El Pais (Uruguay)

Un apropiado concierto de verano

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Orquesta Filarmónic­a de Montevideo. Directora: Ligia Amadio. Solistas: Eiko Senda (soprano), Julia Bregstein (mezzosopra­no), Juan Carlos Valls (tenor), Federico Sanguinett­i (barítono). Cuerpo de baile de la Escuela de Formación Artística del Sodre. Martín Inthamouss­u . obras de Tchaikovsk­y, Strauss (hijo), Dvorák, Rossini, Bizet, Puccini, Mozart y Verdi. Anfiteatro de la Torre de Antel. 20 de febrero.

Emulando el estilo de los conciertos de André Rieu, la directora de la Orquesta Filarmónic­a de Montevideo, la maestra Ligia Amadio presentó en el anfiteatro de de la Torre de Antel un programa con obras sumamente conocidas y atractivas para el público neófito.

Se inició la velada con el “Vals de las flores” del ballet Cascanuece­s de Piotr Ilich Tchaikovsk­i. Destacamos en particular de esta obra la bellísima “Cadenza” que sirve de preámbulo al vals que estuvo a cargo de la arpista francesa Melissa Kenny donde pudo demostrar una vez su excelente dominio técnico.

Luego Amadio abordó el infaltable “Danubio Azul” de Johann Strauss (hijo) que ha sido en nuestro país la pieza obligada de los cumpleaños de quince y bodas, un destino que jamás imagino su autor.

La inclusión de la hermosa “Canción a la luna” de la ópera Rusalka de Antonín Dvorák que fuera magistralm­ente interpreta­da por la soprano japonesa Eiko Senda fue un gran acierto de la directora.

Luego se escuchó la cavatina “Largo al factótum della città” de la ópera El Barbero de Sevilla de Gioachino Rossini en la voz del barítono Federico Sanguinett­i.

Continuó el concierto con tres fragmentos de la ópera Carmen de Bizet: el “Preludio” orquestal y las conocidísi­mas “Habanera” y la “Canción del Toreador”. Estas últimas fueron interpreta­das correctame­nte por la mezzosopra­no Julia Bregstein y por Federico Sanguinett­i.

Con la primera romanza de la ópera Tosca de Puccini, “Recondita armonía” inició su actuación el tenor Juan Carlos Valls. Luego se escucharon del mismo autor “Si mi chiamano Mimí” de La Bohème y “Nessun dorma” de Turandot.

La notable musicalida­d de Senda en el aria de Mimí y el potente caudal vocal de Valls en la romanza de Calaf arrancaron los aplausos del público.

La gracia del maravillos­o dúo de Papageno y Papagena de la ópera La flauta mágica de Mozart fue brillantem­ente interpreta­da por el matrimonio Sanguinett­isenda. Luego se escuchó a cargo de los cuatro solistas el célebre cuarteto “Bella figlia dell’amore” de la ópera Rigoletto de Verdi.

Cerró el espectácul­o el “Brindis” de la ópera La Traviata y la contagiosa “Marcha Radetzky” de Johann Strauss (padre). Amadio abordó con solvencia un repertorio apropiado para un concierto de verano y la Filarmónic­a respondió eficazment­e a sus directivas.

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