De Johnson a Clinton, el juicio nunca prosperó
▃ Desde que George Washington asumió como el primer presidente de Estados Unidos, en el Federal Hall de Nueva York, en 1789, iniciando una historia democrática ejemplar, surgieron cuatro intentos de juicio político contra la persona que desempeña el principal cargo del país. El juicio político contra un presidente es un proceso excepcional que puede llevar a la destitución en el caso de que se le considere culpable de algún delito o falta grave. La justicia establece que un presidente no puede ser imputado mientras está en el cargo. Las acusaciones deben examinarse y discutirse en el Capitolio, es decir, en el ámbito del Poder Legislativo.
El de Andrew Johnson, en 1868 —asumió la presidencia después del asesinato del presidente Abraham Lincoln— fue el primer caso de intento de juicio político. Se produjo debido a las desavenencias dentro del Partido Republicano y a raíz de una norma que había aprobado el Congreso, por la cual se impedía al presidente destituir a determinados cargos. Johnson destituyó al Ministro de Defensa que era del ala republicana opuesta. No se lo perdonaron. El juicio se hizo y por solo un voto el mandatario no resultó destituido.
Richard Nixon fue el segundo caso, causado por el escándalo Watergate (el espionaje a la sede del Partido Demócrata), en 1974. Pero renunció al confirmar que solo cuatro senadores lo apoyaban.
Bill Clinton fue juzgado —el motivo fue su relación con la becaria Monica Lewinksy en 1998— pero ganó la votación en el Senado.
Ese es el escenario probable para Trump, debido a que en el Senado hay mayoría republicana y para destituirlo se necesitan los votos de 67 de los 100 senadores. la misma no existió), Trump califica la indagatoria de los demócratas de “caza de brujas” y se queja porque no reconocen los logros de su gobierno, sobre todo en la economía, con niveles de empleo récord y en la lucha contra el terrorismo.
Ayer, el presidente reiteró, en Twitter, su denuncia de que la votación en el Congreso es “la mayor caza de brujas en la historia de Estados Unidos”.
A su vez, la Casa Blanca emitió una declaración más larga, acusando a los demócratas de tener una “obsesión desquiciada con esta destitución que es ilegítima”.
“Los demócratas eligen cada día perder el tiempo en un juicio político falso, un intento descaradamente partidista de destruir al presidente”, señaló un comunicado de la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham.
“Esto es injusto, inconstitucional y fundamentalmente antiestadounidense”, afirmó.
El proceso iniciado ayer tendrá amplias repercusiones políticas e impacto en las elecciones de noviembre de 2020.