Gran ópera se despliega en original versión cósmica
El Solís estrena hoy una producción local de la notable obra de Mozart
Desde hoy el escenario principal del Teatro Solís presenta La flauta mágica , la gran ópera de Mozart, en una puesta en escena de la artista italiana, radicada en Barcelona, Zamira Pasceri. La flamante producción, realizada por el propio teatro, contará con la Orquesta Filarmónica, con la dirección musical de Ligia Amadio, dará tres funciones, hoy, el viernes y el domingo, a las 20:00. Entradas en Tickantel, desde $ 200 a $ 1900.
Si bien la versión se ciñe al original, la escenificación jugará con una serie de efectos, entre los que destaca el uso de imágenes aportadas por la NASA, que darán un marco futurista, en el sentido amplio del término. Incluso uno de los elementos de la dramaturgia es un particular estado de conciencia que viven los astronautas en sus viajes cósmicos, conocido con el nombre de overview effect.
“Desde la dramaturgia hay una actualización de ese viaje iniciático que es La flauta mágica. Las partes vocales están todas iguales: no podría alterarlas. Sí quité algunas partes del texto, para unificar y darle agilidad. Y también taché algunas frases, que pueden resultar sexistas para el público actual. Por ejemplo, donde decía que la mujer había nacido para complacer al hombre. Pedí que se pusiera, que los amantes puedan complacerse, para dar un enfoque desde la igualdad”, explicó a El País Zamira Pasceri, quien ya había trabajado en Montevideo un par de veces, una de ellas en 2011, cuando la compañía catalana Fura dels
Baus se presentó en el Teatro Solís con Orfeo.
“Dentro del argumento de la obra de Mozart lo que se está contando es la historia de un viaje espiritual. Y esta puesta en escena es una visualización actual de ese viaje. O sea que esta versión no altera el sentido. Simplemente lo ambiento en otro tipo de contexto, sin forzar el argumento. Incluso manteniendo gran fidelidad al libreto. La escenografía ayuda de modo significativo a esta contextualización que le hice a esta ópera”, puntualiza la artista, quien se hizo cargo de la regie, la escenografía, el vestuario, la iluminación y el trabajo a nivel de video, que fueron realizados por Enric Llinás y Marc Molinos.
“Utilizamos videos, con imágenes reales que fueron tomadas por la NASA, junto con otras imágenes de alta definición de la naturaleza, de distintas geografías del planeta. El personaje de Papageno, por ejemplo, fue objeto de una fuerte actualización: como en ese futuro tan catastrófico no existirá ni fauna ni flora, los pájaros que él captura son hologramas. Papageno es un ingeniero en informática, y al tocar en su teclado van apareciendo esos pájaros, que son como diseños de ordenadores. Es decir, es un poco la idea de la belleza de la realidad artificial. Puesto que cada vez más estamos viviendo como en una realidad virtual que va sustituyendo a la realidad de la naturaleza”, explica la artista, nacida en Turín, y formada en música (piano) y danza clásica y contemporánea.
“La NASA tiene un archivo abierto a todos quienes quieran utilizar sus imágenes sin fines comerciales. Hemos pedigeilson do imágenes a muchos laboratorios distintos que hay por el mundo. Son imágenes reales, pero que ellos han codificado. Son más bien transposiciones de ondas electromagnéticas, que a nuestros ojos se presentan como rojo, verde, o amarillo. Es como una realidad artificial de algo que existe pero que no conocemos”, reflexiona Pasceri, agregando que el objetivo es que el público se sienta lo máximo posible dentro de la historia, a través de un efecto envolvente.
El director de coro es Ignacio Pilone, y en el reparto figuran Savio Sperandio, Álvaro Zambrano, Oriana Favaro (a cargo de Reina de la Noche), Camila Titinger, Federico Sanguinetti (Papageno), Sandra Silvera, Julia Bregstein, Stephanie
Holm, Sofía
Drever y Santos, entre otros artistas. “Creo que sobre todo en una obra de repertorio como La flauta mágica, los cantantes la han hecho mil veces y participar de un montaje un poco diferente creo que les entusiasma”, remata la artista.
Zamira Pasceri usó material de la NASA en la puesta.