El Pais (Uruguay)

Ceará, primera prueba de la estrategia contra el crimen

El envío de tropas al nordeste de Brasil hizo que se redujeran los atentados

- EFE, AFP / BRASILIA

Una ola de vandalismo en el estado de Ceará, por la que han sido detenidas unas cien personas, supone la primera prueba para las políticas de seguridad del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien ha prometido una lucha sin cuartel contra el crimen. Los ataques, en su mayoría incendiari­os, comenzaron la noche del pasado miércoles y el viernes llevaron a Bolsonaro a enviar hacia esa región del noreste del país a unos 300 agentes de la Fuerza Nacional de Seguridad.

Las tropas federales han sido desplazada­s sobre todo en la ciudad de Fortaleza, la capital regional y uno de los principale­s puntos de turismo en el noreste brasileño, que está en alta temporada en ese balneario de playas y aguas cristalina­s.

Las autoridade­s sospechan que los atentados han sido ordenados desde el interior de las prisiones, que en Ceará como en buena parte del país están virtualmen­te controlada­s por bandas del crimen que disputan territorio­s para la venta de drogas u otros delitos.

Esa presunción responde a que los ataques comenzaron después de que el Gobierno regional anunció medidas que apuntan a endurecer los controles en los presidios y ponerle coto a las actividade­s ilegales que dirigen los jefes de esas bandas desde el interior de las cárceles.

Según la Policía Civil de Ceará, el número de detenidos en los últimos días llegó ayer domingo a 103 y los atentados, en su mayoría incendiari­os y contra autobuses de transporte público y estacionam­ientos, sumaban 90 desde que comenzó la ola de violencia. El despliegue de tropas federales, sin embargo, parece haber tenido algún efecto, pues desde su llegada a ese estado se han registrado sólo siete ataques, todos en regiones del interior del estado.

EL BIEN VS. EL MAL. El ministro de justicia Sergio Moro ordenó el despliegue militar ante el pedido del gobernador del estado, quien pertenece al izquierdis­ta Partido de los Trabajador­es (PT), liderado por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que cumple una condena a 12 años de prisión por corrupción y lavado de dinero.

El gobernador de Ceará, Camilo Santana, aseguró que las autoridade­s no cederán en su lucha contra el crimen organizado.

“El momento, más que nunca, es de unión de todas las fuerzas, de los Gobiernos, el Poder Legislativ­o, la Justicia, el Ministerio Público y la sociedad civil, para ser duros contra el crimen”, dijo.

En ese sentido ya se había pronunciad­o esta semana el propio Bolsonaro, quien durante su campaña para las elecciones de octubre pasado tuvo entre sus principale­s banderas el endurecimi­ento del combate al crimen, que en el país causa unas 60.000 muertes por año.

Bolsonaro volvió a pronunciar­se sobre la violencia ayer domingo, pero para lamentar la muerte de un agente de la Policía Militar de Río de Janeiro asesinado en un intento de asalto la noche de este sábado. “Mi pesar a la familia de otro PM asesinado en Río de Janeiro, el soldado Mariotti. La cacería de agentes de seguridad y la masacre de los ciudadanos de bien siempre fueron tratados como números”, afirmó en sus redes sociales.

Bolsonaro prometió trabajar para que “el bien venza al mal” en Brasil. El mandatario lamentó que el personal de seguridad y los ciudadanos blanco de criminales fueran antes tratados como mera estadístic­a. “El (poder) legislativ­o, ejecutivo y judicial juntos deben, a través de la ley, dar garantía de que el bien venza al mal”.

Una de las principale­s medidas para reforzar el combate al crimen que ha prometido Bolsonaro es liberar el comercio de armas y leyes para que se pueda ejercer la “autodefens­a”.

Esa propuesta se complement­a con otra que apunta a dotar de “protección jurídica” a los policías que maten a un delincuent­e en “ejercicio de su deber”. Según ha dicho Bolsonaro, la Policía debe “resolver” el problema del crimen y si “mata a diez, quince o veinte (delincuent­es), con diez o treinta tiros en cada uno, un agente debe ser condecorad­o, no procesado”.

La situación en Ceará, así como supone la primera prueba para las políticas de seguridad de Bolsonaro, es el primer examen para Sergio Moro, quien ganó fama de “implacable” como juez de la operación Lava Jato anticorrup­ción, que llevó a la cárcel a decenas de políticos, entre lo que está el expresiden­te Luiz Inácio Lula da Silva.

Moro ha sido nombrado ministro de Justicia y Seguridad en el Gobierno de Bolsonaro y, como tal, es responsabl­e directo de los organismos policiales y la manutenció­n del orden en el país.

“Debemos dar garantías de que el bien venza al mal”, dijo Bolsonaro.

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ATENTADOS. Con la llegada de los militares a Fortaleza, los ataques criminales se concentrar­on en el interior del estado de Ceará.

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