Condena a Manafort: un golpe que Trump inclina a su favor
El exjefe de campaña electoral recibió casi 4 años por fraude y evasión
Donald Trump trató de sacar algo bueno de la condena que recibió su exasesor electoral Paul Manafort, de casi cuatro años de prisión. Manafort fue hallado culpable de cinco cargos de fraude tributario, dos de fraude bancario y de ocultar cuentas bancarias en el extranjero.
Según Trump, el fallo demuestra que no existió convivencia de su comando electoral con los servicios de inteligencia rusos para operar en contra de la candidata demócrata Hillary Clinton. Sin embargo, la condena a Manafort es por hechos anteriores a la campaña electoral de 2016 que colocó a Trump en la Casa Blanca.
Manafort, que en abril cumplirá 70 años, fue condenado este jueves por un tribunal del estado de Virginia a 47 meses de prisión, una pena netamente inferior a los 19 a 24 años recomendados por el departamento de Justicia.
“El juez y el abogado en el caso de Paul Manafort han dicho claramente al mundo entero que NO HUBO COLUSIÓN con Rusia”, concluyó el presidente, lamentando en un tuit que “la caza de brujas continúe” a pesar de todo.
“Lo siento verdaderamente por Paul. Acaba de atravesar un período muy difícil”, añadió Trump ayer viernes en un encuentro con periodistas, aludiendo a un “golpe organizado” para perjudicarle.
La conclusión de Trump no coincide con la del juez T. S. Ellis, del tribunal federal de Alexandria, en el estado de Virginia, que indicó simplemente que los hechos por los que procesó a Manafort “no tenían nada que ver con esa colusión con Rusia para influenciar las elecciones”.
“El señor Manafort cometió delitos graves”, declaró el juez.
T. S. Ellis dijo que Manafort es un hombre que “ha vivido una vida irreprensible” excepto por “el robo de dinero a todos los que pagan impuestos”.
Por su parte, Manafort respondió sentirse “humillado y avergonzado” y pidió al juez que fuera benévolo.
ECO RUSO. El caso Manafort sí surgió a raíz de la investigación llevada a cabo por el fiscal especial Robert Mueller sobre una posible connivencia entre Rusia y el equipo de Trump en las elecciones de 2016.
El exasesor de Trump, cuyos gustos caros se ventilaron en el juicio —se gastó 15.000 dólares en una chaqueta de piel de avestruz que hizo marcar con la “M”—, fue arrestado en junio de 2018.
En una de las audiencias apareció en silla de ruedas vestido con el traje de prisionero. Sus abogados explicaron que sufre de gota y que lo acosan los “remordimientos”, por lo que pidieron clemencia en el proceso.
Según Trump, el fallo prueba que no hubo injerencia rusa; el juez dice otra cosa.
Manafort “intenta echarle la culpa a los demás”, no demostró que no pueda recibir los cuidados adaptados en prisión y presenta “riesgo de reincidencia”, escribió el fiscal Mueller, para el que no había “ningún motivo para no aplicar” al exasesor “una condena ajustada a su conducta delictiva”.
A lo largo de la investigación sobre la supuesta injerencia rusa en la carrera electoral estadounidenses de 2016, Mueller se interesó por el rol de Manafort, quien dirigió durante dos meses la campaña de Trump, pero que también tenía vínculos con ucranianos cercanos a Moscú.
En este marco, el fiscal descubrió pruebas de malversaciones financieras anteriores a 2016, entre ellas la omisión al fisco de más de 55 millones de dólares distribuidos en una treintena de cuentas en el ex- tranjero. También se estableció que Manafort había engañado a los bancos sobre sus finanzas para obtener préstamos.
¿INDULTO?. En una causa separada y todavía sin sentencia, Manafort está acusado de trabajar durante décadas asesorando a gobiernos extranjeros sin informar al Ejecutivo de Estados Unidos ni cotizar al erario público, como marca la ley. Está previsto que el próximo miércoles Manafort reciba la condena de este segundo caso, que deberá sumar a los 47 meses que recibió este jueves.
Mueller demostró que Manafort había escondido sus actividades de consultoría para el expresidente ucraniano Viktor Yanukovich, apoyado por Moscú, lo que constituye una infracción de la legislación estadounidense sobre grupos de presión. Habría cobrado 12,7 millones de dólares por esta asesoría.
En septiembre, Manafort aceptó declararse culpable y cooperar con Mueller, con la esperanza de obtener una reducción de condena. Pero Manafort no cumplió con lo prometido, según la justicia, y siguió mintiendo a los investigadores, en especial sobre sus vínculos con un antiguo socio llamado Konstantin Kilimnik, del que Estados Unidos sospecha que tiene vínculos con los servicios de inteligencia rusos.
La esperanza para Manafort es un eventual perdón presidencial de Trump, quien dijo que no descartaba esa posibilidad.
En noviembre, el presidente alabó el “valor” de su exdirector de campaña, uno de los pocos que resistió las presiones de Mueller, a quien acusa de impulsar una “caza de brujas”.