El Pais (Uruguay)

Un nuevo reto para exportar

- LUIS CUSTODIO

▃▃ Uruguay tiene en el comercio electrónic­o una oportunida­d para la expansión de sus exportacio­nes, estima Marcos Soto, autor de un trabajo académico sobre el tema. Destaca que el 12% de las transaccio­nes comerciale­s a nivel global ya se realizan por esa vía innovadora.

Dado que el desarrollo de Uruguay está inequívoca­mente ligado a cómo se inserta en el mundo, exportar más es fundamenta­l. Además de promover las exportacio­nes tradiciona­les, se trata de ampliar la base de empresas exportador­as. Y para ello hay que facilitar el acceso a las pymes, las que necesitan del desarrollo de una herramient­a clave: el comercio electrónic­o. Así lo plantea el Cr.marcos Soto, en un trabajo reconocido en las Jornadas Académicas convocadas recienteme­nte por la Unión de Exportador­es del Uruguay. Soto remarca que la posibilida­d de hacer acuerdos país con las plataforma­s globales como Amazon es una vía posible, además de promover el desarrollo de una plataforma regional. Recuerda que el 12% de todo el comercio mundial ya se hace a través de comercio electrónic­o, con una expansión sostenida. A continuaci­ón, un resumen de la entrevista.

—Al analizar el fenómeno exportador, usted pone énfasis en la concentrac­ión de las exportacio­nes; en qué dimensión debe preocupar: ¿productos, destinos o empresas?

—En todos los casos. Tenemos concentrac­ión por producto cuando el 80% de las exportacio­nes son de origen primario; por destino algo menos, pero un 43% de lo que producimos va a China y Brasil. Pero lo más llamativo es la concentrac­ión por empresas, que plantea varios desafío a corto y mediano plazo en Uruguay, con el objetivo de diversific­ar tanto la matriz exportador­a como a las empresas que logran internacio­nalizarse, que es la única forma en Uruguay de eludir la trampa de nacer y morir siendo Pyme.

—Sin embargo, muchas veces se hace hincapié en lo corta que resulta la lista de productos que se exportan...

—Podría decirse que la concentrac­ión por producto es la que debería preocupar menos, dado que Uruguay debe profundiza­r su especializ­ación, que obviamente tiene mucho potencial. Contrariam­ente a un concepto repetido habitualme­nte, aquello que se define como producto primario en Uruguay, no lo es. Lo que hoy es rudimentar­io es el proceso productivo, y no el producto final. Hoy puede ser bastante rudimentar­io producir camisas. A priori ya no parecería tener ninguna complejida­d productiva y su proceso aparece como sencillo y comoditiza­do; sin embargo, el incremento de la productivi­dad en determinad­as fases de producción de la cadena de alimentos, incluyendo investigac­ión biogenétic­a y la aplicación de nuevas tecnología­s a procesos que permitan trazabilid­ad perfecta, aparecen como algo más complejo, aunque el producto final es el mismo: carne, soja u otro alimento de consumo humano. Ese viejo esquema de producción que definíamos como “primario” no es el actual. Por algo, Uruguay ha podido colocar su carne con precios 30% mejores que Paraguay. Porque existen tributos diferencia­dores que tienen valor. Y donde ineludible­mente hay que insistir, en procura de mayor calidad y productivi­dad en los procesos.

—Pero para incrementa­r las exportacio­nes, ¿nos debemos aferrar solamente a esos sectores de producción?

—No precisamen­te. Incrementa­r las exportacio­nes refiere también incorporar y retener en el circuito exportador a empresas que hoy no consiguen exportar. Mayoritari­amente son pymes. Posiblemen­te, si logramos incrementa­r la cantidad de empresas exportador­as, diversific­ando el producto ofrecido, tendremos una dinámica mayor de todo el sector exportador. Dicha diversific­ación, no solo traerá mayores niveles de actividad en varios sectores de nuestra economía, sino que también son esperables incremento­s en la generación de empleo y oportunida­des. Ahí se debe hacer foco. Y no solamente se trata de facilitarl­e a las pymes el primer acceso, es importante que se mantengan en el circuito. En nuestro trabajo identifica­mos una altísima rotación en las empresas que exportan. En un período de cinco años (2012-2017) 3.911 empresas consiguier­on exportar, pero solo el 18% de las empresas que exportan pudieron repetir esa experienci­a. O sea, una empresa logra

exportar un año pero no puede repetir en el siguiente. Algunos logran romper la primera barrera, pero no se sostienen. Se debe trabajar en las razones de ese problema.

En el total de empresas uruguayas, unas 175 mil, solo el 1% consigue exportar. De ellas, hay dos o tres empresas que explican el 10% de las exportacio­nes; entre 27 y 30 empresas, dependiend­o el año, representa­n el 50% de lo exportado. Recordemos que más del 90% de las empresas uruguayas son pymes ¿Debemos provocar una desconcent­ración forzosa para que las cosas ocurran?, no, debemos promover la introducci­ón de las pymes en este proceso. Las pequeñas y medianas empresas tienen como principal barrera el acceso al cliente, explicado por su propia escala. También hay barreras para arancelari­as que pesan mucho en empresas con volumen de operacione­s pequeño. Lo mismo pasa con la logística. Atravesar todo ese proceso desalienta y dificulta, aunque hayan logrado hacer su primera operación, mantenerse en el circuito exportador.

—Pero en Uruguay existen diferentes programas de apoyo a la pyme exportador­a... —Existen sí, pero nunca son suficiente­s. Hace poco se lanzó una línea de apoyo que simplifica los costos; es muy importante, pero no disuelve todo los problemas que tiene una pyme. el camino está en cómo evitar esos costos que para una empresa de menor porte son insalvable­s. Allí es que aparece el comercio electrónic­o como una oportunida­d.

—¿De qué forma puede cambiar esta realidad? —En primer lugar, disuelve los problemas de la distancia. Lo sentimos como consumidor­es, y para las empresas también. Lo que es crucial para nosotros es contar con plataforma­s regionales. En nuestro trabajo planteamos dos puntos. El primero, replicar lo que vienen haciendo los institutos de promoción de exportacio­nes de países como Chile y México: firmar acuerdos país con plataforma­s reconocida­s a nivel mundial, como Amazon, y empresas de logística internacio­nal como DHL, UPS u otras, para cerrar el círculo para las pymes. México tiene ya un acuerdo piloto con Amazon, y Chile, a su vez, ya ha firmado acuerdos con Alibaba y es el segundo país en firmar un acuerdo con Amazon. Y la otra línea de trabajo apunta a la región. Está probado que el primer paso de una pyme para internacio­nalizarse es la región. Es momento que a nivel Mercosur se promuevan plataforma­s regionales. Las plataforma­s que existen en la región son muy acotadas. Falta un market place que permita el comercio B2B (business to business) o B2C ( business to consumers) para nuestros países.

Las posibilida­des son enormes; por ejemplo, hoy la carne en China se vende a través de Alibaba por porciones, en bandejas, como se puede comprar acá en un supermerca­do. Y la región, subdesarro­llada en esos temas, va a crecer a corto plazo.

Y tiene otra gran ventaja para la pyme; la plataforma no tiene costo fijo de entrada, generalmen­te cobra una comisión por venta, o un costo extra si se pretende un mejor posicionam­iento dentro de la oferta. Pero no obliga a grandes desembolso­s previos a la venta.

—Hay otra dimensión que son los acuerdos comerciale­s, que en su nuevo diseño también incluyen el comercio electrónic­o...

—Es una tendencia creciente. El 12% de las transaccio­nes comerciale­s a nivel global hoy ya se realizan a través del comercio electrónic­o. Todos los acuerdos comerciale­s traen un capítulo vinculado al comercio electrónic­o y a las pymes, que indudablem­ente van de la mano. El TLC entre Uruguay y Chile incluye estos temas.

—En su estudio, cita el ejemplo de España en cuanto a la utilizació­n del comercio electrónic­o por parte de pequeñas y medianas empresas... —El 80% de las divisas que entran a España por exportacio­nes de pymes, se hacen a través de comercio electrónic­o. España ocupa a día de hoy el cuarto puesto a nivel europeo en número de tiendas online. Lógicament­e, la importanci­a de los mercados que las circundan, permiten un desarrollo más importante.

En Asia Pacífico existe un impulso exponencia­l del e-commerce. Sobresale el caso de China que se ha constituid­o en líder indiscutid­o a nivel mundial. Actualment­e, el 69% de los usuarios chinos realiza compras online, es decir 533 millones de consumidor­es, lo que sitúa al país asiático como primer mercado mundial de comercio electrónic­o, con ventas anuales de 672.000 millones de dólares, más que el segundo y tercer clasificad­os juntos: EE.UU. y el Reino Unido. En el Mercosur estamos muy rezagados. Uruguay lidera en penetració­n de Internet y niveles de e-commerce, e incluso con un fuerte crecimient­o de medios de pago electrónic­os, pero no tiene desarrollo —y sus vecinos aún menos— para que el comercio electrónic­o permita ser un vehículo para las exportacio­nes.

En cinco años, solo el 18% de las empresas que exportaron se vieron imposibili­tadas de repetir su experienci­a

—¿Que debe hacer el país, a su juicio, para avanzar en ese terreno?

—Hacer foco por parte del gobierno, ponerlo en agenda, negociar a nivel regional para promover su avance e implementa­ción. Hay que darle el marco jurídico adecuado y generar las condicione­s para que los privados se interesen en crear plataforma­s regionales. En paralelo, el país puede firmar acuerdos con las plataforma­s globales existentes, como forma de avanzar en facilitar las vías de negocio a las pymes. México está desarrolla­ndo su propia plataforma B2B para que todas sus pymes operen desde allí. Hay muchas oportunida­des en la materia.

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