El reencuentro con Passenger
Volvió a ofrecer su arte en Montevideo, en dos recitales colmados.
La broma que Passenger hizo en el Estadio Centenario sobre que solamente tenía una canción conocida, dejó de tener sentido luego de que después de haber abierto el recital de Ed Sheeran el 20 de febrero, los fanáticos crearon la campaña #Passengerbacktouy en redes para que el músico volviera a Montevideo y, en cuestión de minutos, agotaron dos funciones —una a las 17.00, otra a las 21.00— de sus shows en Montevideo Music Box.
Desde hace días se venía sintiendo la expectativa de estos shows, que tanto para el público uruguayo como para el cantante, eran únicos. Es que al llegar al recinto ya se podía percibir el ambiente festivo de los fanáticos —en su mayoría adolescentes— que desde hacía horas estaban haciendo fila para poder estar lo más cerca posible del cantante. En los grupos de amigos que esperaban se podían ver pancartas y varios picnics improvisados para amenizar la espera.
Al entrar al lugar —que tenía gente hasta en las escaleras— uno podía notar rápidamente que este era el ambiente perfecto para este tipo de concierto, que se basa en una propuesta íntima en la que el músico se enfrenta a 1000 personas con tres armas musicales: una guitarra acústica, su voz y los golpes de una bota que marca el pulso de las canciones, como si se trataran de los latidos de un corazón.
El recital de matiné —“Esta es la primera vez que toco tan temprano en mi vida”, diría más adelante Passenger— comenzó a las 16.15 con el australiano Stu Larsen. Desde ese momento, ya se percibía el ambiente de euforia colectiva que luego dominaría el resto del show. Luego de repasar varias de las canciones de sus dos discos, el australiano —rubio, de pelo largo, barbudo, una tez casi pálida y una camisa a cuadros —estrenó una canción que había compuesto semanas atrás.
Sobre el final, Larsen empezó a cantar en español con un fuerte acento extranjero: “Quiero estar bien / No voy a ninguna parte / Quiero estar a tu lado”. Tras unas repeticiones, el público empezó a cantar junto al australiano y los aplausos dominaron la escena final.
A las 17.00, Passenger subió al escenario y, tras un grito ensordecedor del público, agradeció por el apoyo de los uruguayos y brindó con un vaso de whisky antes de lanzarse sobre “Fairytales and Firesides”. Acompañado del reflejo de luces violetas y amarillas que iluminaban su guitarra, de la que no dejaron de salir arpegios folk, se empezó a crear un ambiente íntimo que se interrumpía cuando el público gritaba emocionado por algún comentario de Passenger.
Entre canciones, el músico dio lugar a varias anécdotas sobre el origen de sus letras, hizo varias bromas, referencias a Harry Potter y Game Of Thrones y, especialmente, charló con el público.
Gracias a su larga experiencia como músico callejero y habiendo tocado en estadios acompañando a Ed Sheeran, Passenger sabe cómo manejar al público. A lo largo de su show de poco más de una hora pasó del éxito de “Let Her Go” —en el que todos los celulares quedaron en alto— hasta “Hell Or High Water”, de su último disco, cuyo estribillo fue coreado por el público.
El momento más emotivo llegó con “To Be Free”, una canción dedicada a sus abuelos y sus padres, que fueron refugia- dos de la guerra. Con el silencio total de las 1000 personas que llenaron la sala —silencio que se quebraba por las turbinas del aire acondicionado del lugar— , el músico se apoyó en arpegios folk para retratar su historia familiar. “Nunca pensé que iba a poder contar esto frente a muchos desconocidos”, dijo entonces.
Mientras narraba el dolor familiar de tener que dejar su tierra natal, en el rostro y en la voz de Passenger la emoción lo iba dominando. Finalmente, se tuvo que dar vuelta para secarse las lágrimas y, mientras el público lo aplaudía como si le estuviera enviando mil abrazos, enganchó la música con
Passenger generó un ambiente que fue desde la intimidad a la euforia colectiva
“The Sound Of Silence”, de Simon & Garfunkel, para revivir el ambiente festivo.
A lo largo del show no se cansó de agradecer, y se sorprendió cuando en “I Hate” varias personas levantaron pancartas nombrando las cosas que odiaban, en honor a la canción. Algunos estaban en contra de la gente que odiaba a los animales, otros a gente negativa. En medio de la canción, desde el público se escuchó un grito que decía: “Asma”. Entre risas, Passenger siguió con su canción. Lo mismo sucedió cuando el walkie talkie de un seguridad rompió el ambiente íntimo de “And I Love Her”, dedicada al Día de la Mujer.
La función terminó con “Holes”, que estuvo acompañada por la euforia colectiva. Para cerrar, el músico se mostró muy contento con el público: “You are fuckin’ amazing”, dijo, y prometió volver a Montevideo lo antes posible. Mientras el público de las 17.00 se retiraba de la sala, ya se podía ver una fila de fanáticos que estaban esperando la revancha.