El Pais (Uruguay)

LOS DEL SUQUÍA “En el folklore hay mucho divismo”

La legendaria agrupación folklórica argentina llega este jueves a Sala Camacuá

- CARLOS REYES

Los amantes de la época de oro del folklore argentino tienen este jueves una cita. El histórico grupo Los del Suquía se presenta en Sala Camacuá, a las 21.30. Luego de haber girado en agosto de 2018 el interior del país, ahora llega a la capital, con un show en el que participa como invitada especial Anita Valiente, ganadora del Charrúa de Oro. Entradas en Tickantel, a 500 pesos.

En el show se recorrerán éxitos como “El árbol de la cruz”, “Canción para una mentira”, “De Alberdi”, “Quédate en mi”, y “Sabor a almendras”, entre otros hitos de la música popular nacidos a lo largo de más de medio siglo de historia.

“Creo que en nuestros shows hay un componente muy nostálgico, porque la gente se acuerda de los grandes éxitos del grupo. Y creo que también cae muy bien que hagamos canciones nuevas, que pasan por los mismos temas. Siempre le hemos cantado al amor, y al lugar donde hemos nacido, Córdoba. En nuestras canciones describimo­s sus paisajes, personajes, y esa temática nos ha dado el éxito. No queremos salirnos de eso, que nos ha dado la fórmula del éxito. Eso es lo que a la gente le gusta de nosotros, y eso nos ha mantenido vivos”, comentó con franqueza Diego Iriarte, hijo del famoso cantor Ramón “Cacho” Iriarte, fundador de la famosa agrupación.

“Si fuéramos a cantar todos nuestros éxitos, tendríamos para tres días. Pero siempre queda algo en el tintero, para la próxima vez”, dice con orgullo Diego Iriarte, segunda generación del grupo, con su voz de inconfundi­ble tono cordobés.

Si bien el repertorio repasa muchos de sus éxitos, la instrument­ación ha ido cambiando con el correr de los años, buscando nuevas sonoridade­s. “Usamos guitarras, pero por la modernizac­ión, son electroacú­sticas, pero similares a la criolla. Somos cuatro, las cuatro voces y cuatro guitarras, y tenemos tres músicos que nos acompañan, en piano, batería y bajo. Tenemos una musicaliza­ción que no teníamos en años anteriores, pero nos hemos tenido que ir actualizan­do en la parte musical, porque el mercado así lo requiere. Pero sin perder la esencia. No perdemos la esencia del grupo por agregar instrument­os que no son netamente folklórico­s. Y creo que esta instrument­ación le da un color muy particular, y un marco muy lindo al espectácul­o. Porque creo que la gente quiere escuchar las canciones del grupo, pero actualizad­as musicalmen­te”, confiesa con seriedad y profesiona­lismo Iriarte.

Lógicament­e en casi seis décadas de carrera, los componente­s de la agrupación han ido cambiando muchas veces.

“Con los años hubo muchos cambios. En un grupo la convivenci­a es un poco difícil. ¡Si es difícil en un matrimonio, imaginate un grupo, de siete u ocho personas! Se fueron dando casos en los que algunos se fueron a otros proyectos, a otro grupo musical. O simplement­e dejar de cantar, porque la vida del músico es muy agotadora. Trabajar de noche, los viajes, estar lejos de tu casa. Hemos tenido muchos cambios, pero creo que en esta última etapa hemos logrado un color muy particular, que se asemeja mucho al grupo original. Creo que en las voces, y en el sonido, estamos cerca de lo que fue la agrupación original, y eso genera mucha emoción. Con una canción uno no sabe hasta dónde puede llegar, hasta que hondura en el sentimient­o de la gente”, puntualiza el músico.

Más allá del éxito del repertorio, Iriarte asegura que otro de los puntales de la gran adhesión popular del grupo tiene que ver con esas voces que expresan el sentir de la gente. “A veces voces muy estudiadas o preparadas, no consiguen esa adhesión en lo popular. Pienso en el caso de Soledad Pastorutti, una voz no tan estudiada, y que llegó al corazón de la gente. Y eso no hay nada que lo pare. A veces hay voces que no siendo tan preparadas, tienen algún toque que le llega a la gente. Porque lógicament­e, no hay una fórmula para el éxito. A veces tiene más que ver el sentimient­o que se le ponga a la voz, y a lo que uno hace”, explica.

En una vida dedicada a recorrer los escenarios del mundo, Iriarte ha visto cambiar mucho el ambiente de la música folklórica argentina. “Antes había un poco menos divismo. Hoy en el folklore hay mucho divismo, y eso no es bueno. En la época de oro de Los del Suquía había muchísimos grupos, muy buenos, cada uno con su estilo. Los Fronterizo­s, Los Quilla Huasi, Los Chalchaler­os, Los Cantores del Alba, Los Cuatro de Córdoba: todos diferentes y todos buenos. Y nos encontrába­mos en un festival, y comíamos todos juntos. O compartíam­os un partido de fútbol. Hoy eso no se ve. Y si bien había competenci­a, nadie se sentía más que el otro. En aquel momento el folklore vivió un auge impresiona­nte, con solistas, dúos, grupos. Y había una comunión muy especial entre todos. Eso hoy no se da”.

También el público ha cambiado, según señala el músico. “Antes la gente vivía de otra forma. No tenía tantos problemas como hoy. Y eso creo que lleva a que a veces no pueda disfrutar como antes de un espectácul­o. La gente hoy está cargada de tensiones. Antes la gente no tenía que estar tan pendiente del tema del dinero. Hoy la gente tiene muchos problemas de ese tipo, y eso puede llevarlos a no disfrutar totalmente de un espectácul­o. Antes, en un festival, a las cinco, seis de la mañana, estaba toda la gente. Hoy, a las dos o tres de la madrugada ya no hay nadie. Eso es por que la gente vive agotada”.

“Hoy en el folklore se vive mucho divismo”, dice Iriarte.

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Damián Basualdo Mauricio Carballo Mario Sbrascini Diego Iriarte

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