El Pais (Uruguay)

DD.HH. en Venezuela

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El gobierno del Frente Amplio (porque no se puede decir que se trata de una política de Estado con un amplio apoyo en nuestra sociedad) persiste en su estrategia de apaciguami­ento de la dictadura venezolana. A veces es difícil no sentir una cierta admiración por el derroche de imaginació­n y elocuencia de que hacen gala las autoridade­s del Ministerio de Relaciones Exteriores intentando justificar lo injustific­able. Hagan lo que hagan Maduro y sus secuaces.

El presidente Maduro asumió por segunda vez la presidenci­a de Venezuela como resultado de una elección fraudulent­a, celebrada sin las más mínimas garantías electorale­s y en medio de la abstención de los ciudadanos.

Ello despertó ha serias y bien fundadas críticas antes y después de la ceremonia de juramento en Caracas.

Los profesores de la Cátedra de Derecho Constituci­onal de la Universida­d Central de Venezuela, reunidos los días 25 y 26 de diciembre, dieron a conocer una declaració­n titulada “El despotismo apunta a la disolución de la República”. En ella advirtiero­n “sobre la sistemátic­a violación de la Constituci­ón que se ha magnificad­o por los actos de usurpación que socavan l Estado de Derecho y al Régimen de Libertades Públicas”.

El viernes 4 de enero, los Ministros de Relaciones Exteriores y delegados del Grupo de Lima, reiteraron “que el proceso electoral llevado a cabo en Venezuela el 20 de mayo de 2018 carece de legitimida­d por no haber contado con la participac­ión de todos los actores políticos venezolano­s, ni con la presencia de observador­es internacio­nales independie­ntes, ni con las garantías y estándares internacio­nales necesarios para un proceso libre, justo y transparen­te. En consecuenc­ia, no reconocen la legitimida­d del nuevo periodo presidenci­al del régimen de Nicolás Maduro, que se iniciará el 10 de enero de 2019”. También ratificaro­n “su pleno respaldo y reconocimi­ento a la Asamblea Nacional, elegida legítimame­nte el 06 de diciembre de 2015, como órgano constituci­onal democrátic­amente electo en Venezuela”. Reflejando el reciente cambio de gobierno, México se abstuvo pero continúa siendo miembro del Grupo.

Nuestro país no es miembro del Grupo de Lima.

Ahora, el Consejo Permanente de la OEA, aprobó una Resolución sobre la situación en Venezuela con 19 votos a favor, seis en contra, ocho abstencion­es y una ausencia. El Uruguay se abstuvo.

El Consejo resolvió “No reconocer la legitimida­d del período del régimen de Nicolás Maduro a partir del 10 de enero de 2019”.

“La posición del gobierno respecto de la asunción del presidente Maduro no tiene justificac­ión.

La Resolución expresa en su primer parágrafo: “Reafirmand­o el derecho a la democracia que tienen los pueblos de América y la obligación de sus gobiernos de promoverla y defenderla tal como lo establece el artículo 1° de la Carta Democrátic­a Interameri­cana”. Este dice: “Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla. La democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de las Américas”.

La cleptocrac­ia liderada por Maduro no cumple con esas obligacion­es fundamenta­les bajo el Derecho Internacio­nal.

Maduro no tiene el derecho de invocar el principio de no intervenci­ón en los asuntos internos como un escudo para escapar a la condena internacio­nal por sus violacione­s de los Derechos Humanos de los venezolano­s.

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