El Pais (Uruguay)

El trapero que hizo de la amabilidad su revolución

- BELÉN FOURMENT

Todos quieren matarme y yo les niego el gusto”, disparó alguna vez, hace un par de años, en una batalla de gallos en una plaza poco concurrida. Y tenía razón Paulo Londra, porque muchos han querido echar por tierra una fama imparable, criticándo­le lo naif de sus letras y la falta de dinámicas a la hora de rapear, pero nadie ha logrado su cometido. Muy por el contrario: Paulo Londra es hoy el trapero más popular de Argentina y el de más proyección internacio­nal, y es el que este sábado a las 20.00 se presentará en Uruguay, en el Antel Arena, con entradas casi agotadas (ver recuadro).

Una ligera carta de presentaci­ón debe decir que tiene 21 años, más de siete millones de seguidores en Instagram, casi 13.3 millones de oyentes mensuales en Spotify, y un público base de niños, niñas y adolescent­es. De viaje por la región, es común encontrárs­elo en cualquier radio o sonando fuerte en los parlantes de algún auto, y ese alcance este año tuvo un nuevo empujón, cuando su nombre apareció junto al de Ed Sheeran en un disco (No. 6 Collaborat­ions Project, gracias al tema “Nothing On You”). Ed Sheeran, el mismo que vino este año a tocar al Estadio Centenario, que agotó tickets y que es básicament­e el solista más famoso y taquillero de la actualidad.

A la lista de méritos hay que agregarle que en noviembre se presentó en el Hipódromo Argentino ante 25.000 personas, lo que marcó un récord de audiencia para el trap rioplatens­e. Para comparar, la misma cantidad de gente fue este fin de semana al festival Buenos Aires Trap, con una grilla compuesta por 23 artistas. Londra no fue parte. Es, sí, el trapero más famoso de la Argentina, pero juega en otra liga.

En estos dos últimos años de explosión, el trap de la vecina orilla ha generado una camada grande de representa­ntes y allí se cuela algún uruguayo (Peke 77, Zanto, Agus Padilla), y nombres como Cazzu, Khea, Neopistea, Ca7riel y Paco Amoroso, y un largo etcétera. Entre toda esa ola destacan dos polos opuestos: Londra y Duki, que este año agotó La Trastienda.

Duki representa la imagen más estereotip­ada del género, con la cara tapada de tatuajes, una actitud agresiva, el autotune como arma fundamenta­l de comunicaci­ón —y en su uso ha probado tener gran talento— y un puñado de letras que van de drogas, excesos y sus consecuenc­ias; de sexo en términos bastante misóginos, de ser el mejor en lo suyo, muy por encima del resto.

Y Londra es otra cosa. Cordobés y con más pinta de galán de telenovela adolescent­e de Cris Morena que de MC (el pelo rubio que le cae sobre los ojos azules, la sonrisa que enamora adolescent­es), su trap es evidenteme­nte más pop, o más urbano, o más amable, un calificati­vo que se repite mucho y que le cae bien a su propuesta. Sus letras son para todo público porque le escapan a lo explícito para jugar con las metáforas sencillas, pero también porque su fraseo y su flow son fáciles de entender: o sea, no está tan mal para los más chicos, y los padres pueden comprender el fenómeno sin mirarlo con cara de de-qué-va-todo-esto.

Ya desde sus épocas de freestyler, Londra había plantado este perfil que se alejaba decididame­nte de una agresivida­d innecesari­a. “En Buenos Aires todos son muy agresivos y está perfecto, pero yo iba al Quinto Escalón y quería hacer mi revolución: no necesito insultarte para dejarte sin palabras”, le dijo a la Rolling Stone el año pasado. Está claro que tampoco necesitó insultar para hacer su carrera, y que esta “revolución” le dio buenos resultados.

Londra editó su primera canción, “Relax”, en el verano de 2017, y su primer disco, Homerun, recién llegó este año. Recopila los singles lanzados en el camino e incluye algunas canciones nuevas, todas en esa misma línea más romántica que sexual, más de corazón roto que de despechado vengador, más de agradecimi­ento que de queja violenta. Su rap es más melódico, tiene estribillo­s bastante cantados, aunque no hay mayores variacione­s en su flow y ni matices en su timbre. Recurre de vez en cuando al doble tempo para lograr momentos aguerridos en sus canciones, pero el global de su cancionero tiende a melodías mid-tempo, a las cadencias sensuales, a mechar guitarras medio tristonas y así.

Estas decisiones le han asegurado unos cuantos hits —“Adán y Eva”, “Tal vez”, “Condenado para el millón”— y también un trap de fácil acceso, universal y en parte, despersona­lizado. Acá no hay ni opiniones formadas ni grandes expresione­s de una generación, de un contexto. Está lo que Londra canta tema “Forever Alone”: “Sigo pensando en qué les puedo contestar cuando me preguntan de cómo soy en realidad. Pasa que a eso nunca lo había analizao’, sin conocerme tanto les puedo contar que soy un chico tranquilo, sin nada para opinar. Siempre en lo mío, tal vez soy egoísta. Pocos amigos pero mucha historia pa’ contar; un reservado, loco, tímido pero pegao’”.

Como sea, el chico tranquilo sin nada para opinar ha ganado la atención y el cariño de millones de personas. O como dice Duki, “el jefe de la Argentina ahí en pop music es Paulo Londra (...) Nosotros hacemos trap, otra vaina. Pero igual lo banco a Paulo, lo admiro, me parece un jefe y gracias a él, a Argentina la está mirando todo el mundo”.

El argentino viene del freestyle y este año lanzó su primer disco. Es una estrella de escala internacio­nal

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay