Deuda y desigualdad también le preocupan
Creó una fórmula para saber si la deuda es demasiado alta
—Usted creó una fórmula para ver si la deuda en un país es demasiado alta y existe un riesgo de incumplimiento, y dice que es más precisa que las que utilizan las calificadoras de riesgo. ¿Por qué las opiniones de las calificadoras son aún tan importantes?
—Algunos afirman que los bancos no están haciendo su trabajo, que se descansan en estas agencias externas o que a veces usan medidas que no están completamente adaptadas a la deuda soberana. Es una especie de misterio. La fórmula que diseñé no es aceptada de forma unánime por los especialistas, que todavía están debatiendo. Aún trabajo en la mejora de esta fórmula, espero que se adopte. —¿Qué cambios le hizo?
—Los hallazgos son muy sorprendentes, como que incluso en países como Argentina, que incumple cada 10 años aproximadamente, la pérdida que se da de manera predeterminada a los inversores no es del 100%. Los modelos, en la literatura académica, asumen que ese incumplimiento es a propósito, y creo que esto es completamente incorrecto. La mayoría de las veces los países, los políticos, no quieren el default. La fuente del default es el mercado. Es el mercado que se niega a prestar nuevamente para renovar la deuda. Es una especie de historia diferente. Los gobiernos hacen todo lo posible para pagar con lo que queda en las reservas. Las quitas a los inversores nunca son del 100%, la mayor parte del tiempo, son del 30%, 25%. Eso mejora la fórmula, porque los inversores se dan cuenta que, incluso si el país no cumple, obtendrán algo.
—¿Y cuánto es la deuda ideal? —El propósito de la fórmula es precisamente darle una indicación de la tasa de deuda máxima respecto al PIB. Depende de las características del país, en particular de las perspectivas de crecimiento, pero también de la capacidad del gobierno para extraer más impuestos o reducir el gasto público, esto varía mucho de un país a otro. Según la estimación para la mayoría de los países desarrollados, se trata de alrededor del 150% del PIB. Pero para países emergentes, como Argentina, es más como el 50% del PIB.
—¿Le preocupa el nivel de deuda global?
—Por supuesto. En particular la deuda pública. Si nos fijamos en el envejecimiento de la población por ejemplo, significa que habrá una responsabilidad para los gobiernos en muchos países, incluidos EE.UU., Europa. Entonces, ¿cómo van a reformar el sistema de pensiones para poder sostener eso? Es una gran fuente de preocupación. —La automatización de los trabajos plantea un desafío más. —Normalmente lo que debería importar es solo el tamaño de la torta. Por ejemplo, si se utilizan máquinas para producir riqueza, no es un problema en sí mismo, pero ¿cómo se va a redistribuir? Ese es el problema. Hemos visto en los últimos 20 años que la desigualdad ha aumentado, salvo para personas muy capacitadas o emprendedores que puedan ganar una fortuna en unos pocos años, pero la mayoría de la población tiene ingresos más bajos. Así que la desigualdad de ingresos es también una fuente de preocupación.
—¿Y la solución es poner impuestos a las máquinas, como propone Bill Gates?
—Sí, esa podría ser una buena idea. ¿Pero hay voluntad política para hacer eso? No estoy seguro.