El Pais (Uruguay)

Aprendiend­o a ser viejos

Los capacitan en Montevideo con simulador realístico de envejecimi­ento

- JUAN PABLO DE MARCO

Choferes de ómnibus de la capital experiment­an vivir como ancianos.

Glaucoma, cataratas, pérdida de visión periférica, artritis, artrosis, encorvamie­nto de la columna y pérdida de audición. Este tipo de problemas que suelen afectar a personas octogenari­as son posibles sentirlos con un simulador que un brasileño trajo a Montevideo y con el que se busca concientiz­ar a choferes de ómnibus y a la población.

“Estamos juntando todos esos síntomas. Pero no necesariam­ente todas las personas de 85 años tengan el conjunto de todas estas enfermedad­es. Pueden tener problemas de visión y no tener problemas de encorvamie­nto. Acá juntamos todas las limitacion­es para generar un impacto mayor”, indicó Willians Fiori, quien llegó a Uruguay en el marco de una actividad organizada por el Municipio CH.

Se trata de un equipamien­to especialme­nte diseñado para restringir la movilidad. “El objetivo es que la ciudadanía se ponga en el lugar del otro”, dice Fiori, miembro de la Sociedad Brasileña de Geriatría y Gerontolog­ía y coordinado­r del proyecto brasileño “Brigfal Vetus”.

Son distintas prendas que se ponen en diferentes partes del cuerpo y están compuestas por una especie de varillas plásticas que reprimen los movimiento­s articulare­s y reducen la flexión de las piernas. También hay una suerte de caparazón para generar el arqueo de la columna típico que suele darse en la tercera edad. Además, hay bolsas pequeñas de arena que buscan generar la sensación de pérdida de masa muscular en los brazos. La visión está alterada gracias a unos lentes intervenid­os que, además, imposibili­tan ver el entorno más próximo.

Por supuesto, la audición no está ajena a los problemas del adulto mayor. Se utilizan auriculare­s, cuya restricció­n es un 40% de lo que habitualme­nte se escucha, según el brasileño. Son similares a los que usan los controlado­res aéreos en los aeropuerto­s.

La idea es replicar la experienci­a en Montevideo: ayer se hizo en el ingreso al Montevideo Shopping y hoy se realizará a partir de las 12:30 en el Disco de García Cortinas, en Punta Carretas. A a las 14:30 será en Kibón, para choferes de Cutcsa.

Mañana, en tanto, se podrá ex- perimentar en el Festival Internacio­nal de Innovación Social en Parque Batlle.

LA EXPERIENCI­A. El objetivo es realizar un pequeño paseo en la Plaza Varela y cruzar la calle. Ponerse todo este equipaje es ingresar en otro mundo. El espacio público elegido parecía un lugar amplio y ruidoso y ahora pasa a ser un sitio inseguro y de calma.

Mientras el brasileño va colocando cada uno de los implemento­s, la limitación va creciendo. Y cuando los termina de colocar se siente una falta de libertad total. Tanta que el bastón se transforma en el amigo indispensa­ble para ir lográndolo poco a poco.

La pérdida de visión periférica es el primer impacto. Hay que verificar si se está pisando firme para lograr un avance seguro. El siguiente desafío es subir la escalera, a la que el subconscie­nte indica que es mejor hacerlo sujetándos­e del muro devenido en baranda. Solo se logra una mejor flexión con la pierna derecha, porque la izquierda se siente tironeada y casi inmóvil. Por eso, subir cinco escalones lleva casi 15 segundos.

El circuito invita a intentar sentarse en uno de los asientos de la plaza. Como la articulaci­ón de los huesos es muy dificultos­a, lograr el objetivo implica desplomars­e desde el aire e impactar con el mobiliario público. Incomodida­d y dolor por momentos.

Luego de una “travesía” por otros puntos de la plaza, llega el turno de cruzar la calle. Una funcionari­a ofreció ayuda para cruzar, pero el bastón ya era el mejor aliado de este nuevo veterano de 85 años. El color verde del semáforo pasa a ser azul y el temor a no llegar a destino antes de que cambie a rojo se intensific­a. Al final, lo logra con lo justo.

El último desafío fue “perder” el bastón. Recogerlo llevó entre unos 15 y 20 segundos. Toda una dificultad. Suficiente para sentir la empatía con las más de 135.000 personas mayores de 80 años que viven en Uruguay y son propensas a sufrir estas dolencias.

Los auriculare­s que se utilizan causan la pérdida de un 40% de la audición.

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TRAVESÍA. El proyecto busca que las personas experiment­en las dificultad­es que tiene un adulto mayor cuando sube escaleras en sitios públicos.
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ASIENTOS. Existe dificultad para flexionar las piernas y sentarse.

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