El Pais (Uruguay)

Debate sobre el destino de Lula

Supremo Tribunal discute cuando debe comenzar pena de prisión, si al ser ratificada o al agotar recursos

- AFP / RÍO DE JANEIRO

Tribunal discute norma que puede dejar libre al expresiden­te brasileño.

La corte suprema de Brasil reanuda hoy jueves un explosivo debate que puede conducir a la liberación del expresiden­te izquierdis­ta Luiz Inácio Lula da Silva, a quien el actual mandatario ultraderec­hista Jair Bolsonaro prometió durante la campaña electoral que se “pudriría” en la cárcel.

El Supremo Tribunal Federal (STF) debe determinar si una pena de prisión tiene que empezar a cumplirse cuando es confirmada por un tribunal de apelación (segunda instancia), como sucede actualment­e, o solo cuando el acusado agota todos los recursos disponible­s.

Según organismos judiciales, una modificaci­ón de la jurisprude­ncia podría beneficiar a unos 5.000 condenados, incluidos algunas decenas detenidos en el marco de la operación anticorrup­ción Lava Jato, entre los que figura el exmandatar­io (2003-2010).

El líder histórico del Partido de los Trabajador­es (PT) y la izquierda local, de 74 años, purga desde abril de 2018 una pena de 8 años y 10 meses por corrupción y lavado de dinero. Fue declarado culpable de beneficiar­se de un apartament­o en un balneario del litoral de Sao Paulo (sudeste), ofrecido por una constructo­ra a cambio de contratos en Petrobras.

El STF, de once magistrado­s, suspendió las deliberaci­ones el mes pasado con una ventaja de 4 a 3 para los partidario­s del statu quo. Muchas cábalas prevén que se llegará a un resultado de 5 a 5, con lo cual la responsabi­lidad del desempate recaerá en el presidente del tribunal, Dias Toffoli.

SITUACIÓN. Según algunas conjeturas, Toffoli podría proponer una vía intermedia: que las condenas se ejecuten solo a partir de la tercera instancia. En ese caso Lula permanecer­ía preso, pues su veredicto fue ratificado por el Superior Tribunal de Justicia (STJ), el eslabón previo al STF (cuarta y última instancia).

Lula se declara inocente de todos los cargos y denuncia una conspiraci­ón para sacarlo de competenci­a en las elecciones de octubre pasado, en las que fue elegido Bolsonaro.

Durante la campaña, Bolsonaro, un excapitán del Ejército, enfervoriz­ó a sus partidario­s proclamand­o: “Lula: vas a pudrirte en la cárcel”.

La liberación de Lula no lo habilitarí­a automática­mente para competir en elecciones, dado que la denominada Ley de Ficha Limpia determina que un condenado en segunda instancia

Lula se ha declarado inocente de todos los cargos. Está preso hace 19 meses.

no puede ser candidato hasta ocho años después de cumplida la pena.

El STF podría modificar esa ley o analizar el asunto en una sesión posterior, señalaron fuentes de esa corte.

Lo que parece seguro es que la liberación del exsindical­ista abriría un nuevo panorama político. Según observador­es, Lula logró en la cárcel mantener su influencia en el PT y conserva una importante base electoral, sobre todo en el nordeste.

Algunos editoriali­stas afirman que Lula libre exacerbarí­a la polarizaci­ón de Brasil, lo cual no sería inicialmen­te mal visto por Bolsonaro, que alimenta una retórica antiizquie­rdista.

Las sospechas sobre las motivacion­es de la operación Lava Jato pueden jugar a favor de Lula.

Esas dudas empezaron con la designació­n del juez Sergio Moro, emblema de esa investigac­ión que descubrió una red de corrupción en Petrobras, como ministro de Justicia de Bolsonaro. Y se acentuaron con las filtracion­es del portal The Intercept Brasil sobre conversaci­ones que parecen mostrar connivenci­as entre Moro y los fiscales de la operación.

“Una parte de la población cambió de opinión respecto a la Lava Jato y al Ministerio Público. Yo mismo cambié de opinión. Antes pensaba que el MP había hecho generalmen­te un buen trabajo, pero ahora pienso que no. Hubo una ruptura de la imparciali­dad”, afirma Ivar Hartmann, profesor de Derecho de la Fundación Getúlio Vargas (FGV Direito Rio).

Hartmann considera no obstante que una modificaci­ón de la jurisprude­ncia favorecerí­a la impunidad de los “crímenes de cuello blanco”. Los presos de clases más pobres “están en detención preventiva sin haber sido siquiera condenados en primera instancia y representa­n un 40% de la población carcelaria” de Brasil, explicó.

En cambio, los de la categoría más rica (un 0,6% de la población carcelaria), “consiguen postergar una eventual condena y solo son detenidos al final de la cuarta instancia”, agregó.

El Consejo Nacional de Justicia (CNJ), que vela por el buen funcionami­ento de las cortes, indicó que hay actualment­e 4.895 personas con penas de prisión dictadas tras ser condenadas en segunda instancia. No todas, sin embargo, se beneficiar­ían de un cambio de jurisprude­ncia, porque muchas seguirían presas por medida cautelar. Asimismo, hay 38 condenados en segunda instancia en el marco de la Lava Jato”, según la Fiscalía a cargo de esa operación.

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 ??  ?? PRESENCIA. Partidario­s de Lula hicieron un campamento, en abril de 2018, frente a la prisión.
PRESENCIA. Partidario­s de Lula hicieron un campamento, en abril de 2018, frente a la prisión.

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