Chavistas resisten en embajada en EE.UU.
No entregan el edificio a Guaidó; diplomáticos leales a Maduro se fueron
▃▃ Un grupo de chavistas ocupó la embajada de Venezuela en Washington y se niega a entregar el edificio a los delegados del líder opositor Juan Guaidó. Ayer jueves se retiraron los últimos diplomáticos leales al régimen de Nicolás Maduro, pero antes le dejaron las llaves a este grupo que se constituyó como un “colectivo para la protección de la embajada”, que hacía ya una semana dormía en el edificio. Estados Unidos, con el que Maduro rompió relaciones en enero, dijo que solo intervendrá para desalojar la embajada si lo pide el embajador designado por Guaidó, Carlos Vecchio.
La crisis venezolana se reflejó esta semana en el corazón de Washington, a pocas manzanas de la Casa Blanca. El miércoles los últimos diplomáticos leales al régimen de Nicolás Maduro se retiraron de la embajada venezolana en la capital de Estados Unidos, pero en su interior quedan un centenar de chavistas erigidos en “colectivo” que se niegan a entregar el edificio a los enviados del líder opositor Juan Guaidó.
Por su fachada, la embajada tiene un aspecto más parecido al de una casa okupa que al de un edificio diplomático, con enormes pancartas hechas a mano que cuelgan del tejado y que rezan “no a la guerra por petróleo”, “stop al golpe”, “paz” o “no a las sanciones letales”.
Agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos —los funcionarios encargados de la seguridad de los mandatarios— hacen guardia en el exterior del edificio, ubicado en el barrio de Georgetown.
El Gobierno de Donald Trump le había dado plazo hasta ayer jueves a los diplomáticos de Maduro para que se fueran —Estados Unidos y Venezuela rompieron relaciones en enero—, pero antes de retirarse entregaron las llaves del edificio a un grupo de personas identificadas con el régimen chavista, que ahora bloquean la entrada de los delegados de Guaidó.
“EE.UU. dice que solo intervendrá si lo pide el embajador de Juan Guaidó”.
El denominado “colectivo de protección de la embajada” hace una semana que duerme en la legación esperando este momento.
Desde el interior de la embajada, Linda Helland dijo a EFE que se tomó una semana de vacaciones y viajó a Washington desde San Francisco (California) para prevenir “una toma ilegal de la embajada y sobre todo prevenir un golpe ilegal contra el Gobierno electo de Venezuela”.
Ayer una de las abogadas del “colectivo de protección”, Mara Verheyden-hilliard, trató de tranquilizar a los ocupantes citando el derecho internacional ante los rumores que circularon de que las autoridades estadounidenses desalojarían el edificio y arrestarían a los que se resistan.
En la embajada, los activistas pro-maduro compartían obsequios que los diplomáticos habían dejado antes de irse, como discos de música venezolana, libros, carteles de Chávez, pines conmemorativos del bicentenario de la independencia o figuras del libertador Simón Bolívar.
A mediados de marzo, el enviado de Guaidó en Washington, Carlos Vecchio, reconocido por el Gobierno de Trump como legítimo embajador de Venezuela en Estados Unidos, hizo públicas sus intenciones de hacerse con el control de la embajada en las “próximas semanas”. Lo hizo después de ocupar con el visto bueno de Estados Unidos tres edificios diplomáticos venezolanos: dos agregadurías militares en Washington y el consulado en Nueva York.
Estados Unidos dijo ayer jueves estar dispuesto a desalojar a los chavistas de la embajada si así lo dispone Guaidó, el presidente interino reconocido por más de 50 países. El representante especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliot Abrams, dijo que corresponde al representante de Guaidó decidir el momento de la salida de los activistas que ocupan la embajada.
“Este es un asunto que debería ser discutido entre el embajador Vecchio y las fuerzas de seguridad”, dijo Abrams.
La embajada está cerrada al público.
Medea Benjamin, militante de la organización Code Pink, calificó la toma de la embajada como algo “sin precedentes”. “Creo que nunca antes en la historia de nuestro país personas comunes y corrientes han dicho que no van a dejar que un grupo de personas sin legitimidad vengan y tomen el control de una embajada”, dijo durante la protesta.
Sin embargo, Abrams calificó de “violación de la ley” la presencia en la embajada de los partidarios de Maduro. El funcionario de Estados Unidos subrayó que “no hay capital en el mundo, no hay Gobierno en el mundo que permita eso”.
Abrams, uno de los ideólogos de la estrategia de Estados Unidos contra el régimen de Maduro, participó ayer jueves en el encuentro Venezuela After Maduro: A Vision for the Country's Future, en el centro de pensamiento Atlantic Council, al que también asistió Vecchio, el embajador de Guaidó y reconocido por Washington.
La intervención de Abrams fue interrumpida por una seguidora del grupo de activista Code Pink, varios de cuyos integrantes permanecen en la embajada venezolana. La mujer, que fue retirada por guardias de seguridad, portaba una pancarta en la que denunciaba un “golpe de Estado” en Venezuela y arengas contra de Guaidó.