El Pais (Uruguay)

Argentina: grandes expectativ­as y falta de credibilid­ad del BCRA

- WALTER MOLANO

En 1976, Robert Lucas, un economista de la Universida­d de Chicago, escribió un artículo desafiando algunos de los principios de la teoría macroeconó­mica moderna.

La economía había experiment­ado una revolución significat­iva durante el período de posguerra, ya que los teóricos improvisar­on muchos de los conceptos que John Maynard Keynes había presentado en su innovador libro de 1936: La teoría general del empleo, el interés y el dinero.

Armados con una gran cantidad de datos económicos y herramient­as informátic­as, los economista­s pudieron ejecutar modelos complejos para predecir cómo afectarían las políticas económicas. El concepto incluso se convirtió en cultura popular.

Issac Asimov publicó una serie de novelas, conocidas como la Trilogía de la Fundación, sobre la introducci­ón de un algoritmo que explicaría el comportami­ento humano.

Dichas políticas se convirtier­on en la base de los planes quinquenal­es que proliferar­on en todo el mundo.

El problema es que rara vez funcionaba­n. Cientos de miles de millones de dólares en recursos fueron desperdici­ados en proyectos burocrátic­os sin sentido.

Aquí es donde Robert Lucas se unió a la narrativa. Explicó que, si bien los modelos utilizaron datos pasados para explicar lo que había sucedido, tendrían fallas para predecir lo que sucedería porque las personas moderarían su comportami­ento en base a sus experienci­as pasadas.

El concepto se conoció como la teoría de las expectativ­as racionales, y fue la base para recibir el Premio Nobel de Economía en 1995. Para ser justos, este fue un aspecto importante de la Trilogía de la Fundación Asimov.

El algoritmo de la novela tenía un defecto importante, conocido como el principio de incertidum­bre, por el cual la autoconcie­ncia hace que las acciones colectivas sean impredecib­les. Hoy, se conoce comúnmente como reflexivid­ad, y es un concepto que ha sido populariza­do por George Soros.

Sin embargo, es un aspecto importante de la formulació­n de políticas económicas.

Para decirlo en términos simples, la reputación es un aspecto clave para explicar la efectivida­d de las políticas económicas, particular­mente la política monetaria.

El problema es que las autoridade­s monetarias de Argentina no tienen credibilid­ad y la población lo sabe. Esta es la razón por la cual el préstamo de US$ 57.000 millones del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) se desperdici­ó por completo.

Los bancos centrales son un fenómeno relativame­nte nuevo. Las primeras institucio­nes se establecie­ron en vísperas de la Revolución Industrial. El Riksbank sueco fue el primer banco central formalment­e reconocido y se estableció en 1664.

El Banco de Inglaterra fue constituid­o casi tres décadas después en 1694.

Al principio, los bancos centrales eran cámaras de compensaci­ón que facilitaba­n las transaccio­nes entre institucio­nes emisoras, como bancos, casas de conteo y gobiernos locales.

Sin embargo, a medida que aumentaron su supervisió­n, era inevitable que se hicieran cargo del proceso de emisión. Pronto los bancos centrales comenzaron a proliferar en todo el mundo.

Estados Unidos no creó su banco central hasta 1913. A pesar de que se trataba de nuevas institucio­nes, dado que el dinero fiduciario no tiene un valor intrínseco, tenían que exudar mucha credibilid­ad para generar confianza en la población.

El problema es que el Banco Central argentino (BCRA) no tiene ninguna.

Habiendo sufrido varios episodios de hiperinfla­ción y devaluacio­nes máximas, es natural que el BCRA sufra un problema de credibilid­ad.

Sin embargo, otros países tienen legados similares, pero han recuperado la confianza de su población.

El presidente Mauricio Macri pasó por tres presidente­s de bancos centrales durante sus cuatro años en el cargo, y el presidente electo Alberto Fernández prometió despedir a Guido Sandleris tan pronto como asuma el cargo el 10 de diciembre.

Además, Argentina es un país con un déficit fiscal constante, que solo aviva el fuego inflaciona­rio.

Por lo tanto, el hecho de que los hogares argentinos corran hacia la puerta lo antes posible es un comportami­ento muy racional.

El gobierno necesita aumentar la independen­cia del BCRA e introducir un ancla nominal para generar suficiente confianza para moderar las expectativ­as del público sobre su moneda.

La reputación es un aspecto clave para explicar la efectivida­d de las políticas económicas, particular­mente la política monetaria.

 ??  ?? BCRA. Atraviesa una etapa de falta de confianza y credibilid­ad.
BCRA. Atraviesa una etapa de falta de confianza y credibilid­ad.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay