La rareza como una virtud
▃ El segundo disco de Patricia Turnes es raro y quiere serlo. Esa es la primera idea que aparece inmediatamente después de “Frente a mí”, que abre Yo tenía una vida y que incomoda por cómo está cantada, por lo que cuenta, y por el minimalismo climático que la sostiene, desesperante. Acá no hay nada convencional, ni el timbre de voz, ni la forma de cantar, ni la estructura de las letras; y las melodías van por lo circular, lo repetitivo, lo que las hace misteriosas y atrapantes en un modo (de nuevo) raro. Todo eso, sumado a la producción y arreglos de Flavio Lira y Fabrizio Rossi Giordano, exige una escucha detallista, sobre todo para procesar la carga irónica y amarga de unas letras que evidentemente hacen pensar en Leo Maslíah, pero que son bien personales. Turnes, de hecho, está eligiendo un camino muy personal como cancionista, y hay que seguir prestándole atención porque está arriesgando, y lo hace bien.