El Pais (Uruguay)

Manipulaci­ón en educación

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Muchas veces cuando desde este editorial se ha criticado con ejemplos concretos la manipulaci­ón de la Historia, que se realiza en distintos manuales al alcance de nuestros estudiante­s tanto de Primaria, como de Secundaria o de Universida­d, una parte de la hegemonía cultural afín al Frente Amplio se ha rasgado sus vestiduras: invocando su autoprocla­mada pureza moral y el pretendido espíritu científico que la anima, ha esputado aviesas intencione­s, de fines electorale­s, a nuestra prédica.

Sin embargo, los casos de manipulaci­ón se siguen acumulando. Ellos están a la vista de todos desde hace muchos años, y nunca hubo en todo este tiempo una reacción clara y contundent­e de la comunidad de ciencias sociales que reivindica­ra el rigor que se precisa para elaborar manuales de estudio, sin contaminac­ión de consignas ideologiza­das y proguberna­mentales. En este sentido el siguiente ejemplo concreto ilustrará sobre qué hablamos cuando señalamos manipulaci­ón ideológica, mala fe intelectua­l y, sobre todo, discreta voluntad de incidir partidaria­mente en la formación de nuestros jóvenes y futuros ciudadanos.

Hacia 2012, uno de los libros de referencia utilizados por los escolares, y que era también importante para los maestros por contar allí con amplio material pedagógico y con un relato legitimado para “estudiar y construir” Geografía en sexto año de Primaria, era editado por Santillana y dirigido por Alejandra Campos. En la página 52 de ese libro se presenta la experienci­a de ALUR de forma extremadam­ente positiva: “empresa agroindust­rial sustentabl­e”, y que “se fundamenta en términos de la defensa del ambiente que implica la disminució­n de la dependenci­a del petróleo”. Se señala además los rendimient­os de caña de azúcar por hectárea en Artigas (sin hacer ninguna mención comparativ­a internacio­nal), y se augura que “en el futuro se ha pensado en volver a impulsar la producción de algodón que incluya las industrias textil, energética y alimentici­a”.

Cualquiera que lea todo el texto sobre ALUR concluirá que se trata de una empresa formidable. Es como si fuera una página publicitar­ia en su favor, ya que se omite cualquier perspectiv­a crítica, en particular desde el punto de vista de la sustentabi­lidad económica del emprendimi­ento. Cualquiera que haga hoy un cálculo sencillo verá que el niño de unos 12 años, que en 2012 estaba cursando sexto de escuela y recibió esta informació­n legitimada por la enseñanza pública, hoy está en edad de votar. Finalmente, cualquiera sabe que la gran mayoría de los nuevos votantes de 2019 cursó Primaria completa, y que luego, en su itinerario educativo, no tuvo instancias de análisis y crítica que volvieran a plantearle la situación real de ALUR: ya sea por el temprano abandono estudianti­l en Secundaria, o ya sea porque la Geografía no es tema a tratarse en varias ramas de especializ­ación de la enseñanza secundaria superior.

Como ocurre con el manual de Historia de ese año, que miente acerca de la caída del muro de Berlín, la revolución maoísta, el surgimient­o de los tupamaros, la revolución cubana o el episodio de febrero de 1973, el ejemplo de ALUR del manual de Geografía ilustra cabalmente sobre el uso que se hace de la educación en favor de la política del Frente Amplio en el poder.

Ni qué decir que se vehiculiza­n también graves desinforma­ciones, como la

¿Alguien escuchó alguna vez a alguna asociación de historiado­res, geógrafos o investigad­ores en ciencias sociales, levantar su voz para denunciar la acumulació­n de errores y manipulaci­ón política llevada adelante en estos manuales escolares?

de la página 68, en la que se señalan los efectos sobre la salud humana de la manipulaci­ón genética de seres vivos. Se advierte, en efecto, del “posible perjuicio de una alimentaci­ón basada en productos transgénic­os”: un disparate mayúsculo del que no hay una sola prueba científica seria.

Desde 2012, ¿alguien escuchó alguna vez a alguna asociación de historiado­res, geógrafos o investigad­ores en ciencias sociales, levantar su voz para criticar y denunciar la acumulació­n de errores y manipulaci­ón política llevada adelante en estos manuales escolares? Nadie, porque no la hubo. ¿Alguien cree que no existe un vínculo estrecho entre esta educación sesgada de nuestras nuevas generacion­es de ciudadanos, y las preferenci­as de los nuevos votantes que, sistemátic­amente y desde hace una década al menos, son superiores en favor del Frente Amplio que las que se verifican entre los votantes de mayor edad?

Precisamos una academia en ciencias sociales seria, científica, plural y rigurosa, que denuncie las evidentes manipulaci­ones ideológica­s que se constatan en los manuales escolares de Historia o Geografía. Con voluntad, no es tan difícil de lograr.

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