Bolsas del súper
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¿A meter violín en bolsa? ¿Será tiempo de claudicar ante las disposiciones absurdas, o de “meter violín en bolsa”, como solía decirse?
Está difícil para ello; ¡las bolsas tienen costo!
Alguien creyó inventar la pólvora e imaginó que eliminando las bolsas de salida de los supermercados frenaría la contaminación. ¡Iluso, con poco conocimiento del tema e inoportuno!
Iluso, porque en los propios supermercados se maneja mucho nylon, mucho más del que supone una humilde bolsa de salida. Eliminar un rubro de los tantos en que interviene el polietileno es como la intención de tapar el sol con un dedo. Con este nylon se seguirá embolsando la inmensa mayoría de los alimentos (arroz, azúcar, pan, fideos, leche y sus derivados líquidos, en fin...). Fiambres, carnes, vegetales también se despachan en este envoltorio. Es más, los fiambres y los quesos se protegen con el film de polietileno que ahora resulta ser tan nocivo; el envoltorio pasa al depósito de basura de la fiambrería en cuanto alguien pide cien gramos del producto y luego un nuevo trozo de film vuelve a proteger al fiambre hasta el siguiente pedido.
Tiene poco conocimiento, pues no considera la reutilización que se le da generalmente a una bolsa de salida. El más habitual es para recibir la basura domiciliaria. Razones elementales de higiene aconsejan que se desechen los desperdicios envueltos en el contenedor de basura. Otro uso muy común es acompañar el paseo de las mascotas para evitar dejar las huellas de su paso en las veredas. También se emplean para organización de diversos elementos en el hogar. Y todo esto, sin considerar que un importante número de comercios ya trabajan con material biodegradable.
Inoportuno, porque el creador de esto quizá al terminar la compra arrime el carrito a la cajuela de su auto y en un abrir y cerrar de ojos acomode allí sus artículos. Pero, por ejemplo, quien sale corriendo en el corte de “la media”, volverá con la bandeja del menú del día en una mano, un yogur o un postre en la otra y el refresco apretado con el brazo. ¡Que no llueva, por favor! Ya no hay mano disponible para el paraguas...
Creo que los supermercados pierden una oportunidad de hacer publicidad y —de paso— gratificar la fidelidad de sus clientes (¿o volverá la antigua costumbre de “la yapa”?).
Cuando era niño y no quería tomar la sopa, me amenazaban con “el viejo de la bolsa”, un individuo andrajoso y cabizbajo. Hoy el que tenga bolsa, será — sin duda— un potentado, altivo y entrajado. del peso y la fuerte caída de este año con lo que el PIB per cápita habrá bajado al finalizar 2018.
Aunque ahora pareciera comenzar una nueva era en la que, según sus críticos, Xi Jinping, el nuevo líder chino, ha desmantelado buena parte del legado de Deng. Ha eliminado los límites temporales que impuso el Pequeño Timonel -Deng- al mandato presidencial y, en la economía, el sector público vuelve a ganar terreno sobre un sector privado que fue el motor del crecimiento en las últimas décadas.
Según Willy Lam, de la Universidad China de Hong Kong, “Se han abandonado casi todas (las reformas de Deng)… : el liderazgo colectivo y la prohibición del culto a la personalidad; separación del Partido y del Estado; en la economía, el énfasis en el mercado y buen trato a los empresarios privados y los capitalistas extranjeros…”.
Y así ya la economía china no crece como en años pasados, y no debido a la “guerra comercial” con EE.UU. que, más bien, es una excusa. Entonces, ya se escuchan voces que piden más reformas económicas para recuperar el camino a favor del mercado que marcó el Pequeño Timonel. Irónicamente, “Trump está obligando a Xi a volver a las enseñanzas de Deng”, especialmente en el énfasis sobre el mercado y el trato no discriminatorio a las empresas extranjeras, dice Lam.
El jefe del Estado chino pronunció, el pasado día 18, un discurso sobre el aniversario que desilusionó a quienes esperaban medidas de profundización en el Gaige Kaifang; o de conciliación en la guerra comercial. Xi no anunció ninguna medida concreta en cuanto a liberalización económica en un momento en que el compromiso de China con la apertura ha sido cuestionado por varios de sus socios comerciales -especialmente EE.UU.- e incluso por varias voces dentro del país.
“Nadie está en posición de dictar a China lo que debe hacer”, insistió Xi durante un cansador discurso de hora y media dedicado principalmente en defender a ultranza el papel del Partido Comunista. “El Partido lo lidera todo”, dijo citando a Mao Zedong y dejando añoranzas por Deng Xiaoping ya que al decir que “El proceso de reforma y apertura es uno de los hitos más destacados de la China contemporánea”, pareció más una frase para contentar a sus críticos que un convencimiento real.