El Pais (Uruguay)

Los tres casos que impactan en los precios uruguayos

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La inflación del año terminado en octubre superó el 8% anual e ingresó en la parte alta del rango implícito que caracteriz­ó a la última década, con oscilacion­es entre el 7% y el 9%. La inflación en nuestro país es alta para lo que está ocurriendo en todo el mundo pero no llega a los niveles de escándalo de Argentina y mucho menos los de Venezuela. Tampoco es acorde con el compromiso del Banco Central (BCU), aunque no llega a distorsion­ar el funcionami­ento de la economía pues tiene un desvío previsible.

En esta tendencia del nivel general de precios sobresalen algunos rubros puntuales que por su peso en la estructura de gastos de los hogares vale la pena analizar por separado a la luz de los cambios que están experiment­ando sus mercados en los últimos tiempos. Incluso, todo indica que ya es tiempo de una actualizac­ión en la canasta que mide el Índice de Precios del Consumo (IPC), que data del año 2005. Los casos puntuales a considerar son el precio de la carne, el impacto del precio del petróleo y los cambios tecnológic­os.

Antes de ingresar en cada uno de ellos es bueno poner un poco de contexto global. El Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) prevé para el 2020 una inflación del 1,8% para las economías avanzadas y del 4,8% para las emergentes y en desarrollo. En un contexto en el que las tasas de interés en las economías avanzadas son muy bajas se producen movimiento­s de capitales hacia los países en desarrollo en la búsqueda de rendimient­o. Esto lleva al ingreso de capitales y el financiami­ento de bienes no transables y gasto público que termina pegando en la inflación por un lado y en el atraso cambiario por otro.

Uno de los elementos fundamenta­les en esta variación un poco más alta que lo esperado es el caso de la carne. El incremento que registra su precio se debe a un tema de demanda y otro de oferta. Del lado de la demanda el mercado chino está pidiendo mayores cantidades de carne vacuna frente a la crisis provocada en la oferta local por la fiebre asiática que afectó a los cerdos. Del lado de la oferta, se nota un faltante de ganado para faenar luego de las exportacio­nes de ganado en pie en los años anteriores.

La carne no es un rubro más dentro de los que se relevan a los efectos de la medición de la variación del IPC. En primer lugar, debido a la alta participac­ión que tiene en el gasto de los hogares. Por otro lado, su carácter exportador dependient­e del precio en el mercado internacio­nal lo hace muy dependient­e de las oscilacion­es del precio internacio­nal. Si se compara la variación del precio de la carne con el promedio general de los precios al consumidor desde el año 2012 se observan períodos en los que los aumentos son más intensos y otros que terminan siendo más débiles.

Las oscilacion­es de estas diferencia­s en términos anuales se encuentran en el orden del 5%. Esto quiere decir que hay períodos de uno o dos años donde el precio de la carne vacuna aumenta en el orden de 5 puntos porcentual­es más que la inflación (se encarece relativame­nte) y otros en los que la diferencia es negativa en 5 puntos (se abarata). Entre el año 2012 y mediados del 2014 la carne mostró variacione­s de precio por debajo de la inflación. Se recupera de mediados del 2014 a fines del 2015 y vuelve a caer en el 2016 hasta septiembre de 2017. Desde ese momento y hasta mayo del presente año la variación fue bastante similar a la del IPC pero en los últimos cuatro meses hay una aceleració­n. En octubre la diferencia entre los dos índices es del 19%.

Lo que sucede con la carne vacuna es excepciona­l y a nivel de la inflación en su conjunto se compensa un poco con lo que sucede en otros precios. Uno de los que sobresale es el precio del petróleo y su incidencia en los combustibl­es que se venden en plaza.

Se trata de un rubro totalmente importado y dependient­e del precio en el mercado internacio­nal que también participa en un porcentaje importante en la estructura de gasto de las familias. En este caso hay que considerar además el impacto indirecto que tiene por afectar muchas cadenas de valor por el lado del transporte.

Este precio también muestra oscilacion­es en la diferencia con el índice general de precios. En el 2013 estuvo por debajo, al igual que en 2015 y 2016. Más recienteme­nte, se observó un alza en la primera mitad del año pasado que no se sostuvo y por lo tanto en esta segunda mitad del 2019 se está viendo una evolución por debajo del IPC.

Tanto el precio del petróleo como el de la carne forman parte del grupo de precios de bienes transables internacio­nalmente que se ven impactados por la evolución del tipo de cambio. En este caso la región nos está impactando fuerte por las devaluacio­nes en Argentina. El ajuste macroeconó­mico que debe hacer este país a partir de ahora no da muchas esperanzas de que sus precios se puedan recuperar y eso a la larga arrastra a Uruguay a niveles de equilibrio con tipo de cambio real más alto. O sea con carne y combustibl­es más caros.

Finalmente, unas palabras sobre la tecnología y el IPC. Es un tema de discusión a nivel global debido a que hay cambios que generan bajas en los precios de bienes industrial­izados y ahora en algunos servicios. También en la productivi­dad y en las cosas que son importante­s para la gente hay cambios que hacen que el IPC tradiciona­l se aleje de la medida óptima de la inflación.

Solo con observar el IPC actual de nuestro país basta para comprobar que hay rubros que ya no hacen sentido, incluso en el renglón de servicios. Hoy medimos la inflación consideran­do el servicio de telefonía fija, los teléfonos públicos y el acceso a internet en cibercafé. Estos servicios se sustituyen por nuevos productos que no ingresan en la encuesta y por lo general tienen precios por unidad de prestación que son muy inferiores. Sin olvidar los cambios que se están procesando en el transporte, con una tendencia creciente hacia vehículos eléctricos.

En la productivi­dad y en cosas que son importante­s para la gente hay cambios que hacen que el IPC tradiciona­l se aleje de la medida óptima.

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