El Pais (Uruguay)

Un sonido que se mantiene vivo

Hoy empieza el festival de un género que en Montevideo se escucha todas las noches

- RODRIGO GUERRA

Comienza el festival de jazz, un género que se escucha todas las noches.

Desde pequeños “tugurios” que diariament­e reciben a jazzeros leales a grandes festivales, el jazz es un género vivo en Uruguay. Así, desde el legendario Hot Club, que aún sigue andando, a eventos más convocante­s en Montevideo, Mercedes o Punta del Este, un género surgido en la década de 1920 en Estados Unidos, tiene en un país tan al sur, una serie de acólitos que lo mantienen vivo.

Como suele suceder, las primeras orquestas uruguayas de jazz tocaban para que bailase la muchachada. En la década de 1940, con la llegada del bebop, su propia revolución libertaria, el jazz pasó a escucharse en ambientes para entendidos. En Uruguay, la tradición jazzística local acompañó el desarrollo del género.

Y así ha seguido. Hoy, por ejemplo, comienza la décimoprim­era edición del Festival de Jazz de Montevideo en el Solís. Va hasta el domingo e incluye artistas nacionales e internacio­nales en su grilla y habrá visitas, workshops y jam sessions.

El festival de Montevideo es una creación del Jazz Tour, una instancia de difusión y educación en jazz surgida en 2000, que no ha parado de trabajar y ha sido uno de los principale­s impulsores del intercambi­o con músicos internacio­nales. “Tratamos de darle un perfil educa- tivo al festival para que le dé una oportunida­d de formación a los músicos locales”, dice Phillipe Pinet, fundador y director del festival. Desde hace dos años, el Jazz Tour organiza el ciclo Made in Uruguay, que le brinda un espacio a propuestas locales.

El Festival Internacio­nal de Jazz de Punta del Este es el más longevo del país. Su creador, Francisco Yobino, dice que “es único” porque mantiene el respeto al género desde hace 22 ediciones . “Los músicos quieren venir porque saben que va a haber jazz puro”. Durante esta edición del festival se presentanr­án artistas como Paquito D’ Rivera, Al Foster, Johnny O’ Neal y Gary Smulyan.

El Jazz a la Calle, que se celebra en enero en Mercedes desde hace 11 ediciones, llena la ciudad durante nueve días de música gratuita donde la música genera una comunidad. Hay recitales de artistas nacionales e internacio­nales, asados donde músicos prestigios­os y estudiante­s se sientan en la misma mesa, clases y largas jam sessions. En total, participan más de 150 músi- cos pero llegan a la ciudad unos 1700.

Más allá de esos eventos, durante el resto del año, el jazz se escucha en pequeños locales en general montevidea­nos y en formato de jam session.

La improvisac­ión es fundamenta­l en el jazz y es en las jam sessions donde los músicos se reúnen para reinventar standards del género sin ensayo previo, componiend­o en tiempo real. Es una instancia fundamenta­l en la formación del músico. “Donde más crudamente ves al jazz es en las jams”, dice el saxofonist­a Gonzalo Levin.

Aunque a veces, no se note, toda la semana está llena de jazz en Montevideo. Los lunes hay jazz en el Shannon Irish Pub, los martes en El Mingus, los miércoles el Club Natural y Popular, y los viernes, en el Bar Blanes y en Kalima donde se reúne el tradiciona­l Hot Club.

El pianista Rodolfo “Rolo” Suzacq, organizado­r del Hot Club, considera que la experienci­a de compartir con músicos es fundamenta­l. “Primero hay que estudiar entre cuatro paredes, después ir a las jams y luego formar un grupo. Ese es el camino”.

El Hot Club se fundó en 1950 y es la institució­n de jazz más antigua de Latinoamér­ica. Creada por los hermanos Horacio y Paco Mañosa, allí se han formado músicos como Hugo y Osvaldo Fattoruso, Federico García Vigil, Hebert Escayola y Manolo Guardia.

“La importanci­a del Hot Club es un hecho”, dice Suzacq. El pianista relata que varios de los grandes del género, como Louis Armstrong, Dizzy Gillespie y Duke Ellington pasaron por recinto luego de sus presentaci­ones en Montevideo. “Esas instancias son muy positivas porque generan la posibilida­d de acceder a esos artistas”.

FORMACIÓN. Además del festival, Jazz a la Calle es un ejemplo de apoyo al género. Desde el 2008 ofrece clases gratuitas a niños, jóvenes y adultos. “Ha sido un trabajo de años; estábamos en una gran carencia desde el punto de vista académico”, dice Horacio Acosta, uno de los fundadores. Este año participar­on 200 alumnos y para 2019 se inscribier­on 350. “Si tuviéramos dinero para los docentes, tendríamos unos 550 estudiante­s”.

Este año en la Universida­d Tecnológic­a de Mercedes se creó la carrera de Tecnólogo en Jazz y Música Académica, que tiene una duración de tres años y un cupo para 20 estudiante­s. Allí dan clases y charlas varios de los músicos más importante­s del país.

“El jazz goza de buena salud”, dice Levin. “Lo comparo con lo que veía hace 15 años y la situación es mucho más prometedor­a e interesant­e. Siempre puede estar mejor, pero el jazz está creciendo en Uruguay”.

Durante todo el año, se puede escuchar jazz en varios lugares de Montevideo.

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