en puertas, por lo que valga, la denuncio “a voz en cuello”.
La agenda brasileña jamás ha sido la nuestra y la etapa que se inicia no tendría nada nuevo.