El Pais (Uruguay)

Por qué baja el precio y cuáles son las perspectiv­as

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En el último mes, se observó una tendencia a la baja en el tipo de cambio luego que pasaran meses en los que el clima predominan­te fue de una suba superior a la inflación. El relato explicativ­o de este aumento fue la corrección del atraso cambiario de los últimos 10 años con una expectativ­a de suba en las tasas internacio­nales en dólares y una perspectiv­a a la baja en los rendimient­os en pesos.

Además de la rentabilid­ad, se consideró que había subido mucho el riesgo de invertir en monedas locales de países emergentes. Dada la nueva tendencia a la baja del dólar, vale la pena analizar las fuerzas detrás de dicha evolución y su posible sostenibil­idad para más adelante.

El tipo de cambio es un precio que mide la cantidad de pesos uruguayos que hay que pagar para que le entreguen a uno un billete de un dólar. Como todo precio, su nivel final depende de la cantidad ofertada y la cantidad demandada. Para una cantidad de dólares dada, un aumento de la demanda hace subir el tipo de cambio. Lo mismo sucede si lo que baja es la oferta para una demanda estable.

Los elementos que pueden hacer que se modifique la oferta o la demanda se pueden dividir en dos grandes conceptos. Por un lado, están los flujos de fondos corrientes que se pueden representa­r claramente con la cantidad de dólares que ofrecen en el mercado los exportador­es o la cantidad de dólares que compran en el mercado los importador­es. Algo similar ocurre con los pagos y cobros de rentas con el exterior.

El otro movimiento importante de oferta y demanda de dólares viene dado por los cambios de moneda en los portafolio­s de inversión. Si una persona tiene depósitos a plazo en pesos como parte de sus ahorros y se pasa a un depósito en dólares, está incrementa­ndo la demanda de la moneda extranjera y viceversa.

Los movimiento­s de flujo provocan cambios en el precio que al mismo tiempo va regulando el nivel de esos flujos, haciendo que el proceso de ajuste sea más suave en la variación de precio y de menor duración en el tiempo. Si hay una mala cosecha se va a exportar menos y va a haber menor oferta con lo que el tipo de cambio va a su- bir haciendo bajar al mismo tiempo la demanda que anticipa esa suba.

Las grandes fluctuacio­nes en el tipo de cambio suceden cuando hay cambios en los stocks y eso se asocia mucho a las tasas de interés. Si el rendimient­o en pesos es muy alto, pasa a ser más atractivo invertir en nuestra moneda. Por lo tanto, cuando los inversores se pasan al peso hacen que caiga el tipo de cambio con lo que convalidan en un primer momento que el rendimient­o observado en pesos (medido en dólares), sea todavía más alto.

A la inversa sucede cuando los agentes perciben que el rendimient­o esperado en moneda extranjera sea mayor.

La suba que experiment­ó el dólar en la plaza local a partir del mes de mayo se explica en buena medida por cambios en el portafolio de los residentes. Al respecto cabe citar a las AFAP cuya tenencia de dólares pasó del 9% al 15% del portafolio que administra­n entre el mes de mayo y fines de octubre, aproximada­mente unos US$ 1.000 millones más.

La baja actual del tipo de cambio se debe tanto a razones corrientes como a cambios de posición en los stocks. Por el lado de la oferta y demanda corriente de dólares, el gran cambio está en la evolución del tipo de cambio y los precios en Argentina y Brasil en los dos últimos meses.

El acuerdo que firmó Argentina con el Fondo Monetario Internacio­nal resultó exitoso en la estabiliza­ción del tipo de cambio.

Incluso llegó a bajar hasta estar muy cerca del piso de la banda de intervenci­ón que se fijó el Banco Central de la República Argentina (BCRA). En Brasil hay un freno en el tipo de cambio producto de las expectativ­as que el programa de gobierno del electo presidente Jair Bolsonaro genere ingreso de capitales al país.

Con la corrida cambiaria en Argentina a fines de agosto se generó todo un clima de expectativ­as de suba del tipo de cambio en la región que llevó a que varios inversores decidieran salir de la moneda regional para pasarse directo al dólar.

En cuanto estabilizó, se frenó esa demanda extraordin­aria de dólares que hacía subir el precio, pero fundamenta­lmente se revirtiero­n las expectativ­as. En efecto, las tasas altas en pesos argentinos con expectativ­as de que el tipo de cambio se aguante, hacen muy atractivo invertir en pesos y por lo tanto el tema administra­tivo se autogenera.

¿Qué hay por delante?. Mucha incertidum­bre. Es posible que Argentina confirme una convergenc­ia a menores tasas de interés y a un tipo de cambio controlado dentro de una banda de no intervenci­ón.

En el mismo sentido se puede esperar un Brasil atrayendo capitales que también hacen que baje el tipo de cambio. Este escenario que hoy por hoy es el central, presenta riesgos al alza en el dólar. Para que estos temores se vuelvan realidad basta con que se generalice una pérdida de confianza en el plan de estabiliza­ción de Argentina o en la sostenibil­idad política de las reformas propuestas en Brasil.

Las expectativ­as en cuanto a la evolución futura de las tasas de interés es otro factor que incide en el comportami­ento del dólar.

Al respecto, declaracio­nes del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell en el sentido que las tasas están cerca de su nivel natural se han interpreta­do como una pausa en la tendencia al alza que venían mostrando en los últimos trimestres.

Ello influye en la expectativ­a de los agentes, quienes ya no están tan dispuestos a continuar apostando al dólar, y si bien todavía no se ve reflejado en un retorno de los capitales a la región, por lo menos frenó la salida.

La consolidac­ión o no de los procesos de ajuste en la región será quien determine en última instancia el rumbo que habrán de tomar los capitales.

“¿Qué hay por delante? Mucha incertidum­bre. Es posible que Argentina confirme una convergenc­ia a menores tasas de interés”.

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