Una obra mayor de la historia
El año que viene se cumplen 60 años del estreno de La Dolce Vita, la película de Federico Fellini elevada desde siempre a la categoría de gran clásico europeo. Ese año, además, ganó un Oscar (a mejor vestuario en blanco y negro) y, principalmente, la Palma de Oro de Cannes.
Es, además, un resumen de su tiempo con Italia saliendo de las penurias económicas que dejó la guerra y empezando a sentir envalentonadamente una potencia. Los personajes del cine italiano, así, comenzaron a sentir preocupaciones más íntimas, más burguesas como, por esos mismos años, mostraban las comedias tristonas de Dino Risi.
La Dolce Vita es otra cosa. Es la peripecia de Marcello Rubini (Marcello Mastroianni), un periodista de espectáculos con pretensiones, que sigue la movida nocturna de Roma. En realidad está buscando una mujer ideal y en el camino se cruza, entre otras, con una estrella de Hollywood (Anita Ekberg) con quien termina bailando en una Fontana di Trevi reconstruida en Cinecittá. Otras mujeres le rondan pero el siempre queda insatisfecho y escondido tras esas gafas oscuras que lo aislan del mundo.
Fellini estaba en su mejor momento. Surgido como un secundario del neorrealismo (aunque había firmado los guiones de Paisa y Roma: Ciudad abierta) su carrera tomó una mayor relevancia a partir de películas como La Strada. Desde entonces se volvería uno de los grandes maestros del cine mundial.
La Dolce Vita es una comedia romántica en la que nunca se concreta el amor. Y Mastroianni entrega uno de sus papeles más emblemáticos.
LA DOLCE VITA
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¿Dónde se puede ver? Qubittv