Los analistas prevén disputa Fernández-bolsonaro
Analistas prevén disputa Argentina-brasil y se podría “flexibilizar” el bloque
Una semana después que Alberto Fernández ganó la elección argentina y se transformó en el presidente electo, el mandatario brasileño Jair Bolsonaro utilizó su cuenta de Twitter para anunciar que tres empresas cerraban sus plantas en Argentina para irse a Brasil.
Unas horas después borró el mensaje y lo anunciado nunca pasó, sin embargo se trató de un episodio que podría vincularse con capítulos de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, con Donald Trump y sus tuits como protagonistas.
La tensa relación que durante la campaña en Argentina tuvieron Fernández y Bolsonaro —que pidió a los argentinos el voto por Mauricio Macri— es probable que se replique desde diciembre, cuando el peronista asuma la presidencia.
Así, se abre un escenario distinto y complejo para el Mercosur, que tendrá el 5 de diciembre en Brasilia una cumbre de presidentes, en la que según trascendió no se tocará un tema que amenaza con tensionar más el bloque: la rebaja del arancel externo común (AEC).
El analista Marcos Soto, especialista en comercio internacional, dijo a El País que “ha quedado demostrado que (Fernández y Bolsonaro) son dos personalidades fuertes”, con “orientaciones ideológicas muy distintas, lo que ya está trayendo problemas en su vínculo”. Sin embargo, considera “prematuro hablar de una incompatibilidad en política exterior”, porque el mandatario argentino aún no dio a conocer su gabinete ni sus planes en esa área.
Por su parte, Ignacio Bartesaghi, decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica y experto en la materia, opinó que los presidentes de Argentina y Brasil “en muchos aspectos no son compatibles, pero debido a la importancia que tiene su relación económica, no será tan fácil que apliquen una política comercial tan diferente”.
Soto agregó que “en el fondo” lo que hay son “dos realidades contrapuestas” entre los vecinos: “posiblemente Brasil está más preparado para abrir su economía, y quizás para Argentina, en la actual coyuntura, hacerlo sea algo suicida”.
En esa línea, Bartesaghi prevé que “Argentina necesitará aplicar políticas proteccionistas en 2020, para dar respuesta a las presiones de algunos actores internos que Fernández necesita, como por ejemplo los sindicatos y empresarios”.
Consultado sobre si esas medidas podrían instalar un clima de guerra comercial entre las dos potencias del Mercosur, el profesor de la Universidad Católica señaló que “es altamente probable”, y mencionó que algunas restricciones comerciales ya tomadas por Brasil “como por ejemplo respecto al trigo, ya impactan directamente a Argentina, que puede verse forzada a reaccionar”.
Para Soto un escenario de guerra comercial no es lo más probable, pero prevé que “en ausencia de acuerdo o ante la imposibilidad de una convivencia pacífica, lo que habrá es un trato indiferente de Brasil hacia Argentina y la región, forzando a un desuso de hecho del Mercosur”. Sumó que podría haber “un Brasil cortándose solo”.
Mientras que Agustín Iturralde, director académico del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), expresó que “el riesgo de una escalada está” pero no es lo más factible porque “tienen mucho para perder” —más Argentina que Brasil, apuntó—. “El conflicto sería en caso que alguno llegue a la conclusión que no hay lugar en el Mercosur para ambos” socios principales, agregó.
URUGUAY. Bartesaghi dijo que “es probable” que la intensificación de una disputa entre los vecinos “termine afectando a Uruguay”, especialmente por las políticas proteccionistas que podría adoptar Fernández. Por eso, sea cual sea el nuevo gobierno, una de sus decisiones principales será qué política exterior va a implementar y qué prioridad dará al Mercosur.
“Hay que asumir que la lista de mercados a los cuales nos aproximamos en búsqueda de acuerdos debemos consensuarla (con el resto de los socios), y quizás estemos dejando pasar oportunidades”, analizó Soto.
Añadió que un objetivo sería “modernizar” la normativa interna del bloque, algo que Uruguay intentó varias veces y fracasó. “Tener la posibilidad cada país de negociar en solitario acuerdos con terceros bloques o naciones” es clave, sostuvo. Además, debería buscarse una “alineación macroeconómica” entre los socios, “con aspiraciones de mercado común (esto es libre movilidad de factores) pero sin las rigideces de una unión aduanera”.
Bartesaghi visualiza un Mercosur “más flexible, más bilateral y con una lógica más sectorial a la hora de negociar”, lo que podría ser “una oportunidad para Uruguay si logra mostrar claridad y firmeza en su política exterior”. El experto subrayó que “cada día es más necesario que Uruguay diversifique sus relaciones comerciales más allá del Mercosur” y avance en la firma de nuevos acuerdos con socios claves.
Iturralde señaló que Uruguay debe aprovechar que “el socio principal del bloque quiere moverse” hacia “un Mercosur más abierto e integrado al mundo, con más acuerdos y aranceles más bajos”.
Una interrogante de difícil respuesta que planteó Soto es, qué posición adoptar si estos objetivos naufragan nuevamente. En su opinión, “Uruguay debería pensar seriamente abandonar el bloque, de forma cuidada, manteniéndose como Estado asociado, para garantizar el acceso de nuestros productos a los mercados” regionales.
Iturralde agregó otro escenario hipotético de compleja resolución: “¿Qué pasa si Brasil se va del Mercosur y nos ofrece irnos con ellos? Es nuestro principal cliente en la región”.