El Pais (Uruguay)

La pomelada es la bebida del verano en el Este

Bartenders aseguran que hay un incremento significat­ivo del consumo de este cítrico comparado con el año pasado CARTELERA

- JUAN PABLO DE MARCO

Hasta ahora, cuando alguien quería una bebida para refrescars­e en los paradores o la playa elegía alguna de las azucaradas tradiciona­les. Este año, el consumo de pomeladas, incluso por encima de las limonadas, parece ser tendencia en los paradores y algunos restaurant­es del Este del país.

En I’marangatú, ubicado en la parada 7 de la Playa Mansa, puede elegirse con albahaca, romero o tomillo. “Se le da la opción a la persona”, comenta Néstor, uno de los barman que trabaja en la mañana y que asegura que “la explosión de ventas” se dio en esta temporada.

Los sabores de los turistas en el principal balneario han venido cambiando de un tiempo a esta parte. Al uruguayo, más convencion­al en su consumo gastronómi­co, le cuesta un poco más arriesgar su dinero en este tipo de productos.

“Hoy se están animando mucho más; hace un tiempo le decías a la gente que llevaba almíbar y te decían que era muy dulce”, comenta Néstor.

El que más lo pide es el brasileño, más acostumbra­do a beber estos frutos. Este cambio ha tenido un impacto en el volumen de ventas: la pomelada y limonada ha generado más ingresos en estos lugares que las bebidas azucaradas. “La gente deja de lado el gasificado y se está tirando para las aguas saborizada­s”, agrega.

La estadístic­a respalda estas afirmacion­es del bartender: el año pasado vendían entre dos y tres litros de pomelada por día. Este año, van más de ocho. Más allá de una preferenci­a general de los clienes a esta bebida, en este parador atribuyen el aumento a su mayor destaque en la carta, ya que aparecen los distintos tipos que ofrecen. Por ejemplo, “la de la casa” se llama “Me muero de amor”. Viene con pomelo y almíbar de jengibre, y se termina la preparació­n con el refresco citrus.

Otro motivo que justifica este aumento es que la gente que venía consumiend­o limonada busca probar algo diferente y acude a esta copa, cuyo precio es de 200 pesos.

FUROR EN MANANTIALE­S. En La Linda, un restaurant­e ubicado en Manantiale­s, hace tres años se negaron a continuar ofreciendo refrescos azucarados embotellad­os e iniciaron una búsqueda de un sello distintivo de la casa. El desafío para su personal era crear bebidas naturales.

El encargado de este proceso fue Leonel Rodino, un bartender que ha ensayado La pomelada es refrescant­e y liviana. Ideal para un verano varias veces cómo generar un producto que empezara a marcar tendencia en este balneario y el resto de los sitios turísticos del este del país.

La limonada, y luego la pomelada, fue lo ideado para atraer nuevos clientes. Sus ingredient­es, que provienen de una huerta propia, son pomelo rosado y almíbar. También le ponen romero, una hierba aromática que vive más en las cocinas, pero que en este caso busca seducir al turista desde otro lugar. Al principio a la clientela le costó adaptarse, pero hoy es una de las bebidas de referencia.

Con una preparació­n que no lleva más de cinco minutos, la pomelada se sirve en un vaso. El objetivo es que el consumidor logre una experienci­a sensorial intensa. “La idea es que el sabor y el aroma estén integrados”, cuenta Rodino, el bartender de este establecim­iento gastronómi­co. Por eso, no la sirven con sorbitos, ya que la distancia olfativa con el vaso no genera un vínculo tan cercano.

En general, estas bebidas llevan pomelos disecados. Su receta también tiene una ciencia en sí misma: se cortan bien finos, fit.

se dejan secar al natural y, al final, se los hornea. “Esto genera gustos diferentes”, indica Rodino. “La gente tiende a asociar que el pomelo es mucho más ácido que el limón y no es así. En esta época el pomelo es muy dulce”, comenta. Esa creencia “falsa” hace que no se elija tanto. De todas formas, nota un cambio de concepto que ha generado que, de a poco, los turistas empiecen a consumirlo.

En los picos de la temporada, llegan a vender hasta 15 litros en un día y tienen un mano a mano con su “hermana mayor”, la limonada, que en este local es la bebida de cabecera.

En este lugar cuesta 160 pesos (el vaso 440 mililitros), 300 pesos una jarra que da para dos vasos “y un poco más” y 580 si se pretende saciar la sed de cuatro personas.

LA LIMONADA SIGUE. En el rubro de bebidas refrescant­es, el público uruguayo y el argentino se sienten más seguros con la limonada. La búsqueda de los locales para que no sea solo limón y agua tiene una explicació­n: en el local de Manantiale­s cortan la piel del limón y la mojan en el borde del vaso. “Cuando percibís el aroma del aceite (que tiene esa parte del limón), te abre las papilas gustativas antes de tiempo. Y te prepara para lo que te vas a tomar”, comenta Leonel.

Como todos estos negocios buscan diferencia­rse con estos productos más gourmet, en algunos locales la limonada lleva arándanos.

En un local en Manantiale­s se compra un vaso a 160 pesos. En un parador de la playa Mansa está a 200.

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NUEVOS TRAGOS.

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