El Pais (Uruguay)

LA MIRADA SIEMPRE PUESTA EN EL FUTURO

- NICOLÁS LAUBER

▃ Igor Yebra, director del Ballet Nacional del Sodre ya piensa en la temporada del año próximo y en la siguiente. “Uno cuando hace el trabajo tiene que programar a futuro para saber el tipo de bailarines que necesitará­s. Y si viene alguien más, la intención es allanar el trabajo para quien venga. Esa es mi manera de pensar”, dice. “Cuando estoy haciendo algo, el sueño es poder hacerlo tan bien que no haya necesidad de ti. Que pueda funcionar sin que esté uno. Ese es un trabajo bien hecho, porque cuando el trabajo se centra en una persona, cuando no está más, todo se viene abajo”, agrega Yebra, quien lleva un año al frente del BNS.

“Hay gente muy buena que está desde de la época de Julio. Hay que utilizarla y sacar el mejor jugo de ellos”, dice. En este año, Yebra le ha dado una identidad al cuerpo de danza. “Lo de la identidad lo vivo porque soy de donde soy. No es ganar los títulos, sino que se sienta la camiseta, y eso es importante porque cuando tienes esa garra, desde aquí nos comemos el mundo”, dice Yebra, quien confirmó que el año próximo harán una gira internacio­nal con El Quijote del Plata —¿Cómo finaliza este primer año al frente del Ballet del Sodre?

—El balance a nivel gestión y artístico, porque son dos cosas diferentes, es positivo porque partíamos de una incertidum­bre muy grande que la tenía yo y todo el mundo. Venía de un trabajo hecho muy bien y esto es como un equipo de fútbol, y si te cambian la cabeza puede suceder de todo. Entonces, en eso hemos sabido gestionarl­o con todo el mundo, porque esto es un trabajo en equipo. Y la compañía sigue en crecimient­o y progresión. En ese sentido estoy contento, que en mí, es muy raro.

—¿Es muy exigente?

—Siempre soy el que da la vuelta extra a todo. Hay mucho recorrido por hacer y cosas por mejorar, que es bueno, pero ha sido un año muy duro e intenso que ha pasado a una velocidad de vértigo. Empezamos con La Bella Durmiente que estaba programado, pero había que ponerla en el escenario y conjugar el vestuario y la escenograf­ía que se hizo todo en ese período de tiempo. Había que amalgamar muchos egos y estábamos hablando de La Bella Durmiente, que en ejecución es el ballet de los ballets. Te encontraba­s de entrada con un toro de Miura, que es el más bravo de todos. Quizás fue bueno, porque eso hizo que sabiendo lo que estaba programado, uno llegaba con todas las alertas encendidas y siempre prefiero enfrentarm­e con lo más duro al principio y no ir de a poquito.

—Decía que hay cuestiones de gestión para resolver, ¿cuáles serían?

—De gestión, lo que se está haciendo. Estamos solucionan­do el problema con la Orquesta. Sucede también que el Ballet Nacional del Sodre puede llegar a morir de éxito: el nivel de los bailarines va subiendo, con lo cual le hacen ofertas que no podemos competir. Y no hay que pensar en el American Ballet, porque Ciro Mansilla se va al Stuttgart, hay otro bailarín que se va al ballet de Dinamarca, no estamos hablando de las compañías top. Y es una realidad, porque no podemos ni podremos competir en el futuro, sí podemos ofrecer otras cosas.

—Se han convertido en primeras figuras varios bailarines de la compañía y han llegado del exterior varios en este tiempo. —Puedes ir haciendo esto a corto plazo, en los últimos años se ha ido gente importante y se seguirán yendo, pero si se alarga en el tiempo, no puedes acelerar el proceso del bailarín. Hay un momento en el que si la fuga es brusca, no se podrá acelerar el proceso. Por eso es tan importante la Escuela de Formación, así como las distintas escuelas que se han abierto en Montevideo, porque la subsistenc­ia del BNS será la cantera. Se tiene que convertir en un reloj, porque si queremos mantener esto que se ha creado, necesitamo­s que la cantera nos de frutos rápidos para tener capacidad de reacción. —Este año fue de éxitos, 27 mil personas en La Bella Durmiente, 120 mil espectador­es al final del año y el estreno mundial de El Quijote del Plata.

—Mi máxima apuesta estaba en El lago de los cisnes, porque es un ballet del cuerpo de baile. Es donde se muestra la clase, y el cuerpo de baile estuvo a la altura. Tenía marcado ese ballet como algo que había que hacer muy bien. Fue después de la mitad de año, donde se tenía que demostrar el trabajo hecho y también se ha intentado potenciar gente nueva para que haga roles principale­s. El Quijote del Plata fue una apuesta personal, una quijotada como todo lo que lo rodeó, y sobre todo fue el crear algo de cero, que fue fascinante. Tenía ganas de hacerlo pero más adelante, como se hará con La Tregua, con más tiempo. Pero surgió la posibilida­d y soy de los que creen que en la vida no sabes cuándo podrás hacer las cosas. Puedo estar aquí como no seguir el año que viene. ¿Por qué dejarlo para mañana si puedes hacerlo hoy? —También fue la demostraci­ón de que había alguien con personalid­ad a cargo. —Demostrar que cada uno tiene sus ideas propias y su manera de hacer las cosas. Era un decir este es el camino. —El año próximo el BNS presentará El sombrero de tres picos, ¿cómo se consigue traer una obra con escenograf­ía y vestuario de Pablo Picasso?

—Gracias a amigos. No había tiempo y dinero para traer todo el programa Picasso, porque estábamos fuera de programaci­ón. Cuando les hice la propuesta les dije: “mirad chicos, el tiempo va a ser muy justo para montarlo, no somos la Opera de París ni tenemos esas facilidade­s”, y me dijeron adelante. Eso para mí es importante porque es una inversión a futuro, son piezas quedarán en la compañía, que se pueden montar fuera y son obras importante­s. Además, el año próximo se cumplen los 100 años de El sombrero de tres picos, entonces cuando empiezan a conjugarse esas cosas, aunque la piscina no tenga agua, hay que tirarse. —¿Cómo se logró superar los problemas con la música en vivo?

—No se llega de la noche a la mañana. Se llega trabajando, hablando y cediendo. No es que uno pueda estar siempre ganando, hay que ceder y dar las gracias a las autoridade­s que permiten que esto suceda. Sentarse y dialogar, no hay que hacer cosas imposibles, porque cuadrar las agendas de músicos y orquestas es complicado.

—¿Qué es un imposible?

—Siempre digo que imposibles no hay. Hay que buscarle la vuelta e intentar hacerlo. Mi madre me regaló una frase que se me quedó grabado: “tu puedes hacer lo que desees, solo existe un obstáculo que eres tú mismo”. Es proponerte las cosas y buscar cómo lograrlo. Hombre, tenemos las limitacion­es económicas por ser el país que somos. No vamos a ser nunca el Real Madrid o el Barcelona, porque no manejan el mismo presupuest­o que otros cuadros, pero eso no quiere decir que no puedas ganarte la Copa de Europa, porque se han dado, y se dan los casos. Pero sabiendo que nunca competirán económicam­ente, porque es una realidad, y las realidades hay que saber verlas para llegar a los resultados.

“Siempre soy el que da la vuelta extra a todo. Hay mucho recorrido por hacer y cosas por mejorar”.

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