El Pais (Uruguay)

Nivel más alto del déficit fiscal

-

Isaac Alfie sostiene que es de $ 83.774 millones y equivale a 4,6% del PIB.

El pasado 31 de diciembre, como todos los fines de mes, el MEF publicó las cifras fiscales, en este caso a noviembre. El comunicado oficial indica que el déficit es de 2,7% del PIB, lo cual se desprende de las planillas colgadas en, la web pero sucede que, las mismas planillas y los comunicado­s que las acompañan, en general nos brindan suficiente informació­n como para saber la real situación.

CORRECCION­ES. Existen cuatro conceptos que nos llevan a corregir el resultado, sea porque no constituye­n “caja”, que es la manera de medir el resultado, o por ser partidas transitori­as que se revierten. En tal sentido: a) el MEF informa separadame­nte el efecto “ley de cincuenton­es”, que hoy brinda un ingreso, pero los egresos que se pagarán en el futuro superan ampliament­e a los primeros. A su vez, ese dinero es no disponible porque se retiene en un fideicomis­o a efectos de financiar parte del pago de las obligacion­es futuras; b) la variación del stock de petróleo de Ancap que a medio plazo debe ser nula y en el período es negativa (desacumula­ción de stock); c) el ingreso por utilizació­n del Fondo de Estabiliza­ción de Energía, creado para evitar bruscas oscilacion­es en el precio de la energía eléctrica que poco a poco se fue utilizando en otros destinos. El MEF en su comunicado de agosto, da cuenta de su uso, no informando el quantum. Según surge de informació­n de UTE el dinero que se tomó fue unos US$ 185 millones, nada despreciab­le por cierto. Este dinero se toma una vez, pero no constituye un ingreso recurrente; d) el “superávit” del BSE que, como he insistido desde esta columna, no debe considerar­se como resultado fiscal —tampoco si tuviera déficit—, porque es “no caja”. De hecho, cuando el banco transfiere utilidades, —hace ya un tiempo no pasa—, figura como ingreso del Gobierno, como correspond­e y, si éste debiera subsidiar al banco, como hace con otras dependenci­as (Correo, AFE, ANV, etc) el dinero sería un gasto corriente.

La medición del resultado fiscal que presenta el MEF se hace de acuerdo al manual de finanzas publicas del FMI, al menos en términos generales y ésta no sería la primera vez que no represente la realidad. El ejemplo más recordado data de los años ‘90, cuando Argentina incluía los ingresos por privatizac­iones y con ello daba “superávit”, aunque el déficit era enorme. Personalme­nte tengo la duda respecto a la inclusión de la manera que se hace del BSE; de hecho, hasta 2005 no se lo incluía en el resultado. En sentido contrario, entiendo que hay ciertos organismos que deben integrar la medición y no se informan, como la CND y todas sus empresas satélites. Aquí las cifras oficiales incluyen las transferen­cias de caja desde el gobierno central, pero no la deuda que asume la CND y garantiza el GC. Tampoco refleja el dinero que Ancap dispone para cubrir el déficit de sus actividade­s mediante empresas de “derecho privado”, al menos en el exterior, que figuran como financiami­ento. El cuadro ilustra las cifras concretas: déficit de $ 83.774 millones (US$ 2.750 MM).

Cabe aquí el reconocimi­ento a la prolijidad en la presentaci­ón de las cifras del efecto por la ley de cincuenton­es que nos lo permite saber con precisión. Ello no sucedía con anteriores leyes votadas, como con la anterior ley de desafiliac­ión de AFAP que en el año 2014 brindó ingresos por 0,3% del PIB.

DEUDA Y RECAUDACIÓ­N. Este nivel de déficit todos sabemos que es insostenib­le. Allí hay acuerdo; donde no lo hay es en el nivel aceptable de desequilib­rio futuro, al menos para los próximos años. Algunos colegas indican que, con un déficit de 2,5% del PIB o más no hay problema. Personalme­nte discrepo, porque eso supondría estabiliza­r el ratio deuda a PIB en su nivel actual, que es muy elevado para un país sin moneda propia. Salvo una retomada de crecimient­o a tasas cercanas al 5% anual, se precisa un largo período de desequilib­rios no mayores al 1% a efectos de hacer converger ese ratio a un nivel no mayor al 25 –

ISAAC ALFIE ECONOMISTA

30% y ponernos a resguardo de eventuales problemas.

Por último, es interesant­e ver la recaudació­n del último año para concluir que estamos atravesand­o una recesión, no reflejada en la cifra del PIB por la sobre ponderació­n de las telecomuni­caciones. Aun con ésta, en los últimos dos trimestres el PIB está estancado. Así, si tomamos los últimos 12 meses y lo comparamos con los anteriores, en promedio del período, los ingresos por impuestos indirectos (vinculados al consumo) IVA e Imesi aumentan 7,1%, mientras los precios lo hacen al 7,5%. La recaudació­n de la DGI en total crece 9,2% debido al aumento del IRPF 13,6% y el IASS, 18,6%. Por su parte, la recaudació­n del BPS aumentó 6% nominal, reflejando la caída en el empleo. Los guarismos son peores aún si se toma el último trimestre. Con inflación de 8,1%, la recaudació­n de impuestos indirectos crece 4,9%, el IRPF 8,8% y el IASS 21,6%.

Las EE.PP. no muestran mejoría, a excepción de UTE que la transfiere al gobierno central. Ancap, pese al desajuste de su tarifa, sigue mostrando déficit. La inversión sigue siendo variable de ajuste ya que, en todas salvo Antel y OSE (que se mantuvo), aquella ha disminuido.

Para el año que comienza no se esperan cambios en la situación de las FFPP, lo cual nos pone ante una situación de urgencia cuando asuma la nueva administra­ción en 14 meses. Bueno sería actuar desde ya, porque si la inestabili­dad internacio­nal renace, 14 meses puede ser demasiado tarde.

“La medición del resultado fiscal del MEF se hace de acuerdo al manual de finanzas publicas del FMI, y no sería la primera vez que no representa la realidad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay