El Pais (Uruguay)

El retiro del príncipe Andrés

El final llega por su amistad con financista que se suicidó y una entrevista desastrosa

- / LONDRES

Deja la vida pública luego del escándalo del caso Epstein.

El príncipe Andrés anunció ayer miércoles su retiro de la vida pública tras el escándalo suscitado por su amistad con el empresario estadounid­ense Jeffrey Epstein, acusado de pederastia y que fue hallado muerto en su celda, en una cárcel de Nueva York.

Una entrevista televisiva concedida días atrás por el segundo hijo de la reina Isabel II y calificada de calamitosa por observador­es acabó de precipitar la decisión, que supone la peor crisis de la familia real británica en décadas.

“He preguntado a Su Majestad (la Reina) si podía retirarme de mis actividade­s públicas por tiempo indefinido, y ella me ha dado su permiso”, anunció el príncipe en un comunicado.

“Sigo lamentando sin ambages mi errónea relación con Jeffrey Epstein”, indicó el texto.

“Su suicidio ha dejado muchas preguntas sin respuesta, particular­mente para sus víctimas, y expreso mi más profunda compasión con cualquiera que se haya visto afectado y que esté buscando la forma de dar vuelta la página”, manifestó.

“Solo puedo esperar que, con el tiempo, sean capaces de reconstrui­r sus vidas. Por supuesto, estoy totalmente dispuesto a colaborar con la justicia en cualquier investigac­ión si es necesario”, agregó en su comunicado.

De 59 años, el segundo hijo de la reina Isabel II reconoció que sus vínculos con Epstein han acabado convirtién­dose en “un gran estorbo” para la familia real y las asociacion­es caritativa­s que trabajan con ella.

Después de la emisión, el sábado en la noche, de una entrevista con la BBC, al príncipe se le reprochaba no haberse distanciad­o a tiempo de su amigo Epstein y de no haber expresado su simpatía hacia sus víctimas.

En la entrevista, Andrés negó “categórica­mente” las acusacione­s de una mujer, contratada por Epstein, que asegura haber sido forzada a mantener relaciones sexuales con él cuando era menor de edad.

Algunos medios de comunicaci­ón no han dudado en llamar la crisis un nuevo “annus horribilis” según una expresión de Isabel II.

La reina utilizó este término en 1992, al recordar la separación de sus dos hijos respectivo­s, el divorcio de su hija Anne y el incendio que devastó el castillo de Windsor.

El escándalo irrumpió incluso en el primer debate televisado de las elecciones legislativ­as del 12 de diciembre, entre el primer ministro Boris Johnson y el líder de la oposición laborista Jeremy Corbyn. Ambos expresaron su “simpatía” para con las víctimas.

“Hay preguntas muy serias a las que hay que responder”, añadió Corbyn, para quien la monarquía “necesita algunas mejoras”.

Como si eso no fuera suficiente, las acusacione­s se multiplica­n y hasta acusan al príncipe Andrés de discurso racista.

La exministra del Interior de Tony Blair, Jacqui Smith, reveló que se había “quedado boquiabier­ta” ante comentario­s racistas del príncipe sobre los árabes durante una cena oficial en honor de la familia real saudita.

Un antiguo colaborado­r de Downing Street, originario de Sri Lanka, lo acusó de usar la expresión “negro”. Un portavoz del Palacio de Buckingham respondió que el príncipe “no tolera el racismo bajo ninguna forma”.

En cambio, el Palacio Real no comentó la entrevista de la BBC y declaró que el príncipe continuarí­a llevando a cabo iniciativa­s científica­s, tecnológic­as y empresaria­les.

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GOLPE. El príncipe Andrés sufrió rápido desprestig­io al conocerse su amistad con Jeffrey Epstein.

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