Una técnica para volver más joven la mirada
El cirujano italiano Francesco Romeo es pionero en usar ácido hialurónico en los párpados
Ingenio, capacidad y ser pionero. Eso caracteriza al investigador y cirujano italiano Francesco Romeo (55), que fue el primero en el mundo en describir y estandarizar la técnica de implante de ácido hialurónico para rejuvenecer los párpados superiores y así también hacer más fresca la mirada.
“Hay distintas tipologías de evolución de los párpados superiores —desde el ojo excavado al ojo vaciado con pliegues cutáneos de diversa magnitud, hasta el llamado ojo completo—. De estos, solamente dos se pueden beneficiar de la opción quirúrgica, debiendo recurrir necesariamente a la eliminación del exceso de piel. Las otras cinco tipologías se benefician con la llamada ‘voluminización”, explica desde Italia Romeo. “Quiere decir rejuvenecer los párpados superiores, es decir, rejuvenecer la mirada, dado que los párpados son el elemento preponderante”, agrega.
Y justamente el aumento del volumen es, según palabras del experto, una gran novedad en el campo de la medicina estética, ya que se logra de manera rápida, indolora y duradera con la aplicación del ácido hialurónico, el rellenador más conocido para el rejuvenecimiento del rostro en general. “Lo extraordinario es que el efecto dura dos años y, en algunos casos, también más”, dice.
La técnica se basa en la premisa clínica de que el envejecimiento de los párpados superiores, y por consiguiente de la mirada, se debe a que disminuye el tejido adiposo que generalmente está presente en la juventud.
Se trata de la llamada “grasa retroseptal”, que el experto define como una suerte de acolchado del techo de la cavidad orbitaria que tiene un aspecto firme y ligeramente lleno del párpado superior.
“Esta disminución se produce de manera más o menos evidente sobre la base de factores genéticos y ambientales, como el humo del cigarrillo y la exposición irresponsable al sol. Con el paso del tiempo, lo que era un verdadero acolchado termina desapareciendo hasta alcanzar la expresión de los párpados superiores típicos de las personas muy ancianas”, explica el cirujano plástico.
Por otra parte, esta sutil capa de grasa está sometida a una “gran actividad física” si consideramos las miles de veces que parpadeamos. Todo eso, junto con la inevitable pérdida de elasticidad cutánea debido al paso del tiempo, lleva a una condición de ‘vaciamiento’ del párpado superior”, señala Romeo.
Desde el punto de vista quirúrgico, el elemento clave ya se había encontrado con los micro o nanoimplantes de grasa, que aprovechaban también la capacidad regenerativa de las células madre presentes en la grasa. “Ahora, la gran novedad es haber hecho que esta práctica sea mucho más sencilla y sin cirugía, utilizando el ácido hialurónico para devolver la turgencia justa al párpado vacío”, afirma.
Como ventajas, Romeo señala que la técnica da resultados a largo plazo y también es económica. Además, no produce malestar ni dependencia y tampoco es dolorosa ni se realiza en el quirófano. “Se puede aplicar para ambos sexos, aunque el 95% de los casos que he tratado son mujeres sin límite de edad: personas jóvenes como prevención o para realizar correcciones mínimas y personas de edad más avanzada para curar el envejecimiento”.
NARIZ. Romeo utiliza el ácido hialurónico también para la na- riz, con una técnica denominada Mesorhinofiller. A lo largo de los años, sostiene el experto, se ha recurrido siempre más a la remodelación nasal con relleno, en especial el ácido hialurónico, por razones solamente estéticas y no funcionales.
“Por motivos relacionados con riesgo de daños graves a la dermis de la nariz se consideran seguros dos planos de implante: uno muy profundo, sobre el hueso o sobre el cartílago, y una muy superficial, sobre la dermis. Este último era hasta ahora considerado solo teóricamente. Me di cuenta que la piel tiene infinita capacidad compensatoria desde el punto de vista vascular por lo que si la técnica se sigue rigurosamente, hay una gran seguridad y eficacia en las rinoplastias y también en los traumas”, concluye.
Genética, ambiente y exposición al sol envejecen a los párpados superiores.