Cuba acompaña a Venezuela, los dos excluidos por Bolsonaro
A pedido del presidente electo, fueron sacados de la lista de invitados a la asunción
Cuba y Venezuela, que junto a Nicaragua forman lo que Estados Unidos define como la “troika de la tiranía” en América Latina, no estarán en la asunción del presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, el próximo 1º de enero. Ambos países fueron bajados de la lista de invitados, señales claras del nuevo gobierno brasileño de por dónde irá su política exterior.
El “desinvite” al presidente venezolano Nicolás Maduro se conoció el domingo, y desató un cruce entre el equipo de Bolsonaro y el régimen chavista. El del presidente cubano Miguel Díaz-canel se supo ayer lunes, cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil divulgó un comunicado explicando qué había pasado con Venezuela.
Según la Cancillería brasileña, se cursó invitación a los gobernantes de todos los países con los que tiene relaciones diplomáticas, pero después, a petición del equipo del presidente electo, se bajó a Cuba y Venezuela de la lista. Así lo informó en una nota a EFE para aclarar el cruce entre el régimen de Maduro y el equipo de Bolsonaro luego de que el futuro canciller brasileño, Ernesto Araújo, asegurara el domingo que el presidente venezolano no había sido invitado, al tiempo que desde Caracas su colega, Jorge Arreaza, divulgaba copias de la invitación y la respuesta chavista diciendo que Maduro “jamás” consideró asistir.
En la polémica también terció Bolsonaro, quien afirmó el domingo en sus redes sociales refiriéndose a Venezuela: “naturalmente, regímenes que violan las libertades de sus pueblos y actúan abiertamente contra el futuro Gobierno de Brasil por afinidad ideológica con el grupo derrotado en las elecciones no estarán en la investidura”.
El cruce de declaraciones se produjo días después de que Maduro implicase a Bolsonaro en un supuesto plan orquestado por Estados Unidos para asesinarlo. Según Maduro, Bolsonaro habló del tema con el asesor de Seguridad Nacional estadounidense, John Bolton, cuando a fines de noviembre lo visitó en Río de Janeiro.
Bolsonaro siempre ha defendido la vía pacífica y descartado apoyar una intervención militar para solucionar la crisis que atraviesa Venezuela.
Bolton trasladó a Bolsonaro la invitación del presidente Donald Trump para que viaje a Estados Unidos. Trump fue el primero en felicitarlo por su victoria electoral.
Con Cuba, Bolsonaro también ha tenido un cruce en las últimas semanas, cuando criticó el programa Más Médicos del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), por el que profesionales cubanos atendían en zonas rurales de Brasil. Bolsonaro propuso cambiar los términos de los contratos con estos médicos para que cobraran todo el sueldo que les pagaba Brasil, además de revalidar sus títulos, entre otros puntos. El régimen cubano no aceptó y retiró a sus médicos de Brasil.
SÍ ESTARÁN. Así como algunas ausencias serán notorias, también habrá presencias sobresalientes en Brasilia el 1º de enero. Por ejemplo, el secretario de Estado, Mike Pompeo, encabezará la delegación que enviará el presidente Trump.
Otra presencia que llamará la atención será la del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. La semana pasada, Netanyahu mostró su satisfacción por el interés que el nuevo presidente brasileño ha mostrado en potenciar las relaciones con Israel. “Brasil es un gran país, tiene un gran potencial económico y creo que esto sería beneficioso para nuestros dos países”, aseguró en un discurso ante periodistas el miércoles.
Bolsonaro prometió trasladar la embajada de Brasil desde Tel Aviv a Jerusalén, siguiendo los pasos de Estados Unidos. En noviembre, Netanyahu felicitó a Bolsonaro por el anuncio de su intención de trasladar la embajada brasileña a Jerusalén, lo que calificó de “un paso histórico, correcto y emocionante”.
Pero también asistirán líderes a los que la llegada de Bolsonaro no les hace ninguna gracia, y que se identifican más con los que fueron borrados de la lista. Es el caso del boliviano Evo Morales, que representará en Brasilia al “eje bolivariano”.
“Hemos sido invitados y estamos comunicando que sí vamos a participar”, afirmó escue- tamente el canciller boliviano, Diego Pary, ante una consulta de los medios en La Paz.
Morales, afín a los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, ha expresado su disposición de trabajar con Bolsonaro en asuntos de interés para sus países, pese a reconocer las diferencias ideológicas entre ambos. Sin embargo, el gobierno boliviano se distanció de la polémica sobre la no invitación a Cuba y Venezuela. El canciller boliviano sostuvo que “el caso no es el de Bolivia”, pues su país “está trabajando plenamente sobre la base de su Constitución y sus leyes” y aquí “existen todas las libertades correspondientes”.
Uruguay estará representado en la asunción de Bolsonaro por el presidente Tabaré Vázquez.
MÁS PRESIÓN. El presidente argentino Mauricio Macri ya le dijo a Bolsonaro que no podrá estar para la asunción, pero acordó con él una reunión el 16 de enero. Macri tiene en Bolsonaro un fuerte aliado para seguir presionado, junto con Colombia, al régimen de Maduro en busca de una salida a la crisis venezolana.
Y esto ya comenzó a notarse. La Corporación Andina de Fomento (CAF) aprobó el viernes último un préstamo de 500 millones de dólares para Venezuela, pero Argentina votó en contra junto a Brasil y Colombia y con fuerte presión de Estados Unidos. Según informó el diario La Nación citando altas fuentes oficiales argentinas, el rechazo del gobierno de Macri implica un gesto de aislamiento a Caracas justo antes de que Maduro reasuma su nuevo mandato, el 10 de enero próximo. Argentina, junto a la mayoría de los países de la región, no reconoce las elecciones en la que Maduro se adjudicó el triunfo.
La Nación dijo que el conflicto diplomático entre ambos países podría escalar al punto de que Argentina deba retirar o llamar en consultas al encargado de negocios en Venezuela, Eduardo Porretti, aunque desde la Cancillería aseguran que esto “no está en los planes por ahora”.
Argentina, Brasil y Colombia rechazaron un crédito de la CAF para Venezuela.