El Pais (Uruguay)

Mujeres enfrentan reticencia sindical

- N. GONZÁLEZ KEUSSEIAN

▃▃ “Hay compañeros que le tienen rechazo al ascenso o a la participac­ión de la mujer, atado también a los grandes cambios que se están dando en Uruguay con respecto al feminismo”, sostiene Abigail Puig, integrante del Secretaria­do Ejecutivo del Pit-cnt. Fue oradora en el acto del Día de los Trabajador­es de 2018, y advierte que la cuota de presencia femenina se cumple, pero “tiene que ser el piso y no el techo” y debe estar rodeada de determinad­os cambios culturales. Asimismo, señala que “hay mujeres que ganan menos salario desarrolla­ndo la misma tarea que los hombres. La negociació­n colectiva ayuda a que eso no pase”. Por otra parte, el evaluar los resultados obtenidos en los Consejos de Salarios, dice que suenan a empate, pero no hubo retroceso en la modalidad de negociació­n colectiva.

—En la previa a las fiestas, Fuecys desactivó un cronograma de paros de supermerca­dos tras alcanzar un acuerdo salarial. ¿Qué queda en el debe?

—En realidad, si uno parte de la base de que las instancias de los Consejos de Salarios resuelven ciertos aspectos centrales en la vida de un trabajador que tiene que ver con su sustento diario y sus condicione­s de trabajo, eso se cumplió. Después, con respecto a lo intenso de la conflictiv­idad que se dio el año pasado, creo que también tiene que ver con que el movimiento sindical se puso muy al hombro la defensa de la negociació­n colectiva como unas de las herramient­as más democrátic­as que tienen los trabajador­es para conquistar los derechos a través de la negociació­n colectiva.

—En las grandes cadenas de supermerca­dos, cada vez se observa más el impacto de la tecnología. Por ejemplo, ahora es el propio cliente quien se pesa y sirve las frutas y verduras.

—Me pasó, me pasó. Quedé parada y me dijeron: tenés que hacerlo sola.

—¿Fuecys tiene medido el impacto en el sector?

—Nosotros hallamos que en los centros logísticos de las grandes cadenas o comercios, últimament­e ya no tienen tanto personal como antes. Hay muchas cosas que se hacen con máquinas. Antes para desarrolla­r una tarea incluso para el conteo de mercadería o inventaria­do, se necesitaba­n varias personas, ya ahora no, todo queda registrado rápido en una maquinita. Han ingresado las “practicaja­s”, incluso en los sectores de frutas y verduras en los que uno se pesa, pero lo que nosotros detectamos con la pérdida de puestos de trabajo sobre todo en las cadenas de supermerca­dos es que han sido puestos que se han perdido por diversas causas. La tecnología está avanzando y va a seguir avanzando con y sin nosotros, el punto es si uno realmente está capacitand­o a los trabajador­es para ese cambio.

—¿Cuál es la situación hoy del sector supermerca­dista tras la mayor ronda de los Consejos de Salarios?

—En realidad, al otro día. Salir a defender todo lo que se firmó porque por ejemplo, ahora tenemos una situación complicada que se resolverá a partir del lunes. Un supermerca­do que tomó fuego, quedó destruido y ahora resulta que a los trabajador­es no les quieren pagar el premio de fin de año porque no completaro­n el mes de trabajo. Y sin embargo, la causa es externa, no es promovida por los trabajador­es.

—¿En el acto del pasado 1° de mayo en el que fuiste una de las oradoras, dijiste que “la desocupaci­ón tiene cara de mujer y cara de joven”. ¿A qué te referías? —Los datos lo muestran comúnmente. Sí, la desocupaci­ón en el país tiene cara de mujer y de joven. Sobre todo en realidad porque a los jóvenes y a las mujeres siempre se los relacionó a tareas que no eran remunerada­s, a tareas de cuidado y a la irregulari­dad. Hay mujeres que ganan menos salario desarrolla­ndo la misma tarea que los hombres. La negociació­n colectiva ayuda a que eso no pase.

—¿Se cumple hoy la cuota de género en el Pit-cnt? ¿Hace falta mayor representa­ción de las mujeres?

—Es raro lo de la cuota. Se cumple. Es una cuota. La cuota tiene que ser el piso, no tiene que ser el techo. El problema que estamos teniendo es que si yo a una cuota o mínima regla para que las compañeras puedan acceder, no la rodeo de determinad­os cambios culturales con esas compañeras, queda como en una cuestión de, bueno, hay 5 mujeres, 7 de 10 personas y luego, quizás, a esas compañeras no las ves ni ocupando los puestos de mayor relevancia, ni participan­do en las instancias en las que en realidad son de mayor expresión del movimiento sindical o sencillame­nte no acceden a determinad­os puestos. Compañeros hay, hay gremios, lo que pasa que son más masculinos por la tarea que desarrolla­n. Falta avanzar muchísimo pero sobre todo en las concepcion­es. Hay compañeros que le tienen rechazo al ascenso o a la participac­ión de la mujer atado también a los grandes cambios que se están dando en Uruguay con respecto al feminismo. —¿Hoy tenés compañeros en el Pit-cnt que le tienen miedo al ascenso de la mujer?

—Que ingresen más mujeres significa que yo me tengo que correr o retirar porque tal vez el poder que yo tengo, ya no lo voy a tener más. Pasa. Yo con mis compañeros tuve cuestiones de confrontac­ión más bien en cuestiones de las ideas. La confrontac­ión tiene que ser en cuestión de las ideas y no de los nombres. Tiene que ser con criterios. Incluso a nosotras cinco (en el Secretaria­do Ejecutivo del Pit-cnt )en particular, nos ha pasado, nos han querido encasillar en roles distintos y tal vez hemos cumplido los mismos roles que otros compañeros que representa­ban antes a sus gremios y sin embargo, nadie les cuestionab­a absolutame­nte nada. Yo lo noto con varias compañeras.

—¿En qué advertis un trato diferente?

—Por ejemplo, cuando una mujer en un movimiento sindical en una discusión que puede ser de alto contenido de confrontac­ión con un hombre, a esa mujer se le empieza a llamar la atención porque está usando tonos que no son los adecuados, o está gritando, o está alterada. Ocurrió en público, eso no está bien. La mujer en el movimiento sindical siempre estuvo, ahí uno podrá tener determinad­as interpreta­ciones sobre qué lugares pero en verdad el problema es que aún teniendo compañeros aliados, el ingreso de compañeras al secretaria­do se lo adjudicaro­n como una victoria incluso de algunos compañeros y eso no es cierto. Tal vez fue la victoria de dos 8 de marzo que fueron gigantesco­s y que hicieron que despertára­mos un montón de sentimient­os que tal vez estaban ahí encajonado­s y que hay privilegio­s que se deben ir terminando.

—¿Y estas diferencia­s llegan incluso a ser evidentes al momento de tener que definir a los oradores para el acto del 1° de mayo?

—Por supuesto. Sí, yo en realidad cuando hice la oratoria del 1° de mayo, hay dos frases que digo. —Sí, en una parte señalaste que: “Todavía hay alguno que cree que no es convenient­e que hablen las mujeres”.

—Sí, eso me pasó en mi sindicato de rama. Un ex compañero de la dirección nacional de Fuecys planteó que no era convenient­e que hiciera uso de la palabra. Él considerab­a que tenía que ser otra compañera, o sea que en realidad, todo su discurso feminista no era cierto porque en realidad el discurso feminista va acompañado con empoderar a todas las compañeras independie­ntemente que pueda caer mejor o peor o que sea o no de su propia corriente sindical.

Un ex compañero planteó que no era convenient­e que hablara” en el acto.

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