Aprendiendo a ser viejos
Los capacitan en Montevideo con simulador realístico de envejecimiento
Choferes de ómnibus de la capital experimentan vivir como ancianos.
Glaucoma, cataratas, pérdida de visión periférica, artritis, artrosis, encorvamiento de la columna y pérdida de audición. Este tipo de problemas que suelen afectar a personas octogenarias son posibles sentirlos con un simulador que un brasileño trajo a Montevideo y con el que se busca concientizar a choferes de ómnibus y a la población.
“Estamos juntando todos esos síntomas. Pero no necesariamente todas las personas de 85 años tengan el conjunto de todas estas enfermedades. Pueden tener problemas de visión y no tener problemas de encorvamiento. Acá juntamos todas las limitaciones para generar un impacto mayor”, indicó Willians Fiori, quien llegó a Uruguay en el marco de una actividad organizada por el Municipio CH.
Se trata de un equipamiento especialmente diseñado para restringir la movilidad. “El objetivo es que la ciudadanía se ponga en el lugar del otro”, dice Fiori, miembro de la Sociedad Brasileña de Geriatría y Gerontología y coordinador del proyecto brasileño “Brigfal Vetus”.
Son distintas prendas que se ponen en diferentes partes del cuerpo y están compuestas por una especie de varillas plásticas que reprimen los movimientos articulares y reducen la flexión de las piernas. También hay una suerte de caparazón para generar el arqueo de la columna típico que suele darse en la tercera edad. Además, hay bolsas pequeñas de arena que buscan generar la sensación de pérdida de masa muscular en los brazos. La visión está alterada gracias a unos lentes intervenidos que, además, imposibilitan ver el entorno más próximo.
Por supuesto, la audición no está ajena a los problemas del adulto mayor. Se utilizan auriculares, cuya restricción es un 40% de lo que habitualmente se escucha, según el brasileño. Son similares a los que usan los controladores aéreos en los aeropuertos.
La idea es replicar la experiencia en Montevideo: ayer se hizo en el ingreso al Montevideo Shopping y hoy se realizará a partir de las 12:30 en el Disco de García Cortinas, en Punta Carretas. A a las 14:30 será en Kibón, para choferes de Cutcsa.
Mañana, en tanto, se podrá ex- perimentar en el Festival Internacional de Innovación Social en Parque Batlle.
LA EXPERIENCIA. El objetivo es realizar un pequeño paseo en la Plaza Varela y cruzar la calle. Ponerse todo este equipaje es ingresar en otro mundo. El espacio público elegido parecía un lugar amplio y ruidoso y ahora pasa a ser un sitio inseguro y de calma.
Mientras el brasileño va colocando cada uno de los implementos, la limitación va creciendo. Y cuando los termina de colocar se siente una falta de libertad total. Tanta que el bastón se transforma en el amigo indispensable para ir lográndolo poco a poco.
La pérdida de visión periférica es el primer impacto. Hay que verificar si se está pisando firme para lograr un avance seguro. El siguiente desafío es subir la escalera, a la que el subconsciente indica que es mejor hacerlo sujetándose del muro devenido en baranda. Solo se logra una mejor flexión con la pierna derecha, porque la izquierda se siente tironeada y casi inmóvil. Por eso, subir cinco escalones lleva casi 15 segundos.
El circuito invita a intentar sentarse en uno de los asientos de la plaza. Como la articulación de los huesos es muy dificultosa, lograr el objetivo implica desplomarse desde el aire e impactar con el mobiliario público. Incomodidad y dolor por momentos.
Luego de una “travesía” por otros puntos de la plaza, llega el turno de cruzar la calle. Una funcionaria ofreció ayuda para cruzar, pero el bastón ya era el mejor aliado de este nuevo veterano de 85 años. El color verde del semáforo pasa a ser azul y el temor a no llegar a destino antes de que cambie a rojo se intensifica. Al final, lo logra con lo justo.
El último desafío fue “perder” el bastón. Recogerlo llevó entre unos 15 y 20 segundos. Toda una dificultad. Suficiente para sentir la empatía con las más de 135.000 personas mayores de 80 años que viven en Uruguay y son propensas a sufrir estas dolencias.
Los auriculares que se utilizan causan la pérdida de un 40% de la audición.