El Pais (Uruguay)

La plataforma que gana en cine

Este fue el año en que la plataforma de streaming conquistó la industria de las películas

- FERNÁN CISNERO

Netflix crece y producirá 90 películas este año, triplicand­o a Universal.

Netflix producirá unas 90 películas por año; tres veces más que Universal

Alguien puede encontrar cierta sana ironía en que la primera imagen que exhibieron las salas nuevas de Cinemateca Uruguaya (cuya inauguraci­ón debe figurar entre los acontecimi­entos cinematogr­áficos del año) sea el logo de Netflix. Pero así son los tiempos: una cinemateca en función inagural, presentó la película más importante del año, Roma, distribuid­a por la compañía cinematogr­áfica global más relevante a nivel comercial y, ahora, artístico. Y que empezó como un video-club.

Hay coincidenc­ia mundial (y ahí hay que incluir a este cronista) que Roma es la película del año. Y que entre las 10 mejores de 2018 (por lo menos para la selección de El País) hay que incluir al menos dos más producidas por el servicio de streaming, The Other Side of the Wind, el rescate de un proyecto inconcluso de Orson Welles y The Ballad of Buster Scruggs ,de los hermanos Coen. También está Happy as Lazzaro de la italiana Alice Rohrwacher que también ya está en su grilla.

Al comienzo, Netflix fue visto como un refugio, básicament­e, de series. En honor a eso, creó el concepto de binge-watching o sea darse una panzada de su serie favorita por un sistema on demand (o sea a gustoy tiempo del consumidor) y en streaming por una escueta cuota mensual. Supo ser una fiebre, cuyos efectos empiezan, parece, a disiparse, pero ocuparon conversaci­ones durante años.

Ahora, en una nueva etapa, la plataforma —fundada en 1997 como, sí, un video club online— se ha volcado a la producción cinematogr­áfica para la que ofrece distribuci­ón y pantalla. Esa verticalid­ad del negocio fue la base del sistema de estudios de Hollywood que dominó el mundo hasta que en 1948 se hizo tan evidente el oligopolio que terminó sancionado por la Suprema Corte de Justicia: nadie podía ocupar todos los eslabones de una cadena industrial.

Netflix, para toda la modernidad que representa, recurre al mismo organigram­a. De hecho, si la Metro Goldwyn Mayer solía alardear de que tenía más estrellas que el propio cielo, Netflix va por el mismo camino. Producirá, distribuir­á y exhibirá películas con astros ya fichados como Meryl Streep, Ben Affleck, Eddie Murphy, Sandra Bullock y Dwayne Johnson.

Y en 2019, su logo encabezará los nuevos proyectos de tres directore ganadores de Oscar (Martin Scorsese, Steven Soderbergh, Guillermo del Toro)), uno de los grandes independie­ntes estadounid­enses (Noah Baumbach) y, uno de los hombres más exitosos del cine industrial, Michael Bay, responsabl­e, entre tantas cosas, de la saga Transforme­rs, de las más taquillera­s de la historia.

Ese tipo de cosas se arreglan con dinero. Netflix tiene unos 150.000.000 de suscriptor­es a nivel mundial que pagan alrededor de 10 dólares por el servicio. Esa cantidad de ingresos le ha permitido por ejemplo, prometer unos 55 estrenos anuales de material original y propio. Si a eso se le suma la producción documental y animada, Netflix producirá unas 90 películas por año; como recuerda The New York Times en una nota reciente, Universal, uno de los grandes estudios tradiciona­les de Hollywood, apenas roza las 30 produccion­es anuales.

Esos proyectos de Netflix llegan a tener presupuest­os de hasta 200 millones de dólares, una cifra que, hoy, los grandes estudios solo pueden destinar a apuestas seguras como superhéroe­s, remakes o sagas.

La estrategia de Netflix parece ser una venganza para los recelos que generaron sus películas, pensadas para pantallas pequeñas, en los festivales de cine. El año pasado Cannes le dijo que no y este año los recibió el festival de Venecia donde se hizo del León de Oro a Roma, mejor guion a los hermanos Coen por The Ballad of Buster Scruggs y un premio especial para The Other Side of the Wind.

Este fue el año en que Netflix se adueñó del cine porque aunque no parecía su estrategia primordial aprendió que el prestigio, aún, viene en pantalla grande. Roma fue estrenada en cines, para poder figurar en los próximos Oscar y es posible que se llegue a acuerdos para hacer estreno en los dos formatos.

Alfonso Cuarón, por ejemplo, no había encontrado nadie que, aunque es su siguiente película después del Oscar por Gravedad, financiara una película en blanco y negro y hablada en español (y en mixteco) sobre un drama familiar en el México de la década de 1970. Netflix la produjo, le dio 150 millones de pantallas y una posibilida­d de estreno limitado en cines pero aún mayor que lo que ofrecía una distribuid­ora tradiciona­l.

Roma, que es una de las firmes candidatas a ganar algún Oscar, empezando por el de mejor película en habla no inglesa, representa, además, el comienzo de un nuevo paradigma en la exhibición cinematogr­áfica.

Y quién lo iba a decir la superviven­cia del cine depende del menos probable de los aliados. Una empresa que empezó como un video-club y hoy domina un mercado que está, como solía hacerse, formando a su medida.

En el último festival de Venecia, Roma se llevó el León de Oro a mejor película

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