El Pais (Uruguay)

Fenómeno 2019 se originó en el río Negro

La Facultad de Ciencias realizó un estudio en base a imágenes satelitale­s

- SEBASTIÁN CABRERA

▃▃ El intenso fenómeno de cianobacte­rias que afectó a casi toda la costa uruguaya en el verano de 2019, desde Colonia a La Paloma, se generó en la cuenca del río Negro, de acuerdo a un estudio de la Facultad de Ciencias, adelantado ayer por el biólogo Luis Aubriot en una charla en la Intendenci­a de Montevideo. “No podemos decir que la primera fuente sea Salto Grande, lo que contradice muchos estudios recientes”, indicó Aubriot.

El informe indica que la floración del verano llegó a tener unos 1.000 kilómetros cuadrados de superficie, “hablamos de 100.000 canchas de fútbol”.

El 27 de enero de 2019 la bandera sanitaria apareció en la mayoría de las playas de Montevideo y también algunas de Canelones. Y las manchas verdes en el agua, por las intensas floracione­s de cianobacte­rias, estaban presentes en buena parte de la costa capitalina. Lo que pudo ser un episodio aislado terminó convirtién­dose en el denominado­r común durante el resto del verano. En los primeros días de febrero las cianobacte­rias ya habían llegado a Punta del Este y La Paloma y el evento terminó siendo emblemátic­o y objeto de estudio de los científico­s.

El 5 de febrero la gran mancha verde en el Río de la Plata tenía 1.000 kilómetros cuadrados de superficie de floración, según el estudio “Evaluación de una floración algal masiva en el Río de la Plata” que realizaron los académicos Luis Aubriot, Bernardo Zabaleta y Marcela Achkar. Una imagen satelital realizada para ese trabajo acompaña este artículo.

“Para tener una idea, a los uruguayos nos gusta comparar con canchas de fútbol: estamos hablando de 100.000 canchas de fútbol de superficie de floración”, afirmó Aubriot, doctor en Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias, durante una charla sobre las cianobacte­rias realizada ayer en la Intendenci­a de Montevideo (IMM).

Aubriot estudia las cianobacte­rias desde hace más de dos décadas: es uno de los pocos científico­s uruguayos que ha dedicado su vida a estas algas tóxicas. Empezó a indagar en el tema en 1994, mientras hacía un posgrado en Austria.

Ayer presentó las principale­s conclusion­es de otro estudio de la Facultad de Ciencias realizado junto a Aubriot, Zabaleta, Achkar y Andrea Somma en base a las imágenes satelitale­s y mediante un sistema de teledetecc­ión. Allí afirman que las floracione­s de cianobacte­rias del verano pasado en el Río de la Plata se generaron en la cuenca del río Negro como principal fuente. “No podemos decir que la primera fuente sea Salto Grande, lo que contradice muchos estudios que han surgido últimament­e”, indicó Aubriot.

Y explicó que el embalse de Paso del Palmar acumula floracione­s que se producen en Rincón del Bonete y las magnifica porque Palmar “tiene muchos más nutrientes” que Bonete. “Ahí tiene una escalada de crecimient­o, el río Uruguay funciona como un gran transporta­dor de caudal y de esas floracione­s al Río de la Plata. El río Negro le pone color y el río Uruguay lo empuja”, sostuvo.

A fines del año pasado, hubo un ingredient­e extra que cambió todo: una anomalía en precipitac­iones extremas en el norte del país. En la cuenca baja del río Uruguay y en la parte alta del río Negro llovieron más de 650 milímetros en un mes, casi la mitad de lo que llueve en un año. “Fue una especie de tsunami u ola de agua que bajó a través del río Uruguay, inundó todo a su paso y desbordó las represas”, afirmó Aubriot.

El río Negro también tuvo niveles altos y eso hizo que se generara una gran descarga de agua dulce sobre el Río de la Plata, generando esa floración de algas que se extendió hasta el final del verano.

En la charla en la IMM le preguntaro­n a Aubriot sobre el efecto de la nueva planta de UPM en el centro del país y el científico admitió que existe preocupaci­ón por el efecto que tendrá en el río Negro, algo que ya había adelantado a El País en agosto pasado. “Los informes de la empresa marcan como indicador rojo la contaminac­ión del agua y concuerdo con ellos en que la afectación será en la calidad del agua y generará un

La floración algal del verano fue tan grande como 100 mil canchas de fútbol.

deterioro en el sentido que queremos evitar ahora”, afirmó Aubriot.

“Son decisiones políticas y ahí no voy a entrar”, agregó. Sí insistió con que el efecto es “preocupant­e” por el aumento de la presencia de cianobacte­rias en el embalse de Palmar.

PELIGRO. Las cianobacte­rias son muy antiguas, llevan más de 2.700 millones de años en la Tierra. Pero el problema es que tienen un crecimient­o exponencia­l, la población se duplica en forma acelerada, y tienen efectos tóxicos en la salud humana por el contacto.

“Un día no se ven y a la semana está todo verde si se disparó ese crecimient­o exponencia­l”, explicó Aubriot.

El estudio de la Facultad de Ciencias menciona cuatro factores que inciden en su crecimient­o: aumento de la temperatur­a, radiación solar (“realizan fotosíntes­is; tienen capacidad de flotar lo que les permite recibir la radiación”, indicó Aubriot), los nutrientes como el nitrógeno y el fósforo (“todas las actividade­s como el funcionami­ento de una ciudad, la indusfácil­mente

tria y la producción de alimentos, terminan siendo materia orgánica que contienen nitrógeno y fósforo, y en la agricultur­a estos nutrientes están en forma pura”) y las alteracion­es hidrológic­as como los embalses.

Respecto a la agricultur­a, Aubriot recordó que la siembra directa hace que las primeras capas del suelo queden “sobresatur­adas” de nutrientes y sean “lavados” por las lluvias, por lo que van directo a los cursos de agua.

Eso sí, “las cianobacte­rias están desde que se hicieron los embalses; el asunto es que el fenómeno a veces no es esporádico, sino algo constante y dura hasta el invierno”, indicó Aubriot.

¿Qué medidas pueden aplicar los productore­s y grandes empresas para ayudar a limitar este fenómeno? Primero, limitar al máximo la aplicación de fertilizan­tes, “hay muchos suelos ya sobresatur­ados de fósforo”, afirmó Aubriot.

Después, hay que elaborar sistemas que ayuden a la disminució­n de la fertilizac­ión y generar áreas no cultivable­s cercanas a los cursos de agua para disminuir la presencia del fósforo, sostuvo el especialis­ta.

Tras la exposición de Aubriot en la Sala Roja de la IMM, empezó la ronda de preguntas. Una de las que habló fue Graciela Ferrari del departamen­to de calidad de agua del LATU. “Voy a quebrar una lanza por las cianobacte­rias, las del Río de la Plata son verdes y las podemos ver. Gracias a ellas sabemos qué tipo de agua tenemos. En niveles de eutrofizac­ión más elevados en cuerpos de agua más chicos, hay cianobacte­rias que no vemos y tienen un potencial tóxico muchísimo peor”, dijo Ferrari.

Y alertó que, si siguen los actuales aportes de fósforo, puede haber un cambio en el nivel de eutrofizac­ión que debe prevenirse. Aubriot le respondió que estaba de acuerdo y dijo que él también iba a quebrar una lanza por estas algas ya que son divulgador­as de los problemas ambientale­s. “La verdad es que si no las viéramos, quizás las dejaríamos pasar”, reflexionó.

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Luis Aubriot presentó las conclusion­es de un estudio sobre las cianobacte­rias.
CIENTÍFICO. Luis Aubriot presentó las conclusion­es de un estudio sobre las cianobacte­rias.
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DESDE EL AIRE. Una imagen satelital del 5 de febrero de 2019.

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